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Reseña: LACMA reabre con seis exhibiciones que dan una pista de cómo será el futuro museo

Yoshitomo Nara, "Missing in Action," 1999, acrylic on canvas: image of a girl with a glare in her eyes.
Yoshitomo Nara, “Missing in Action”, 1999, acrílico sobre tela.
(Christopher Knight / Los Angeles Times)
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A medida que los visitantes se aventuran de regreso al Museo de Arte del Condado de Los Ángeles (LACMA, por sus siglas en inglés), que cerró durante un año debido al COVID-19 y que reabrirá el jueves, encontrarán muchos cambios.

Algunos, pero no todos, son el resultado de la pandemia.

Realicé una visita previa disponible para los miembros del museo. Esa tarde, la Dra. Rochelle Walensky, directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), señaló a los periodistas que tenía una sensación de “muerte inminente”, dados los aumentos repentinos de infección.

Para proteger la salud de los usuarios, en LACMA existen precauciones familiares. Las reservaciones de boletos realizadas en línea o por teléfono son necesarias para mantener la asistencia a niveles reducidos. Los cubrebocas son obligatorios, se requieren exámenes de salud (incluido un control de temperatura), así como datos de rastreo de contactos, y las indicaciones para que las personas sepan hacia dónde caminar están instaladas en las galerías. Los paneles de texto de la exposición han sido reemplazados por códigos QR.

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No encontré nada oneroso. Obtener la reservación fue más fácil que conseguir una cita de vacunación contra COVID-19, aunque el requisito de hacerlo en línea o por teléfono sería un obstáculo para cualquiera que no tenga acceso a ninguno de ellos.

Un guardia saludó alegremente: “Bienvenido de nuevo”. Otro gritó: “¿Dónde está tu reservación?”, algo extraño y exagerado, después de todo lo que hice para ser admitido. La mayoría de los visitantes seguían las reglas.

Sin embargo, más allá de las alteraciones esenciales de la pandemia, los otros cambios del museo fueron opcionales. Si no ha estado en Miracle Mile de Wilshire Boulevard en el último año, prepárese para la desaparición total de los cuatro edificios de LACMA que datan de 1965 y 1986. Fueron demolidos justo cuando comenzó la cuarentena y fueron llevados a un vertedero en Eagle Rock para dar paso al nuevo edificio, las Galerías David Geffen, en construcción, para albergar la colección permanente.

Se han instalado seis nuevas exposiciones, cuatro en el Pabellón Resnick y dos en el edificio del Museo de Arte Contemporáneo Broad. Juntos dan dos indicaciones claras de cómo se verá el nuevo LACMA, una vez que se abran las Galerías Geffen.

Una es una exposición en torno al arte de la colección de LACMA. En lugar de exhibiciones permanentes organizadas por la cronología y la geografía del arte, las Galerías Geffen mostrarán la colección como exhibiciones temáticas cambiantes en siete salas.

La otra exhibición es un énfasis excesivo en el arte contemporáneo. Cinco de las seis exposiciones presentan obras realizadas desde aproximadamente 1960.

Eso plantea la pregunta: Si existen el Museo de Arte Contemporáneo de la ciudad, el Museo Hammer de UCLA, el Broad, el Instituto de Arte Contemporáneo, el Museo Afroamericano de California, espacios universitarios como los museos Vincent Price y Benton, el Museo de Arte e Historia de Lancaster, el Museo Torrance, y una miríada de espacios sin fines de lucro como LACE, Armory y LAXART, además de una escena de galerías grande y más, ¿realmente necesitamos que LACMA esté muy centrado hacia el arte contemporáneo?

Entiendo que ahí es donde está el dinero. Pero, según el sitio web de LACMA, desde 2017 más del 80% de las exposiciones han mostrado arte de los siglos XX y XXI. LACMA es el único museo enciclopédico que tiene la ciudad. El cierre prolongado de la pandemia ha terminado, pero la crisis de salud no es la única razón por la que he dejado de visitar el lugar.

