Esto es lo que te proponen el director y el protagonista de la aterradora ‘The Black Phone’
Colaboraron hace ya 10 años, y no lo hicieron en un proyecto intrascendente, sino en “Sinister”, que, según muchos entendidos, es una de las películas más aterradoras de los últimos tiempos. Aunque se trataba del cuarto largometraje de Derrickson como director, fue el que lo ubicó finalmente en las grandes ligas del género tras la realización de otros trabajos que no convencieron del todo.
En el caso de Ethan Hawke, representó un punto interesante en una carrera que, para entonces, llegaba ya a los 25 años, pero que solo había incluido otra incursión abierta en la escuela del miedo, gracias a “Daybreakers” (2015). Plenamente convincente en la piel de un autor de historias basadas en crímenes reales que se enfrentaba a un caso sobrenatural, Hakwe encontró al compañero ideal en un realizador cuya habilidad para las puestas en escena sobrecogedoras se encontraba ya plenamente madura.
Ahora, Derrickson y Hawke regresan en “The Black Phone”, una cinta que se inspira en un cuento de Joe Hill, hijo de Stephen King, para agregar fuertes elementos vinculados a la vida del primero y presentarnos a un villano que promete dejar huella: The Grabber, un asesino de pre adolescentes que luce elaboradas máscaras y que es interpretado por el segundo en medio de una historia de época (sucede a fines de los ’70) en la que también se la da amplia cabida al fenómeno del ‘bullying’.
En la entrevista con Los Angeles Times que puedes leer a continuación y encontrar también por aquí en su versión de video con subtítulos en español, el cineasta y el actor hablaron del origen del relato que se presenta, de sus propias experiencias con el tema tratado, del modo en que desarrollaron a The Grabber, del sentido que tienen las máscaras del malvado personaje y de lo que significó trabajar en la etapa más dura de la pandemia.
Gracias por la entrevista y por ponerme los pelos de punta una vez más con “The Black Phone”. Tengo que confesar algo: mientras veía la película, estuve más asustado con algunos de los niños que aparecen que con el villano, The Grabber, que está interpretado por Ethan. Todo es muy intenso. La película está inspirada por un relato breve de Joe Hill, pero leí que también está inspirada por las experiencias que tuvo Scott durante su niñez, lo que me hace pensar que mi infancia fue bastante buena en comparación.
Scott Derrickson: Bueno, los chicos dan miedo porque están muertos…
No, no; me refiero a los que están vivos, peleándose todo el tiempo.
Derrickson: ¡Oh! Eso viene básicamente de mis recuerdos de infancia. Me encantó el relato breve de Joe; pensé que era una gran idea para una película, principalmente porque mezcla una historia de asesinos en serie con una historia de fantasmas, algo que no había visto antes. Pero no fue hasta que empecé a pensar en combinar esa historia con mi vida y mis recuerdos de haber crecido al norte de Denver en 1978 que la adaptación tuvo realmente sentido para mí.
Era un barrio de clase trabajadora lleno de ‘bullies’ y de peleas; sangrábamos mucho, y había un ambiente de peligro debido a los asesinatos cometidos por los Manson, por los actos de Ted Bundy y por la idea omnipresente de que los asesinos en serie andaban por ahí. Creo que los chicos en esta película se sienten muy reales, porque casi todos están inspirados en chicos específicos que puedo recordar. Podría señalarlos uno por uno y decir cuáles era sus nombres reales y cómo se comportaban.
Eso es algo diferente al cuento original, y es interesante para nuestro público, porque muestras también a un personaje latino en un papel importante.
Derrickson: Ese chico está tomado directamente de mis recuerdos en la escuela primaria y en la intermedia. Su apellido era Arrellano; no diré su nombre. Era el chico más rudo de la escuela, y hay diálogos en la película que vienen exactamente de la realidad y de cosas que él me comentó, como cuando dice: “Lo iba a sacudir simplemente un poco, pero eso no iba a generar sangre, y es importante generar sangre para los espectadores”.
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Recuerdo que me lo dijo después de pulverizar a este otro chico en una pelea que se produjo a la espalda de nuestra escuela, y por alguna razón, yo le caí bien, lo que hizo que me protegiera un poco y que saliera a relucir en una película todos estos años después.
¿Te pegaban frecuentemente?
Derrickson: Yo era el chico más pequeño de una cuadra en la que había otros 13 chicos, o sea que sí, me pegaban todo el tiempo. Me resistía, trataba de defenderme, pero era muy chiquito. Corría mucho; era rápido, por lo que lograba escaparme muchas veces. Pero me atraparon muchas más veces de las que hubiera querido.
