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En sus años como joven policía, el presunto Golden State Killer lucía distante, ambicioso y siempre serio

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A mediados de la década de 1970, el departamento de policía del pueblo agrícola de Exeter, en el Valle Central, era pequeño, con menos de 10 oficiales para patrullar una población por entonces cercana a las 5,000 personas.

Uno de esos oficiales era Joseph DeAngelo, quien había llegado en 1973. El hombre trabajó allí durante tres años, y se hizo conocido por su profesionalismo y ambición en el campo, así como por su naturaleza fría y distante con sus colegas.

“Estaba sobrecalificado para el pequeño departamento de Exeter. Simplemente sabía de todo lo que quisieras hablar”, recordó Farrel Ward, quien se desempeñó en el departamento durante tres décadas. “Creo que tenía una licenciatura, todo tipo de educación. No encajaba con los otros muchachos; a nosotros nos gustaba bromear y dejar de lado el estrés de lo que hacíamos. Él siempre hablaba en serio”.

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Ward se había olvidado de DeAngelo hasta finales de abril, cuando se lo mencionó como sospechoso por una avalancha de asesinatos en serie en California. Las autoridades alegan que DeAngelo fue el Golden State Killer (Asesino del Estado Dorado), quien se cree fue el responsable, en los años 1970 y 1980, de haber matado al menos a 12 personas y violado al menos a 46, en un ciclo de terror que se extendió desde Sacramento hasta el condado de Orange.

Durante la búsqueda del asesino, que se prolongó por cuatro décadas, siempre hubo mucha especulación de que podía tratarse de un oficial de policía. Los investigadores se maravillaban de cómo el delincuente eludía su captura, escondiéndose en patios traseros y detrás de los arbustos cuando llegaban las autoridades. Según ellos, el asesino parecía entender la forma en que la policía lo buscaba, y algunas víctimas afirmaron que tenía la conducta de un oficial o un militar.

Pero Ward y otros que trabajaron con DeAngelo durante sus días como policía, quedaron atónitos de que el hombre esté acusado de ser el asesino en serie.

Después de su tiempo en Exeter, DeAngelo se mudó al norte, al Departamento de Policía de Auburn, cerca de Sacramento. Trabajó allí tres años antes de ser despedido por hurtar repelentes para perros y un martillo, en una ferretería. Su paso por ambas comunidades coincidió con los ataques que las autoridades ahora atribuyen a DeAngelo. Pero sus colegas en Auburn aseguran que no pueden cuadrar al hombre que conocieron con el Golden State Killer.

Larry Pool, un detective retirado del Sheriff del condado de Orange que dirigió la investigación de ese condado sobre cuatro asesinatos atribuidos al delincuente, afirmó que el nombre de DeAngelo no se encontraba en un banco de datos de 8,000 posibles sospechosos que los investigadores acumularon a lo largo de los años. No obstante, no le sorprendió que el sospechoso tuviera entrenamiento policial y militar.

“No creo que este tipo realmente haya sido policía”, expuso Pool, ahora investigador principal en la oficina del fiscal de distrito del condado de Riverside. “Él usó eso para posibilitar lo que hacía”.

Compatibilizar una carrera como policía con sus ataques exigió un cierto nivel de sutileza. “No sé cómo podía dormir”, expresó Pool. “Siempre estaba inspeccionando casas. Cortaba las líneas telefónicas, apagaba los aires acondicionados para poder escuchar cada sonido”.

Al igual que muchos policías de su generación, DeAngelo ingresó a la fuerza después del servicio militar. Finalizó operaciones de combate en la costa de Vietnam del Norte para la Marina y luego asistió a Sierra College y Cal State Sacramento, donde obtuvo una licenciatura en justicia penal. Allí conoció a su esposa, y en 1973 se casaron.

Ese mismo año se trasladó a Exeter, ubicado al este de Visalia, cerca de las laderas de Sierra Nevada, que conducen al Bosque Nacional de Secuoyas.

Joseph James DeAngelo fue procesado el 27 de abril de 2018 en el Tribunal Superior del Condado de Sacramento (Rich Pedroncelli / Associated Press).

Los oficiales allí se consideraban como una familia, pero DeAngelo, que tenía 27 o 28 años cuando se unió al departamento, se mantenía aparte, comentó Ward.