La muestra temática es “NOT I”: Throwing Voices (1500 a. C. – 2020 d. C.)”, con alrededor de 200 obras, mayores y menores, seleccionadas de culturas globales pasadas y presentes (en exhibición hasta el 25 de julio). El tema es la ventriloquia, el arte de hablar sin mover los labios para que parezca que la voz proviene de otra parte.

Como entretenimiento, la exposición es menos el Lamb Chop de Shari Lewis que el parloteo incorpóreo de Samuel Beckett en su obra teatral de 1973, “Not I”, que proporciona el título. Beckett siguió un camino elíptico en un monólogo rápido de 15 minutos para reflexionar sobre lo que constituye la concepción del yo de una persona.

La exposición termina con un videoclip de la BBC, de una actuación de la obra de Beckett, protagonizada por la boca de Billie Whitelaw. Inicia con un video de Ann Hamilton, de 1992-93, de una boca llena de canicas. En el medio del recorrido, 10 secciones consideran subtemas como las imágenes de los artistas de títeres, los animales como sustitutos humanos y el sonido como un tema visual.

De mentalidad filosófica pero difícilmente frenética, “NOT I” de LACMA es una meta-exposición sobre la realización de exhibiciones de arte. Repite la obviedad de que los museos de arte no son neutrales. El curador José-Luis Blondet es el ventrílocuo invisible, que habla a través de la selección y yuxtaposición de objetos mudos.

Lo que él tiene que decir es a menudo elocuente y siempre informado, aunque la exposición se siente incompleta.

Por ejemplo, pipas. Una vitrina presenta una colección de 10 de los instrumentos para fumar extraídos de una variedad de culturas del mundo, pasadas y presentes. Incluyen la antigua Colima en el oeste de México, la India e Irán del siglo XVII, la República Checa del siglo XIX y el Congo y Estados Unidos del siglo XX.

Colima pipe, West Mexico. Its clay is inscribed with geometric designs.
Pipa de Colima, oeste de México, arcilla.
(Los Angeles County Museum of Art)
George Augustus Baker Jr., "Portrait of Children," 1853, oil on canvas. The youngsters play with soap pipes.
George Augustus Baker Jr., “Retrato de niños”, 1853, óleo sobre lienzo.
(Los Angeles County Museum of Art)

Cerca cuelga un imperturbable retrato académico de 1853 de cuatro niños blancos de clase alta, elegantemente ataviados con terciopelos y encajes, del popular pintor victoriano neoyorquino George Augustus Baker Jr. Los niños también sostienen pipas, pero para hacer burbujas de jabón, un símbolo común de inocencia, ya que significan la fragilidad de la vida.

Escondido a la vuelta de la esquina e incrustado en una escultura en la pared de la galería hay un mural fotográfico en blanco y negro, delgado, de 8 pies de altura, de Gordon Matta-Clark. Producido en 1971, descubre tuberías de plomería y eléctricas como las que se esconden detrás del panel de yeso dentro de cualquier edificio moderno. Estas tuberías de Matta-Clark, en este contexto un juego de palabras del arte pop, exponen una estructura oculta.

A una habitación de distancia, en una sección diferente sobre el aire invisible, la brillante “Burbujas de jabón” de Jean-Baptiste-Siméon Chardin es un cuadro exquisitamente pintado de un joven aristócrata, de alrededor de 1739, apoyado en el alféizar de una ventana de piedra y soplando suavemente en una caña jabonosa. Una burbuja llena de aire se expande y amenaza con estallar. La repisa de piedra, tomada de una tradición europea del Renacimiento en el retrato póstumo, implica una meditación sobre la mortalidad.

Todos grises, marrones y blancos polvorientos, la pintura al óleo terrosa y sensual de Chardin atrae su atención hacia el juego de delicadas texturas de la superficie y una suave luminosidad a través del lienzo. La pintura se establece como una analogía material de la fragilidad de la burbuja de jabón ilustrada.

