Deportaciones masivas de Trump dejan a demócratas más preparados para contraatacar
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WASHINGTON — El gobernador de California, Gavin Newsom, miró directamente a la cámara y planteó una clara elección para su Partido Demócrata.
El gobernador se posicionó no sólo como un líder de la oposición a la agenda de deportación masiva del presidente Donald Trump, sino como un defensor de facto de los inmigrantes que ahora están siendo detenidos en California y en todo el país. Muchos de ellos, dijo en el mensaje de video, no eran delincuentes, sino personas trabajadoras capturadas en un estacionamiento de una tienda de Home Depot o en una fábrica de ropa, y detenidas por agentes enmascarados asistidos por soldados de la Guardia Nacional.
Es una postura políticamente cargada para que el partido la adopte, después de observar cómo el descontento de los votantes con la inmigración ilegal alimentó el regreso de Trump a la Casa Blanca. Esto deja a los demócratas decidiendo cuán firmemente alinearse con ese mensaje frente a la crítica feroz de los republicanos que están invirtiendo miles de millones de dólares en apoyar la dura campaña de inmigración de Trump.

El líder demócrata en el Senado, Chuck Schumer, dijo el miércoles que está orgulloso de Newsom debido a que “se niega a ser intimidado por Donald Trump”.
Desde las calles de Los Ángeles hasta los pasillos del Congreso, el debate sobre la agenda de deportación masiva de Trump está obligando a Estados Unidos a enfrentarse a sus valores fundamentales como nación de inmigrantes, pero también a su práctica de larga data de permitir que los migrantes vivan y trabajen en el país en una zona gris sin otorgarles un estatus legal completo. Más de 11 millones de inmigrantes están en Estados Unidos sin la autorización correspondiente, y millones más han llegado con protecciones temporales.
Mientras que el gobierno de Trump promete detener a unos 3.000 inmigrantes al día y deportar a 1 millón al año, las apuestas políticas están cambiando en tiempo real. El presidente llegó a la Casa Blanca con su promesa de deportaciones masivas: las multitudes en sus mítines repetían su promesa de campaña de “construir el muro”. Pero los estadounidenses están observando cómo Trump despliega a soldados de la Guardia Nacional y marines activos en Los Ángeles, al tiempo que estallan manifestaciones en otras ciudades del país, incluso después de que agentes allanaran una planta de producción cárnica en Omaha, Nebraska.
Joel Payne, un estratega demócrata, dijo que el estado de ánimo del país parece estar entre la afirmación del entonces presidente Barack Obama de que Estados Unidos es una “nación de leyes y una nación de inmigrantes” y el enfoque “más agresivo” de deportación de Trump.
“Los demócratas todavía tienen trabajo por hacer para ser mensajeros consistentemente confiables en el tema”, señaló.
Al mismo tiempo, dijo, las acciones de Trump como un “agente del caos” en materia de inmigración, en un momento en que ya hay inquietud en Estados Unidos por sus guerras comerciales e incertidumbre económica, corren el riesgo de excederse si la agitación comienza a sembrar el caos en la vida de los estadounidenses.
Los republicanos han sido implacables en sus ataques a los demócratas y han retratado la situación en Los Ángeles, que se ha confinado en gran medida a una pequeña área del centro, en términos altamente cargados como “disturbios”, en un adelanto de los anuncios de campaña por venir.
La policía dijo que más de 200 personas fueron detenidas por no dispersarse el martes, y otras 17 por violar el toque de queda que inicia a las 8 de la noche en una zona de Los Ángeles. La policía arrestó a varias personas más por posesión de un arma de fuego, agredir a un agente de policía y otras violaciones. Dos personas han sido acusadas de presuntamente lanzar bombas molotov hacia la policía durante las protestas en Los Ángeles.
El presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, dijo que Newsom debería ser “criticado severamente” por su liderazgo en el estado, al que llamó “un refugio seguro para los criminales violentos ilegales”.
