CRÍTICAS. Almodóvar en inglés, Édgar Ramírez bilingüe y más estrenos en salas, autocinemas y ‘streaming’

La reapertura de las salas de cine en el condado de Los Ángeles se encuentra más cerca que nunca, y podría producirse incluso a inicios de la próxima semana, aunque con serias restricciones de aforo (se habla del 25 por ciento de la capacidad habitual) y varias medidas de distanciamiento.

Habrá que ver el modo en que los espectadores reaccionan ante el hecho y el modo en que esto afectará la conducta de los estudios en lo que se refiere al estreno de películas que, hasta el momento, y a lo largo ya de muchos de meses, habían privilegiado la exhibición en casa debido a razones naturales.

Sea como sea, los estrenos de este fin de semana se lanzan todavía del modo en que lo han venido haciendo a lo largo de la mayor parte de la pandemia, y aunque prescinden en este caso de los títulos con ambiciones de nominaciones al Oscar de semanas anteriores, incluyen al menos una propuesta de gran interés cinéfilo debido a la reputación de su autor, como lo puedes leer a continuación.

THE HUMAN VOICE

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Director: Pedro Almodóvar

Reparto: Tilda Swinton

Género: Drama

Tras cuatro décadas de carrera y la realización de más de 20 largometrajes en nuestro idioma, Pedro Almodóvar debuta en el inglés con “The Human Voice”, un filme de 30 minutos que se estrena en Nueva York, Miami y L.A. (en este caso, en el Vineland Drive-In) y cuya proyección estará acompañada por una versión restaurada del ya clásico “Mujeres al borde de un ataque de nervios”.

La combinación no podría tener más sentido, porque la cinta de 1988 se basaba en el monólogo teatral “La voz humana”, del artista francés Jean Cocteau, que es una influencia todavía más decisiva en este corto, donde la comedia de ‘Mujeres” se cambia por una orientación mucho más dramática que, sin embargo, no prescinde de la colorida y meticulosa puesta en escena propia de este autor.

En ese sentido, “The Human Voice”, que se rodó en plena pandemia y que no es completamente en inglés (la escena de introducción ocurre en una tienda de Madrid), presenta a una mujer (interpretada por la gran Tilda Swinton) que se enfrasca en una dolorosa conversación telefónica con el amante que quiere dejarla, mientras deambula por un apartamento -rebosante de esa estética tan propia del cineasta manchego- que termina siendo incluso más interesante de lo que se pensaba.

Se trata de un trabajo impecablemente filmado, escrito y actuado que cualquier fan de Almodóvar disfrutará sin problemas, pero que, a estas alturas de su carrera, no se siente precisamente novedoso, más allá del idioma que privilegia y de la coyuntura en la que se llevó a cabo.

YES DAY

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Director: Miguel Arteta

Reparto: Jennifer Garner, Édgar Ramírez, Jenna Ortega

Género: Comedia familiar

En los últimos meses, Édgar Ramírez ha sido una de las presencias latinas más constantes en las producciones estadounidenses que hemos visto en ‘streaming’, cumpliendo papeles tan distintos como el espía cubano de “La Red Avispa” y el investigador policial de la aclamada serie “The Undoing”, pasando por el criminal del futuro de “The Last Days of American Crime”.

Pese a sus diferencias, todos estos proyectos han estado orientado a adultos y se han orientado siempre hacia el drama, a diferencia de lo que sucede con la nueva cinta del actor venezolano en la plataforma de Netflix, “Yes Day”, una comedia de tinte familiar que, en medio de su ligereza y hasta de su intrascendencia, acierta en el plano de la representación.

Y es que, aquí, Ramírez se convierte en el padre de un familia de Los Ángeles en la que se incluye a una esposa anglosajona interpretada por Jennifer Garner (“Alias”, “13 Going on 30”) y a una adolescente encomendada a Jenna Ortega (“Stuck in the Middle”), lo que permite la introducción de algunos momentos propositivos y bilingües en medio de una trama -vinculada a la implementación de una jornada en la que los mayores de la casa no pueden oponerse a ningún deseo de sus descendientes- que, por otro lado, resulta demasiado inverosímil, convencional y complaciente como para dejar huella.

COME TRUE

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Director: Anthony Scott Burns

Reparto: Julia Sarah Stone, Landon Liboiron, Skylar Radzion

Género: Ciencia ficción / Terror

Más allá del modo en que se la emplea dentro de las superproducciones hollywoodenses, la ciencia ficción nos ha dado algunos de sus mejores momentos cinematográficos a través de títulos independientes y de recursos mucho más modestos, como es el caso de “Come True” (disponible en salas selectas, formato digital y VOD por cable), una cinta que, sin alcanzar el nivel de las mejores propuestas de ese mismo rubro, posee sin duda méritos suficientes como para entusiasmar a los seguidores de esta modalidad, sobre todo cuando colinda con los terrenos del terror.