El espléndido Chardin es el tipo de pintura de primer nivel que estableció firmemente la burbuja de jabón simbólica en la que más tarde se basó la impasible pintura estadounidense de Baker, aunque con mucha menos habilidad inventiva.

Jean-Baptiste-Siméon Chardin, "Soap Bubbles," after 1739, oil on canvas: a youth uses a reed to blow a bubble.
Jean-Baptiste-Siméon Chardin, “Burbujas de jabón”, después de 1739, óleo sobre lienzo.
(Los Angeles County Museum of Art)

Pero el tema de los jóvenes ricos de los siglos XVIII y XIX que llevan pipas evoca la industrialización del tabaco como fuente principal de las grandes fortunas europeas y estadounidenses de la época. Los niños jugaban con juguetes mientras que sus mayores tenían pipas de verdad y cajas de rapé elegantes.

La pipa de barro decorada de Colima de la exposición es probablemente una reliquia ritual, del cultivo de tabaco que se cree que comenzó en el México antiguo. La colonización del “viejo mundo” de un “mundo nuevo”, desde la perspectiva de los colonizadores, está implícita, si no declarada. En esta instalación de colección permanente, obras de arte muy diferentes, de épocas y lugares variados, dialogan entre sí.

Una voz ausente es sorprendente.

“La traición de las imágenes”, la famosa pintura surrealista de René Magritte de 1928-29 más conocida por su yuxtaposición de una pipa pintada con el texto escrito, “Esto no es una pipa”, no se encuentra por ningún lado. (Según el museo, la famosa pintura se ha reservado para una instalación de arte moderno que se inaugurará en el verano). Su influencia en el arte posterior se sugiere mediante la inclusión de una pequeña copia escultórica de 5 pulgadas de Sherrie Levine y una foto de Eleanor Antin.

“NOT I” cuenta un grupo de pequeñas historias. Incluso se considera la ausencia de historias, gracias a una inteligente aportación de la artista Meriç Algün, nacida en Estambul y que reside en Estocolmo: cerca de 1,000 libros sobre una gran cantidad de temas se exhiben en 10 estantes, todos prestados de la Biblioteca Pública de Los Ángeles, pero ninguno prestado previamente por algún lector.

Bookshelves hold Meric Algun's commissioned installation: 1,000 books not previously borrowed from the L.A. Public Library.
Instalación encargada por Meric Algun: 1,000 libros que no se tomaron prestados previamente de la Biblioteca Pública de L.A.
(Christopher Knight / Los Angeles Times)

La limitación de “NOT I” es que la colección permanente de LACMA se presenta como si fuera un grupo de elementos interesantes susurrado por un amigo inteligente. Las exposiciones temáticas son las más difíciles de realizar porque piden un descubrimiento persuasivo y una conclusión definitiva. Incluso con más de 200 objetos, “NOT I” no ofrece eso.

¿Alguna colección de museo enciclopédico es lo suficientemente grande para lograrlo? Probablemente no. Una virtud de la cronología y la geografía simples, como principios organizativos de la colección permanente de un museo de arte, es que son simplemente hechos sin adornos y sin presunción de finalización. Dejé “NOT I” preguntándome cómo las Galerías David Geffen podrían llevarla a cabo al inspeccionar todo lo que posee LACMA.

La mayoría de los grandes objetos de la colección de LACMA permanecen almacenados. Japoneses, mesoamericanos, del sur de Asia, barrocos europeos, mexicanos coloniales, estadounidenses y más, pocos son los que se ven. Pero hay mucho arte contemporáneo

Vera Lutter, "European Old Masters: Dec. 7, 2018-Jan. 9, 2019," gelatin silver print: displays in demolished LACMA gallery.
Vera Lutter, “Antiguos maestros europeos: 7 de diciembre de 2018 – 9 de enero de 2019”, impresión en gelatina de plata.
(Christopher Knight / Los Angeles Times)
Walls and cases hold more than 700 drawings by Yoshitomo Nara.
Se exhiben más de 700 dibujos de Yoshitomo Nara.
(Christopher Knight / Los Angeles Times)