¿Y cómo fueron las cosas para ti mientras crecías, Ethan? Porque sé que, debido a cuestiones familiares, viviste en muchos lugares diferentes, lo que hacía que fueras constantemente el nuevo chico en el barrio. Lo pregunto porque somos casi de la misma generación, y estoy tratando de entender cómo fue para ustedes el asunto del ‘bullying’ y todo eso.
Ethan Hawke: Estás trayéndome tantas memorias de haber sufrido ‘bullying’… Recuerdo a este chico, Timmy, que vivía cruzando la calle, y que llevaba una vara de policía amarrada a su bicicleta. Él iba en la bicicleta a la escuela mientras que nosotros lo hacíamos caminando, y trataba de golpearte con la vara. Todas las mañanas era lo mismo; “¿ya habrá salido Timmy?” Me iba a la escuela media hora antes para que Timmy no me alcanzara.
Pero lo que adoro de la película y del modo en que se relaciona con todo esto es que, en esencia, trata sobre unos chicos que intentan asumir la responsabilidad de cuidarse a sí mismos, para no verse como víctimas y liberarse de este ambiente que los rodea y no los apoya. Estaba pensando en los chicos que mueren, que son víctimas pero que se convierten en agentes de sanación. Eso me pareció muy hermoso.
Derrickson: Eso es lo que me gusta del chico del que hablamos antes, el mexicano, porque el barrio en el que crecí era mitad blanco, mitad mexicano. Yo estaba muy familiarizado con esa cultura; mi mejor amigo en esa época se llamaba Wayne García. Lo que me parece interesante es que, a pesar de que Robin [el personaje latino] es el chico más rudo, cae igualmente en las manos de The Grabber. Ese es el momento en el que sabes lo peligroso que es este tipo. Ves que se acerca a él, e inmediatamente después, ves a Robin completamente reducido. Ni siquiera Robin puede escapar de él. Pero después regresa, y no solo para ayudar a su amigo -algo que es ya de por sí hermoso-, sino por una necesidad de obtener justicia. Regresa molesto, porque quiere justicia para lo que le pasó y lo que le pasó a los demás chicos.
Creo que parte de la satisfacción que ofrece la película es algo que no se ve normalmente: la presencia activa y consciente de espíritus que participan en la obtención de justicia ante sus muertes injustas. Por un lado, el tema de las cuentas pendientes en las historias de fantasmas tiene elementos así, pero en este caso, tenemos personalidades que nos hacen sentir algo. Nos importa Robin; queremos que Robin obtenga justicia. La película permite eventualmente que eso suceda, y creo que eso es parte de su aspecto positivo.
Ethan, hablemos de The Grabber. Ya habías estado en unas cuantas producciones de terror, aunque empezaste tarde con el género, porque no te convencía del todo; pero después hiciste películas increíbles de la misma escuela, como “Daybreakers”, “Sinister” -que filmaste con Scott- y “The Purge”. Sin embargo, siempre fuiste en ellas un tipo bueno o al menos decente, a diferencia de lo que sucede esta vez. Me imagino que fue difícil, no solo porque tenías que interpretar a una persona muy mala, sino porque tenías que usar una máscara casi todo el tiempo e interactuar constantemente con un niño. ¿Puedes hablar de estos desafíos?
Hawke: Claro, hablaré de todos ellos. Empezaré por lo último, por lo del trabajo que hice con Mason [Thames]. Es intimidante ir al set y saber que tu trabajo consiste en asustar a una persona joven; no es algo que nadie quiera hacer. Pero lo que era increíble de la película era que ese joven actor estaba tan dispuesto a participar y adoraba tanto la idea de estar en ella que su gozo resultaba contagioso. Sentías su gratitud por ser parte de esto.
A los chicos les encanta jugar, y eso es lo que hacemos nosotros; somos narradores de historias, y cuanto más te metes en el juego, más divertido se vuelve todo. Me pareció que su curiosidad y su emoción por estar ahí hacían que fuera maravilloso encontrarse a su lado.
Derrickson: También creo que fue hermoso. En el último día de rodaje, recuerdo que, mientras nos despedíamos, Ethan se me acercó y me dijo: “Gracias por darme a un actor tan bueno con el que trabajar”. Apreció mucho poder hacer todas estas cosas con un actor tan bueno. No me dijo “un chico tan bueno”, sino “un actor tan bueno”, porque Mason es un profesional consumado. Considerando su falta de experiencia, es increíblemente talentoso.
Hawke: Una película que es básicamente un drama de crecimiento dentro del género de terror solo será buena si su protagonista resulta convincente. Si no es muy bueno, no funcionará, por más vueltas que le des. Si tiene pasión, si tiene alma, la película tendrá lo mismo. Estoy muy agradecido con él por eso.
¿Llevaste casi todo el tiempo la máscara para mantenerte en el personaje?
