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La dictadura chilena es vista desde una perspectiva inusual en la trepidante ‘Chile ‘76’

Aline Kuppenheim en "Chile '76", ahora en salas de Estados Unidos.
Aline Kuppenheim en “Chile ‘76”, ahora en salas de Estados Unidos.
(Kino Lorber)
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Sería fácil confundir a “Chile ‘76” -que se estrena este fin de semana en el Laemmle Royal- con “Argentina, 1985” (2022), la popular y aclamada cinta gaucha que se llevó el Globo de Oro a la Mejor Película en Lengua Extranjera y que estuvo nominada al Oscar en el rubro de Mejor Película Internacional.

A fin de cuentas, estamos ante dos producciones sudamericanas que se desarrollan en épocas cercanas (sus títulos lo dicen todo) para hablar de circunstancias íntimamente relacionadas a las funestas dictaduras militares que atravesaron sus propios países.

Pero no debe creerse que el filme del que hablaremos aquí intenta aprovecharse de la fama obtenida por el otro, cuyos protagonistas representaban a dos hombres de la vida real: el fiscal Julio César Strassera y su adjunto Luis Moreno Ocampo, responsables del histórico juicio que se hizo contra los líderes de las dictaduras militares que fueron acusados de numerosas violaciones a los derechos humanos en la nación de Gardel.

En realidad, “Chile ‘76”, que se llama realmente “1976” (así se estrenó en Sudamérica) y que llega supuestamente a nuestras salas con el agregado geográfico para darle más especificidad al asunto, es una obra mucho más íntima que “Argentina, 1985”, y además de manejar un tono completamente distinto, se inserta dentro de una modalidad novedosa al apelar a elementos clásicos del ‘thriller’ mientras cuenta la historia de una mujer de clase alta que se ve cada vez más involucrada en la protección de un joven herido que es perseguido por las fuerzas de Augusto Pinochet.

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El 11 de septiembre de 1973, con el respaldo de los Estados Unidos, Pinochet lideró un golpe de estado contra el presidente izquierdista Salvador Allende, quien perdió la vida cuando los militares de derecha sitiaron el palacio presidencial. En los meses que siguieron, la dictadura capturó a miles de estudiantes universitarios, periodistas y opositores políticos, muchos de los cuales terminaron presos, torturados y asesinados. Pinochet gobernó el país hasta que un plebiscito de 1988 condujo a unas elecciones que lo obligaron a renunciar en 1990.

Sin embargo, en “Chile ‘76”, el protagonismo femenino resulta fundamental, como parte de una propuesta en la que prima la presencia de mujeres tanto al frente de las cámaras como detrás de ellas. La directora y coguionista (Manuela Martelli), la otra coguionista (Alejandra Moffat), la directora de fotografía (Yarará Rodríguez), la directora de arte (Francisca Correa), la montajista (Camila Mercadal), la diseñadora de vestuario (Pilar Calderón) y la sonidista (Jesica Suárez) dan fe de lo dicho.

“El cambio de mirada me parecía necesario para hablar de este tema, y la película partió de hecho por ahí, como una búsqueda para entender lo que había sido ese período tan brutal de la historia chilena desde el espacio doméstico y desde el punto de vista de las mujeres”, fue lo que le dijo Martelli a Los Angeles Times en Español durante una entrevista por Zoom que nos conectó con Montreal, ciudad que la cineasta y actriz visitaba en ese momento.

Ella misma -que ha pasado la mayor parte de su existencia en Chile- reside en Berlín desde hace dos años. Y ella misma ha reconocido que el origen de su debut como directora de largometrajes proviene de la fascinación que la causaba su abuela materna, a la que nunca conoció pero que acabó con su vida justamente en 1976, luego de que sus planes para tener una carrera profesional se vieran frustrados ante las imposiciones familiares.