A veces, durante los momentos lentos de un turno de trabajo, los agentes de Exeter se comunicaban por radio para reunirse en algún sitio donde pudieran conversar tranquilamente, hasta que surgiera una actividad.

Ward solía hacer eso con DeAngelo, pero las charlas eran en su mayoría unilaterales y tensas. “Me gustaba, pero no era el tipo de hombre al que hubiera invitado a una barbacoa. Era simplemente... distante. Demasiado serio. Parecía que siempre estaba pensando”, dijo Ward.

DeAngelo tenía buena relación con la gente y los trataba bien, prosiguió Ward. Pero nunca revelaba detalles personales. Su excompañero ni siquiera sabía dónde había estado DeAngelo antes de llegar a Exeter. Sí decía que debía invertir su tiempo en el pequeño departamento para poder avanzar más en las fuerzas del orden. Quería pasar a “cosas más grandes y mejores”, recordó Ward, quien en tono de broma, le sugirió entonces a DeAngelo que considerara el FBI.

Incluso después del arresto de DeAngelo, continuó Ward, nada sobre sus interacciones le pareció extraño o siniestro.

“No podía creerlo; estaba devastado. Al principio pensé que se trataba de alguien con el mismo nombre. No podía ser el mismo tipo”, aseveró. “Trabajé codo a codo con él. Yo podría haber sido una de sus víctimas, fácilmente. Es un poco aterrador”.

Las autoridades creen que DeAngelo fue responsable de varias secuencias de ataques en diferentes partes del estado, que fueron bautizadas con distintos nombres: el Golden State Killer, el East Area Rapist (Violador del Área Este) y el Original Night Stalker, así como el Visalia Ransacker (Saqueador de Visalia), que atacó durante el tiempo que DeAngelo permaneció en Exeter.

En 1975, un hombre enmascarado despertó a la hija adolescente de Claude Snelling, un profesor de periodismo local, e intentó secuestrarla. Snelling interrumpió el ataque y recibió un disparo mortal del agresor, que escapó sin la chica.

Una semana después, la policía había reforzado su presencia en el vecindario, esperando que el asesino de Snelling intentara atacar nuevamente. Así lo hizo, y las autoridades lo acorralaron en el patio trasero de un residente, relató Ward. Un oficial apuntó con su linterna al hombre, quien disparó, saltó una valla y escapó.

Ward y los oficiales de los departamentos cercanos, con perros entrenados, colmaron la zona. “Él simplemente se desvaneció en el aire. Era bueno”, aseveró Ward.

DeAngelo fue despedido del departamento de Auburn en 1979, después de ser atrapado hurtando repelente de perros y un martillo, en una tienda. “Él violó la confianza de la gente; estaba claro según nuestra investigación que había cometido un robo. Y no hay espacio en la aplicación de la ley para alguien que roba”, aseguró Nick Willick, exjefe del Departamento de Policía de Auburn, en un entrevista con Fox 40 en Sacramento.

Pero, al igual que otros, Willick expuso que no había ningún antecedente en DeAngelo que sugiriera que se trataba de un asesino serial. Extrañamente, hasta el robo tenía cierto sentido. “Los policías llevaban consigo repelente para perros porque, al igual que los carteros, se acercan a las puertas y los canes los persiguen. Por lo tanto, no fue algo que levantara sospechas graves”, dijo.

Es difícil no mirar hacia atrás, a esos años que DeAngelo pasó en Exeter y encontrar pistas y curiosidades.

Una edición del Exeter Sun lo citó hablando sobre la importancia de la ley y el orden. Sin ello, se lee en el periódico, “no puede haber gobierno, y sin un gobierno democrático aquí no puede haber libertad... La aplicación de la ley es su carrera, afirma él, y su trabajo es servir a la comunidad”.

Un artículo del Visalia Times-Delta reportó cómo DeAngelo y otros oficiales fueron parte de un nuevo grupo de tareas antirrobos creado en 1976. La policía reportó una disminución del 15% de esos delitos seis meses después del inicio del programa.

Para Pool, quien rastreó al Golden State Killer durante años, las conclusiones son obvias. “Siempre fue un lobo vestido de oveja”, aseguró.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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