En una reunión privada de representantes republicanos esta semana con la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, el representante Richard Hudson, presidente del brazo de campaña del Partido Republicano, enmarcó la situación como demócratas apoyando disturbios y caos mientras los republicanos defienden la ley y el orden.
“Insurrectos violentos convirtieron áreas de Los Ángeles en paisajes infernales sin ley durante el fin de semana”, escribió el senador Tom Cotton a principios de esta semana en el Wall Street Journal, sugiriendo que podría ser hora de enviar a los militares.
“El pueblo estadounidense eligió a Donald Trump y a un Congreso republicano para asegurar nuestra frontera y deportar a los inmigrantes ilegales violentos. Eso es exactamente lo que el presidente está haciendo”.
Pero no todos los republicanos de base están de acuerdo con un enfoque tan contundente.
El republicano David Valadao, que representa en la cámara baja a las regiones agrícolas de California en el Valle Central, publicó en las redes sociales que sigue “preocupado por las operaciones continuas del ICE en todo California” e instó al gobierno “a priorizar la remoción de criminales conocidos sobre las personas trabajadoras que han vivido pacíficamente en el Valle durante años”. El representante utilizó las siglas en inglés del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas.
De cara a la temporada de elecciones de mitad de periodo de 2026, en las que el control de la Cámara de Representantes y el Senado estará en juego, es una repetición de batallas políticas pasadas, ya que el Congreso ha fallado repetidamente en aprobar cambios importantes en la ley de inmigración.
La política ha cambiado drásticamente desde la era de Obama, cuando su gobierno tomó medidas ejecutivas para proteger a los jóvenes inmigrantes conocidos como “dreamers” bajo el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés).
En esos días, los legisladores estaban considerando propuestas para reforzar la seguridad fronteriza como parte de un paquete más amplio que también crearía vías legales, incluido para obtener la ciudadanía, para los inmigrantes que han vivido en el país durante años y pagado impuestos, a menudo ocupando roles en trabajos que los estadounidenses no siempre toman.
Con el regreso de Trump al Despacho Oval, el debate se ha centrado en deportar agresivamente a los inmigrantes, incluidos millones a los que se les permitió ingresar legalmente a Estados Unidos durante el gobierno del expresidente Joe Biden mientras esperan sus audiencias y procedimientos en los tribunales de inmigración.
“Este aniversario debería ser un recordatorio”, dijo el senador Dick Durbin, en un evento en el Capitolio federal que celebraba el 13er aniversario del DACA, incluso cuando las protecciones están en riesgo bajo el gobierno de Trump. “La inmigración tiene muchas caras”.
A pesar de sus desafíos en las elecciones del año pasado, los demócratas se sienten más envalentonados para resistir las acciones de Trump que incluso hace apenas unos meses, pero la conversación política se ha desplazado en la dirección de Trump.
Mientras los demócratas están unidos contra el gran proyecto de ley de recortes de impuestos de Trump, con sus 150.000 millones de dólares para nuevas instalaciones de detención, vuelos de deportación y 10.000 nuevos agentes del ICE, hablan más abiertamente sobre reforzar la seguridad fronteriza y detener a los elementos criminales más peligrosos.
La representante Suzan DelBene, presidenta del Comité de Campaña del Congreso Demócrata, señala el ejemplo del representante demócrata Tom Suozzi, quien ganó una elección especial en Nueva York el año pasado cuando abordó de frente los posibles cambios en el sistema de inmigración. En un momento, interrumpió una conferencia de prensa de un oponente republicano con la suya propia.
“Trump dijo que iba a ir tras los peores de los peores, pero ha ignorado las leyes, el debido proceso, los tribunales, y el pueblo estadounidense rechaza eso”, dijo a The Associated Press.
“La gente quiere un presidente y un gobierno que luche por los temas que más les importan, que luche por avanzar nuestro país”, señaló. “Quieren un Congreso que sea una rama coigual del gobierno y un control sobre este presidente”.
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