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Reseña: ‘76 Días’ realiza una mirada emocional a los hospitales de Wuhan durante el cierre por COVID-19

Trabajadores del hospital agotados, vestidos con Equipo de Protección Personal en el documental “76 Días”.
(MTV Documentary Films)
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Los primeros minutos del documental sobre COVID-19, “76 Días”, son claustrofóbicos y desorientadores —una sensación no muy diferente a tu primer viaje al supermercado con un cubrebocas. Pero se pone mejor.

En el caos controlado de los pasillos de un hospital, todo el mundo está cubierto de pies a cabeza, con el equipo de protección. Vemos a una mujer gritando para despedirse de su padre y tener que ser sujetada. Una multitud golpea una puerta suplicando que los dejen entrar, mientras el personal del hospital les asegura que todos serán admitidos, si solo tienen paciencia.

La fecha es el 23 de enero de 2020, y es el primer día del bloqueo de Wuhan, China, que se extenderá a lo largo del título de la película. Esta ciudad tiene una población de 11 millones, piense en Nueva York sumando a Chicago —y como epicentro del virus que se extendió por todo el mundo, los funcionarios actuaron rápida y decisivamente para tratar de contenerlo.

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Sin embargo, el documental se centra en gran medida en los pacientes y los trabajadores médicos de primera línea de los cuatro hospitales donde se rodó. Si “Totalmente bajo control” de Alex Gibney (ahora en Hulu), es un macroinforme de lo que salió mal con la respuesta estadounidense al brote, “76 Días” es una visión microbiana y apolítica de lo que le sucede a la gente en su punto de impacto.

Aproximadamente 30 minutos después, el aturdimiento inicial comienza a disiparse y surgen historias individuales —aunque no siempre está claro quién es quién debido al equipo de protección, o incluso si en realidad estamos en diferentes hospitales. Pero la conexión entre el personal de salud y sus pacientes es poderosa, incluso cuando los dialectos regionales dificultan la comunicación. Hay un tono universal de amor severo que al principio parece brusco, pero se vuelve más entrañable cuanto más lo escuchamos.

Los pacientes mayores son tratados respetuosamente como “abuela”, “abuelo”, “tía” y “tío”, se les comenta que se mantengan fuertes y se les anima a mantenerse en contacto con sus familias a través de sus omnipresentes teléfonos móviles. Un trabajador del hospital le dice a una abuela que no puede estar con su familia, pero “ahora somos tu familia”.

Surgen personalidades memorables a pesar de que no siempre sabemos sus nombres, a los pacientes se les suele llamar número 40 o 98. Un abuelo malhumorado que pasa las noches vagando por los pasillos quejándose, y los días en la cama llorando, se revela como el sufrimiento producido por la demencia, un descubrimiento que permite al personal cuidarlo mejor. Una bebé apodada “Pequeña Pingüina”, cuya madre dio positivo por el virus, encanta a las enfermeras con su apetito y hábitos de sueño, mientras sus padres esperan reunirse con ella. Una enfermera jefa llamada Yang Li está decidida a devolver los teléfonos y los certificados de defunción a las familias de los pacientes que no sobrevivieron.

Para una película que se estrena en un entorno bastante sombrío, “76 Días” es en última instancia (y sorprendentemente) alentadora a medida que avanza, desde febrero y marzo, hasta la reapertura de Wuhan en abril, gracias al enfoque de vérité emocional adoptado por los directores Hao Wu, Weixi Chen y un tercero calificado como “Anónimo” (los dos últimos son reporteros que filmaron mientras Wu editaba en Estados Unidos). Teniendo en cuenta la falta de libertad artística de China, es un milagro que exista la cinta.

Al igual que “Totalmente bajo control” de Gibney, este no es el documental definitivo sobre COVID-19, simplemente uno de los primeros. Es probable que veamos películas sobre este tema en los próximos años, pero por su pura crudeza en el momento, “76 días” es algo que se quedará grabado en tu conciencia durante cierto tiempo.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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