“Se trataba de un intento por remover no solo ciertas lecturas históricas que se han hecho siempre desde un lugar masculino, sino también las interpretaciones que se repiten una y otra vez sobre la base de los grandes acontecimientos o las cifras de los muertos y los desaparecidos”, manifestó Martelli. “Me interesaba meterme en el plano de los sentimientos, en las vidas de esa gran parte de la población que no era protagonista de la historia, sino que se encontraba en el anonimato”.

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Manuela Martelli, la directora.
(Kino Lorber)

En la misma línea

Martelli, que cuenta con una carrera de más de dos décadas como actriz, no es ajena a los trabajos de cine relacionados a la dictadura chilena. Tuvo un papel estelar en “Machuca” (2004), una de las películas más celebradas de la nación andina. En ella, interpretaba a Silvana, una impetuosa adolescente de un barrio pobre que era asesinada por las fuerzas pinochetistas tras el golpe militar de hace cincuenta años.

En la misma cinta de Andrés Wood, Silvana tenía un encuentro desafortunado con una señora de la clase alta que marchaba en contra del gobierno democráticamente elegido de Allende y que era interpretada por Aline Kuppenheim, quien, curiosamente, interpreta ahora a Carmen, la protagonista de “Chile ‘76”.

Después de “Machuca”, Martelli y Kuppenheim compartieron la pantalla en otra cinta de Wood, “La buena vida” (2008), donde interpretaban a una madre y a su hija; y hace poco, volvieron a reunirse en “Detrás de la lluvia”, que aún no se estrena. Esto quiere decir que su reencuentro en “Chile ‘76” (ahora en diferentes lados de la cámara) no es una casualidad.

“Aline es una actriz muy conocida en Chile, por lo que la habría conocido de todos modos; pero haber actuado juntas nos brindaba una confianza y una complicidad muy especiales”, reconoció Martelli. “Conversamos mucho sobre la intención de la película y de lo que esta representaba para mí en términos personales, pero me enteré de que ella también tuvo una abuela muy interesante, una mujer muy transgresora para su época que terminó incorporándose igualmente al personaje”.

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Tras todas estas conversaciones y tras un proceso de escritura que se prolongó mucho más de lo esperado debido a la llegada de la pandemia, no había mucho más que hacer en términos de construcción de personaje. “Durante el rodaje, se trataba más bien de entregarle a Aline las condiciones y los espacios necesarios para que hubiera una cierta emoción, aunque ella es muy talentosa y no necesita de mucho”, afirmó nuestra entrevistada.

Lo que Kuppenheim sí necesitaba hacer era ponerse en la piel de un personaje que, a pesar de compartir la misma clase social con el que interpretaba en “Machuca”, no terminaba del lado de los poderosos, sino todo lo contrario.

“Lo cierto es que, en Chile, una gran parte de la burguesía se involucró en la resistencia”, nos dijo la experimentada actriz durante una sesión de Zoom separada, conectándose desde Santiago. “Carmen es una mujer profundamente cristiana que hace lo que hace porque las cosas no pueden ser de otra manera para ella desde su punto de vista ético y moral, pese a que muchas personas que la rodean y que proclaman esta misma doctrina católica hacen exactamente lo opuesto”.

“Ella no es una mujer política ni tiene principios militantes; la empatía que siente por este joven y, a través de él, por sus compatriotas, proviene de un despertar que le permite separarse de su clase social y de la burbuja protectora en la que se encuentra”, añadió la intérprete.

Aline Kuppenheim y Nicolás Sepúlveda en otra escena de la cinta.
Aline Kuppenheim y Nicolás Sepúlveda en otra escena de la cinta.
(Kino Lorber)

La fuerza de la verdad

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Uno de los aspectos más interesantes de “Chile ‘76” es la manera en que presenta los hechos tratados, a través de una cotidianidad que se siente profundamente realista y que transporta al espectador a una etapa histórica que se encuentra retratada con increíble verosimilitud, pese a que Martelli no había nacido cuando se dieron las circunstancias que narra.

