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Trump amenaza con cerrar el gobierno si el Congreso no financia el muro fronterizo

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El presidente Trump dijo el sábado 28 de abril, que cerrará el gobierno en septiembre si el Congreso no aprueba suficientes fondos fronterizos en el presupuesto del 2019, una amenaza que hizo después de criticar las leyes de inmigración como “patéticas”.

En un discurso a simpatizantes en un estadio deportivo en Washington, Michigan, al norte de Detroit, Trump esbozó sus argumentos para las elecciones de mitad de período de 2018, mezclando elogios por sus logros y avivando los temores de amenazas continuas contra la nación, como una frontera “invadida” por inmigrantes, drogas y pandillas de asesinos.

“A los demócratas no les importa nuestro ejército, y no les importan nuestras fronteras, y no creo que les importe mucho el crimen”, dijo Trump. Más tarde, agregó, “un voto para un demócrata en noviembre es un voto a favor de las fronteras abiertas y el crimen, es muy simple. También es un voto por impuestos mucho más altos. También es un voto para ‘tener cuidado con la 2da Enmienda’, tengan cuidado”.

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El presidente promovió una apropiación de $ 1,600 millones en el reciente plan de gastos del gobierno que permite la construcción de su prometido muro en la frontera México- Estados Unidos, aunque gran parte de la actividad de construcción hasta la fecha, se inició antes de su presidencia.

Pero al mismo tiempo, insistió en que el dinero entregado hasta el momento no es suficiente. “Tenemos que proteger nuestra frontera y tenemos que hacerlo rápido... y necesitamos el muro”, dijo, y luego se refirió al proyecto de ley de gastos de otoño: “Regresamos el 28 de septiembre, y si no tenemos seguridad fronteriza, no tenemos otra opción, cerraremos el país”.

El presidente no especificó la cantidad de fondos que consideró necesarios, aunque las estimaciones anteriores de la administración han citado un nivel superior a los $ 20 mil millones. No criticó a México ni repitió su promesa de campaña de que México pagaría por el muro.

El discurso de Trump, hecho bajo los auspicios de su campaña, marcó el regreso a uno de los puntos culminantes de su sorpresiva victoria de 2016: su victoria en Michigan, un estado que durante varios ciclos electorales presidenciales había votado en favor de los demócratas.

Su discurso en Washington comenzó al mismo tiempo en que los residentes de otro Washington, en el Distrito de Columbia, se reunían en un lujoso hotel para la cena de la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca.

Trump fue invitado a la cena, pero por segundo año la rechazó para celebrar un mitin de campaña. En el primer minuto de su discurso, hizo el contraste entre los ciudadanos de Washington D.C. y en esmoquin y su visita con los votantes en un área que ha sido sacudida por problemas económicos.

“Es posible que hayan escuchado que me invitaron a otro evento esta noche, a la cena de los corresponsales de la Casa Blanca”, dijo, arrancando abucheos bulliciosos de su audiencia. “Pero prefiero estar en Washington, Michigan, que en Washington, DC.”.

Se burló del contraste una vez más en su discurso. “Por cierto, ¿es esto mejor que esa falsa cena con Corresponsales de la Casa Blanca?”, preguntó generando un rugido.

En comparación con un discurso típico de Trump, el nivel de ataques a los medios de comunicación fue mínimo.

El presidente pasó su tiempo recordando a los votantes los avances de su administración. En repetidas ocasiones llamó la atención sobre la aprobación en diciembre de un plan de reducción de impuestos, la flexibilización de las regulaciones y el nombramiento de numerosos jueces conservadores, incluido el juez de la Corte Suprema Neil M. Gorsuch.

También reclamó crédito por una economía renovada, un ejército en crecimiento, y volvió atacar el plan de salud del presidente Obama y aseguró que ha fortalecido la política exterior de Estados Unidos. “ No quiero ser fanfarrón pero de hecho, nadie en el primer año en el cargo ha hecho lo que yo hecho. No soy yo. Somos nosotros”, dijo.

Pero el presidente también habló de algunas complicaciones generadas por su agenda. Como lo hizo antes, sugirió que los agricultores que están amenazados por el final del Tratado de Libre Comercio de América del Norte eran “patriotas” que sufren por su país, una admisión de que el acuerdo comercial que él ha criticado por mucho tiempo fue beneficioso para algunos de sus seguidores.

“Puede haber un poco de dolor por un tiempo”, dijo.

Pero, agregó, la reducción del déficit comercial de la nación finalmente resultará favorable. “A corto plazo, quizás tengamos que afrontar algunos problemas; pero a largo plazo, estaremos bien”.

Trump le dijo a la multitud, en un pasaje que recibió menos aplausos que la mayoría de su discurso, que dejaría entrar a los inmigrantes bajo ciertas visas para complementar a los trabajadores estadounidenses.

“Vamos a dejarlos entrar porque los necesitamos”, dijo.

“Necesitamos gente que pueda venir a nuestro país a hacer algunos trabajos, ayudar en las granjas y luego irse”, dijo. “Trabajadores invitados: ¿Están de acuerdo en que debemos tenerlos?”

La cena de corresponsales a la que no asistió Trump tiene una historia problemática para el presidente: en 2011, cuando Trump asistió como invitado, el entonces presidente Obama se burló de él sin piedad por sus afirmaciones falsas de que Obama no era ciudadano de EE.UU.

Trump pudo haber reído al último. Algunos asesores dijeron que la humillación fue parte de lo que impulsó a Trump a la campaña de 2016 que ganó con sorpresivas victorias en estados como en el que habló este sábado.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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