Las 44 imágenes realizadas con cámara estenopeica de la artista alemana Vera Lutter de las galerías y el arte en los edificios LACMA ahora demolidos están siendo exhibidas (hasta el 12 de septiembre) en una muestra organizada por la curadora Jennifer King. Vinculadas a la tradición menor europea y estadounidense de pinturas que registran (y fabrican) el aspecto de las galerías, en su mayoría reales, ofrecen una crítica suave de los museos de arte como una idea ostensiblemente sombría de la era de la Ilustración.

Una gran retrospectiva del pintor mediano, pero popular, Yoshitomo Nara, de 61 años, es dos veces más grande de lo que debería ser para dar cuenta de su éxito en el mercado (hasta el 5 de julio, con Mika Yoshitake como curadora invitada). Variaciones obsesivas e interminables durante casi 40 años sobre una niña con el ceño fruncido y los ojos abiertos a la deriva en campos de espacio vacío se presentan en casi cinco docenas de lienzos, unos 700 dibujos repetidos y algunas esculturas.

Se ha teorizado que la infancia, un motivo japonés contemporáneo común, representa la infantilización de una sociedad imperial que alguna vez fue beligerante y que quedó oculta en medio de la muerte y la humillación de la Segunda Guerra Mundial. Los de Nara son como los hijos de ojos grandes del ícono kitsch Margaret Keane, aunque pintados con más habilidad y con la ansiedad posnuclear reemplazando el sentimentalismo de las tarjetas de felicitación.

También están a la vista (actualmente) dieciséis adquisiciones recientes de arte contemporáneo, su énfasis en el trabajo de mujeres y personas de color es parte de un esfuerzo mayor y creciente entre los museos para corregir la exclusión del pasado. Las más notables son las esculturas de Lonnie Holley y Betye Saar, que se suman a la colección de poderosos ensamblajes de LACMA que surgieron con toda su fuerza en el movimiento de arte negro de Los Ángeles después de la rebelión de Watts de 1965.

También es importante ver “Slowly Turning Narrative” de Bill Viola de 1992 (hasta el 27 de junio), una importante instalación de video en la colección del pionero del género, quien reside en Long Beach. Sin haber sido vista durante casi 20 años, sus dos proyecciones en una pantalla giratoria, con un lado reflejado, absorben y reflejan fragmentos ilusorios de imágenes dentro de una habitación oscura.

Edificios abandonados, estacionamientos nocturnos, fuegos artificiales y más se fusionan con el rostro amenazador de un hombre que canta observaciones sobre varios estados del ser. Su reflejo se enreda en el flujo de imágenes deslizantes, a medida que el flujo de la vida moderna se convierte en una Cueva de Platón encantada.

A Bill Viola video installation, "Slowly Turning Narrative," 1992: a pensive face plus street scenes.
Bill Viola, “Slowly Turning Narrative”, 1992, instalación de video.
(Los Angeles County Museum of Art)

Considere la manifestación en video de Viola de una mente que forma pensamientos fugaces como un antepasado coincidente de “Give It or Leave It”, una instalación visionaria y en expansión que incorpora películas, esculturas, videos y escenarios de Cauleen Smith, quien reside en Los Ángeles (hasta el 31 de octubre). La muestra itinerante, que será reseñada más adelante, fue organizada hace tres años por el Instituto de Arte Contemporáneo de Filadelfia.

Es fantástica, pero me pregunto adónde fueron la mayoría de las obras maestras de la colección de LACMA.

Reapertura de LACMA reopens

Dónde: 5905 Wilshire Blvd., L.A.

Cuándo: Se requiere reservación programada

Admisión: $10-$25; kids 12 and younger are free. Check website for L.A. County resident discounts

Infor.: (323) 857-6010, lacma.org

To read this note in English click here

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