Hawke: Una de las cosas más complicadas es que hicimos la película en el momento más duro de la pandemia, por lo que no se nos incentivó a socializar como hubiera sucedido de otro modo. Pude haber sentido un instinto poderoso para que Mason estuviera cómodo y seguro, pero no podía realmente hacerlo.
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Fue como un uso involuntario del Método [risas].
Derrickson: Creo que eso fue parte del impacto que la pandemia tuvo en la película entera. Ha sido la única vez que he trabajado en una película donde la gente no ha socializado. Era el pico de la pandemia; llevábamos máscaras, lo que hacía en primer lugar que no pudieras reconocer a nadie, y todos se mantenían alejados. Pero el resultado de eso fue que todo el mundo hizo su trabajo con muchísimo cuidado; había un enfoque que no había visto antes. Todo el mundo mostró su mejor lado y no se perdió tiempo en nada sociable; se trataba completamente de hacer bien el trabajo.
Hawke: Estábamos muy agradecidos por estar trabajando de nuevo.
¿Eso quiere decir que te sacabas la máscara que llevabas en la película y te tenías que poner la otra, la del Covid?
Hawke: [risas] ¡Exactamente!
La máscara se ha vuelto ya muy popular. Es una máscara muy interesante, que muestra diferentes partes de tu cara; ¿cómo fue tratar de actuar con ella, de expresar a este personaje que es tan misterioso mientras la tenías puesta?
Hawke: No tengo nada con qué compararlo. No había hecho nada parecido. No estaba seguro de cómo debía prepararme, porque era un terreno desconocido. Hice un poco de trabajo con máscaras cuando era joven, mientras estudiaba actuación, más precisamente drama griego. Hay un factor muy poderoso con las máscaras, y es que te quitan por completo las sensaciones que tienes de tu personalidad, porque te arrebatan todo lo que usas para articular esa personalidad.
Te hacen sentir muy poderoso y un poco vulnerable a la vez, lo que no tiene sentido, pero es lo que sucede. Hay una sensación de libertad en ello, porque nadie puede verte. Con el personaje, lo primero que pensé es que, si alguien lleva una máscara, ¿qué es lo que está escondiendo, y por qué lo está escondiendo? Esa pregunta estaba siempre en mi mente. ¿Se avergüenza de sí mismo? ¿Resulta intimidante? Me pareció algo un poco mágico y extraño, pero nunca había hecho algo parecido.
¿Cuántas máscaras tenían en el set? Porque creo que la que se muestra en la película es una, pero me imagino que había varias.
Hawke: Hubo muchas. Todas eran distintas, y eran hermosas.
Derrickson: No es solo una. The Grabber, como personaje, tiene nueve máscaras, porque tiene tres y cada una de ellas se puede dividir en partes. Y con cada una, puedes llevar la parte de arriba, la de abajo o las dos piezas. Es algo que no estaba en el guion. La idea al desarrollar eso se dio cuando logramos que Ethan estuviera en la película, porque había dos cosas que me interesaban: quería tener la oportunidad de mostrar partes de su rostro en algunos momentos, pero eso me llevó a entusiasmarme con la idea de tener una serie de máscaras que le dieran más opciones, como llevar una pieza en particular para mostrarse más vulnerable al encontrar a su víctima, o llevar otra cuando trata de lucir aterrador, para expresar su rabia.
Cada vez que lleva una pieza diferente de las máscaras, lo hace para generar una impresión distinta en su víctima, y sabía que Ethan iba a ser capaz de tomar cada una de estas piezas y hacer algo con ellas. No lo dirigí mucho; le di el guion, las líneas de diálogo y las máscaras, y lo que hizo con ellas fue muy inusual, extraño y orgánico. Se sintió muy bien mientras lo estábamos filmando, pero no vi realmente el resultado hasta que hicimos la edición juntos, cuando pude ver a The Grabber como un personaje completo y todo tuvo sentido para mí. Fue maravilloso.
Ethan, estuviste recientemente en “Moon Knight” y “The Northman”, y leí hace poco un comentario donde alguien decía, “oh, se está dando ahora un resurgimiento de Ethan Hawke”; pero has estado trabajando todo el tiempo. A veces haces cuatro películas al año. A no ser que se refieran a películas súper populares… pero siempre has estado ahí.
Hawke: No sé de qué otro modo ser. En tu vida como actor, puedes estar de moda y luego no estarlo, dependiendo de las oportunidades que se te presenten; pero siempre trato de estar en el mismo cuarto con gente talentosa, y lo que me encanta de Scott es que logra que sea muy fácil que hagas tu mejor trabajo.
Su propio trabajo es extremadamente meticuloso; sabes que la película que está haciendo va a salir bien, y te sientes seguro por ese lado. Tienes libertad, porque sabes dónde están las pautas, y no te pierdes. Por otro lado, me ha gustado actuar desde que he estado vivo, y voy a seguir haciéndolo mientras me dejen.
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