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Los laberintos de Halloween del Dark Harbor refuerzan el perfil bajo sin perder del todo sus encantos

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La temporada de Halloween se inicia oficialmente en el Sur de California con la apertura de las Halloween Horror Nights de Universal Studios en Hollywood, seguida por la inauguración de Knott Scary Farm en Buena Park. Estos son sin duda los eventos más concurridos y comerciales del momento en lo que respecta al Día de las Brujas.

Pero hay otras opciones más independientes y menos corporativas que tienen que recurrir al ingenio para suplir la falta de presupuestos inmensos y que han logrado frecuentemente impresionar por ese lado, como es el caso del Dark Harbor de Long Beach, que acaba de abrir sus puertas por décima ocasión dentro y fuera del emblemático crucero Queen Mary, anclado eternamente en la ciudad de Long Beach.

Sin embargo, en lugar de tirar la casa por la ventana para celebrar su primera década de vida, los organizadores de esta actividad han decidido reducir todavía más el nivel de producción de lo que ofrecen, lo que termina desconcierto en vista de que hubo ediciones realmente notables en las que se explotaron adecuadamente las posibilidades ofrecidas por la pintoresca locación.

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En realidad, la fiesta macabra no ha perdido del todo sus encantos, y es probable que quienes asistan a ella sin demasiadas expectativas y con un animado grupo de amigos logren pasarla bien, sobre todo porque las entradas generales cuestan solo $20; pero quienes hayan estado ya varias veces por allí no saldrán probablemente entusiasmados, porque hasta los laberintos que repiten temáticas del pasado (y que son los que predominan) parecen tener ahora versiones simplificadas.

Esto nos resultó evidente desde que entramos a “Lullaby”, que se desarrolla al interior del barco y que ha sido siempre el recorrido más distintivo del Dark Harbor pero que, en esta ocasión, peca de excesiva modestia, ya que si bien no faltan las mujeres disfrazadas de la emblemática Mary (espectro errante de una niña fallecida en la nave), no muestra los aportes de escenografía y de ambientación de otras ocasiones, para refugiarse a cambio en el uso de telas rotas y pasillos mal iluminados.

Tampoco brilla mucho la actualización de “B340”,el laberinto inspirado en el asesino a bordo Samuel, que cuenta con una generosa participación de actores pero no posee mucha sustancia. De todos modos, la decepción mayor le corresponde al único laberinto nuevo, “Rogue”, que se inspira en una anécdota referida a una ola gigantesca que casi destruye el Queen Mary durante la Segunda Guerra Mundial. La idea por aquí era usar una serie de proyecciones que nos ubicaran como por arte de magia en medio de un mar furioso, pero la ilusión de realidad se quiebra de inmediato porque esas mismas imágenes no logran cubrir el ángulo completo de visión.

Pese a lo dicho, hay atracciones que son todavía llamativas y emocionantes, como es el caso del laberinto “Feast”, que sí mantiene su aspecto terrorífico al mostrarnos a un grupo de chefs caníbales y al valerse de llamativos elementos de utilería con el fin de dar cuenta de sus peculiares habilidades culinarias. La atracción nos permite también visitar la siempre impresionante sala de motores del barco.

También nos gustó lo que se ha hecho con “Circus”, otra atracción esencial de este evento, que empieza esta vez con una inspirada zona de entrada que simula ser la arena de un espectáculo siniestro y que evoca a lo largo de su recorrido diferentes imágenes relacionadas al incuestionable aspecto espeluznante de los payasos mientras nos obliga a meternos a piscinas de pelotas y a atravesar un salón de espejos.

Otro punto alto es el que ofrece“Intrepid”, laberinto dedicado al personaje original del Iron Master, sobre todo porque se notan los esfuerzos de ambientación, plasmados en numerosos escenarios creativos que aluden a situaciones sobrenaturales de la vieja escuela, con logradas escenas en cementerios, una efectiva simulación de nieve y un buen trabajo de iluminación.

Finalmente, hay que agregar que, aparte de los bares que se encontraban disponibles anteriormente en la celebración del Dark Harbor, se han implementado varios puestos “secretos” de licor al interior de los laberintos que pueden parecer como un intento desesperado para recabar más dinero, pero que serán sin duda celebrados por los visitantes que busquen incrementar las emociones propias de estas actividades con un buen trago en la mano.

El Dark Harbor estará abierto en fechas especiales hasta el 2 de noviembre, y las entradas se pueden adquirir en queenmary.com.

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