“Eso se debe a que una buena parte de la investigación que hice para la película se enfocó en hablar con mi familia, porque el germen de esto tiene que ver con ese mundo doméstico”, explicó Martelli. “Es eso lo que produce que lo que se cuenta se sienta así, más vivo y menos discursivo, porque no intenta catalogar ni juzgar a los personajes, sino que trata de observar los aspectos contradictorios del ser humano”.

El hecho de que “Chile ‘76” se sienta tan realista en medio del ambiente típico de ‘thriller’ que presenta tiene sentido cuando se considera que la mayor tensión en la película se produce cuando Carmen, involucrada ya en su arriesgada misión de ayuda a los insurgentes, empieza a ver a enemigos y a espías por todos lados, lo que resulta natural en vista de las circunstancias que atraviesa.

Estas escenas fueron sin duda un desafío para Kuppenheim, quien nació en Barcelona como producto de la unión entre un francés y una chilena, y que empezó a vivir en la capital chilena a inicios de los ‘80, cuando no había alcanzado todavía la adolescencia.

“Tengo recuerdos nítidos de esa época como niña, pero sobre todo como adolescente, porque las protestas contra la dictadura comenzaron cuando yo tenía alrededor de 13 o 14 años”, nos dijo la actriz. “Efectivamente, uno no sabía nunca quién era su vecino, si podía o no hablar en voz alta, y eso es algo que se muestra en la película, donde se habla poco, porque eso es lo que pasaba en Chile”.

“No existían los espacios de reflexión, de discusión, de escuchar el punto de vista del otro, y los militares y la policía estaban todo el tiempo en la calle”, recordó. “No sabías si uno de ellos te iba disparar simplemente porque se le dio la gana cuando te cruzabas en su camino. Lamentablemente, era lo normal”.

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Imágenes del miedo

La amplia experiencia de Martelli como actriz hizo que su trabajo con los intérpretes de “Chile ‘76” fuera el aspecto menos complicado del rodaje, a diferencia de lo que sucedió con la puesta en escena, porque esta era su ópera prima, pese a que ella misma había dirigido ya dos cortometrajes.

El primero, “Apnea” (2014), cuenta la historia de una niña estadounidense cuidada por una empleada latina, mientras que el segundo, “Marea de tierra” (2016), codirigido por la keniana Amirah M. Tajdin, se centra en una adolescente de Santiago que se conecta con las mujeres de una comunidad rural. Como se puede ver, ambos tienen una profunda raíz femenina, pero no tocan el tema de la dictadura.

Pese a la escasa experiencia que tenía en estas lides, Martelli ha sido celebrada por la crítica internacional debido a los méritos de un largometraje que, por el lado del ‘thriller’, ha sido comparado con las obras de Alfred Hitchcock y de Alan J. Pakula. Sin embargo, la misma directora no parece tener las referencias tan claras.

“Lo que me interesaba era que Carmen percibiera las cosas que le empezaban a faltar desde el filtro de las películas de gangsters que ella misma vivió durante las tardes en su casa, y que podían ser incluso de los años ‘50”, precisó. “Para ella, lo que comienza a hacer a escondidas tiene cierto grado de aventura, un elemento de ficción que se empieza a romper cuando las cosas se van haciendo más peligrosas”.

Por ese lado, nuestra entrevistada reconoció la influencia de Hitchcock, pero prefirió no citar muchos nombres, a excepción del de Chantal Ackermann, una realizadora belga de tendencia feminista cuya producción “Jeanne Dielman, 23 quai du Commerce, 1080 Bruxelles” (1975) fue calificada como la mejor pelicula de todos los tiempos en una encuesta publicada en 2022 por la ilustre revista Sight and Sound.

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La protagonista del filme se mete en situaciones peligrosas.
(Kino Lorber)

Pese a la predominancia de mujeres en diferentes áreas creativas, “Chile ‘76” no cerró las puertas a los aportes masculinos; de hecho, Wood -una figura esencial en las carreras de Martelli y Kuppenheim- funge como uno de los productores ejecutivos. Pero nuestra entrevistada asegura que no recibió consejos visuales por parte del conocido director. “No hablamos de cómo filmar tal y tal cosa, pero sí conversamos mucho de la historia que se encontraba en el guión”, señaló.