En realidad, el motivo principal para ver este filme es la presencia estelar de Julia Sarah Stone, una joven actriz canadiense cuya delicada presencia física se combina con unas impresionantes habilidades expresivas para darle autenticidad a la interpretación de Sarah, una adolescente que, luego de internarse en una clínica del sueño, empieza a experimentar situaciones cada vez más extrañas.

Pero no se pueden ignorar tampoco las virtudes de la puesta en escena de Anthony Scott Burns (creador de la lograda “Our House”), dueña de un estilo peculiar y alucinógeno que se une a una inspirada banda sonora de carácter electrónico para conectarse estrechamente con la temática de un relato de muchas ambiciones que puede ser tan fascinante como frustrante.

LONG LIVE ROCK... CELEBRATE THE CHAOS

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Director: Jonathan McHugh

Género: Documental / Música

Cuando se cumple un año de la falta completa de conciertos -sobre todo los masivos- en la mayor parte de los Estados Unidos, ver en casa algo como “Long Live Rock… Celebrate the Chaos” adquiere un sentido muy distinto al planeado. Y es que este documental centrado en la escena nacional del hard rock (no necesariamente del metal) contiene una enorme cantidad de imágenes de presentaciones musicales absolutamente multitudinarias en las que la audiencia se comporta de un modo que era completamente natural en el 2019, pero que ahora mismo resulta hasta impensable, debido sobre todo a cuestiones de aglomeración y de contacto físico.

Claro que esa no era la intención del trabajo dirigido por el supervisor musical Jonathan McHugh, que se puede ver desde hoy mediante la modalidad Watch Now @ Home y que intenta darle legitimidad a una escena musical que, pese a colindar con lo corporativo (porque quienes aparecen aquí son en realidad artistas bastante comerciales), sigue siendo vista con prejuicios y hasta rechazo, cuando le sirve supuestamente a sus seguidores para desfogar la agresividad que sienten de manera relativamente pacífica (mediante el ‘moshing’ y el ‘crowd surfing’) y ha sido responsable de crear un sentido de comunidad que estos mismos fans no logran encontrar en otros ambientes de la sociedad.

“Long Live Rock” no convence del todo cuando intenta convencernos del carácter rebelde de sus participantes (algo que al menos debatible cuando se recurre a la participación de bandas como Papa Roach y Korn), pero intenta al menos romper la impresión inicial de que lo que está retratando es una movida exclusiva de blancos anglosajones al darle voz a músicos afroamericanos como Ice-T (de Body Count) y Tom Morello (de Rage Against the Machine/Prophets of Rage); y al llevarnos hasta los ambientes más personales de los fans en los que se enfoca, genera un interés sociológico que no puede ponerse en duda, aunque sea explorado de manera muy superficial.

THE INHERITANCE

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Director: Ephraim Asili

Reparto: Eric Lockley, Chris Jarrell, Nozipho Mclean

Género: Drama

Si tus intereses van por el lado del cine experimental que no deje por ello de tener conexiones con el momento social que atravesamos, no debes perderte “The Inheritance” (disponible ya en Virtual Cinemas), un largometraje que combina el género documental con la dramatización libre para conmemorar de modo ciertamente original las experiencias de un colectivo izquierdista de Filadelfia en los años ‘80 y relacionarlas con la lucha actual de la comunidad afroamericana.

En medio de imágenes reales de archivo, el director Ephraim Asili inserta escenas actuadas que nos presentan a Julian (Eric Lockley), un joven que ha heredado la casa de su abuela y que, al lado de su novia, decide convertirla en un centro de discusión intelectual y artística; y más allá de eso, el mismo escenario ‘ficticio’ le da espacio a miembros actuales del colectivo, borrando de ese modo las fronteras narrativas para ofrecer una perspectiva novedosa de lo que cuenta.

De manera intencional, y en contraste abierto con el tono urgente de los hechos que trata, el filme evita constantemente la exposición didáctica de sus intenciones, lo que puede volverlo más interesante o simplemente confuso ante los ojos de distintos espectadores. Pero su inmensa vitalidad y sus numerosas referencias artísticas (como la de Jean-Luc Godard en la puesta en escena y las citas a incontables trabajos literarios) hacen que resulte más fascinante de lo que podría parecer, a lo que suma la denuncia de un bombardeo policial contra los activistas del pasado que sigue resultando inconcebible.