Ese mismo guión contó con una participación incluso más activa de Alejandra Moffatt, una exitosa novelista y guionista que ha colaborado también en otras películas significativas del cine chileno reciente, como es el caso de “La Casa Lobo” (2018), una sobresaliente producción de animación cuadro por cuadro inspirada en hechos reales vinculados a una secta alemana que colaboró con las detenciones y las torturas perpetradas por los pinochetistas.

“Yo había escrito una versión del guión que era mucho más apegada a la historia de mi familia, y Alejandra ayudó muchísimo en lo que tiene que ver con despegarse de la realidad y adentrarse más en la ficción”, detalló Martelli. “Trabajé mucho con ella la relación entre Carmen y Elías [el guerrillero interpretado por Nicolás Sepúlveda], en lo que le iba pasando a ella a medida que se involucraba más y más con este chico; y después, seguí por mi lado, porque fue un proceso muy largo”.

Hay que tomar en cuenta que transcurrieron casi siete años desde el surgimiento de la idea hasta la conclusión del rodaje, que se llevó a cabo en 2021, todavía con las restricciones de la pandemia a cuestas y en un periodo de solo cinco semanas.

“Yo siento que la película sorprende por su madurez pese a que es una ópera prima”, opinó Kuppenheim. “Todo lo que fue pasando mientras se desarrollaba el guión, incluyendo lo de la pandemia y el estallido social [que se dio en Chile, principalmente entre octubre de 2019 y marzo de 2020], hizo que salieran algunas cosas y que otras se incorporaran. Y eso afectó también al personaje de Carmen, que fue tomando más fuerza, más profundidad”.

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Frente a la actualidad

“Chile ‘76” llega hasta nuestras costas casi dos semanas después del inesperado triunfo de la derecha en las elecciones destinadas a conformar el Consejo Constitucional que redactará una nueva Carta Magna para el país, es decir, un proyecto que había sido largamente rechazado por la misma derecha y apoyado fervientemente por la izquierda, representada desde el 11 de marzo por el presidente Gabriel Boric.

“Lo que está pasando en Latinoamérica se puede extender a lo que está pasando en el mundo entero, incluyendo a Estados Unidos, porque estamos hablando de países que se encuentran muy polarizados y donde está surgiendo una extrema derecha que maneja sin reparos un discurso muy radical”, dijo Martelli.

“En Chile, lamentablemente, se está dando algo muy parecido a lo que pasó con la [coalición de partidos de izquierda] Unidad Popular [que llevó a Allende al poder] y el golpe militar, en el sentido de que estamos ante un movimiento social que creó una cierta esperanza, pero que esta siendo reprimido por un grupo de poder que pretende pasar por encima de la democracia y no quiere perder sus privilegios”, agregó. “Chile sigue siendo un país prácticamente feudal”.

Para Kuppenheim, los recientes sucesos políticos tienen que ver con un manejo deshonesto de la información. “Es evidente que los medios de comunicación juegan un rol muy importante en nuestros países y que están inclinados hacia las grandes riquezas, que en nuestro caso son las dueñas de Chile, porque lo controlan todo”, enfatizó.

“La televisión sigue metida en campañas de terror que tergiversan las cosas para que la población chilena esté constantemente preocupada por la delincuencia y comience a favorecer la posibilidad de contar con una mano dura en el gobierno”, agregó. “Se repiten frases e ideas que son prácticamente las mismas que se usaron para derrocar a Allende”.

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Por ese lado, Martelli considera que es necesario buscar formas expresivas distintas en lo que respecta a las historias que buscan cuestionar a la dictadura. “En estos casos, cuando haces algo muy evidente, generas inmediatamente prejuicios”, reflexionó la realizadora. “Me parece indispensable comenzar a observar estos procesos desde lo más íntimo, incluso desde la ambigüedad, para poder mostrar más compasión con la humanidad entera y no solo con las grandes ideas”.

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