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Que nos perdonen Lilo y Stich, pero, esta semana, la cartelera nos ofrecía alternativas para adultos que no podíamos rechazar, y que, además, tomaban direcciones de lo más diversas, como lo demuestran las elecciones que tomamos para nuestra columna actual.
MISSION: IMPOSSIBLE – THE FINAL RECKONING

Director: Christopher McQuarrie
Reparto: Tom Cruise, Hayley Atwell, Ving Rhames
Género: Acción
La valla estaba muy alta, al menos en lo que se refiere a este tipo de producciones. Hace dos años, “Mission: Impossible – Dead Reckoning Part One”, la octava entrega de la arrolladora saga de acción protagonizada por Tom Cruise, le inyectó nueva energía a la misma franquicia, al recurrir a un relato en lo que los típicos enredos internacionales se encontraban vinculados a una temática de particular vigencia: la Inteligencia Artificial.
“Mission: Impossible – The Final Reckoning”, que es una secuela directa de aquel filme, y que se encuentra nuevamente dirigida y coescrita por Christopher McQuarrie, colaborador habitual de Cruise, mantiene el tópico al profundizar en la historia de una entidad de IA (llamada justamente The Entity) cuyo objetivo inicial era controlar toda la información que circula en el planeta Tierra, pero que ahora, simple y llanamente, planea destruir a la Humanidad.
El cambio narrativo va de la mano con el estilo de una película que no se distingue precisamente por su sutileza, y no solo en lo que respecta a los hechos que presenta, sino también en el plano del sentimentalismo, que se pasa considerablemente de los límites recomendables mientras intenta darle profundidad a personajes que ya aparecieron anteriormente, pero que no se encontraban del todo definidos .
El problema mayor de “The Final Reckoning” es que la insistencia en estos momentos emotivos, que resultan pocas veces convincentes, hace no solamente que el trabajo sea mucho más largo de lo que debería ser (dura 170 minutos, 6 más que al anterior), sino que dilata y limita la presencia de esas escenas de acción que cualquier fan de “Mission: Impossible” en su sano juicio ansía ver.
No nos confundamos; a no ser que detestes el cine hollywoodense, la cinta entretiene (aunque el humor encantador de “Dead Reckoning Part One” brille por su ausencia), conmueve (ocasionalmente, y solo si eres un seguidor de la saga), mantiene a su héroe en la senda correcta (el respeto general por todos los seres humanos) y posee al menos una secuencia memorable que pone la piel de gallina porque luce sumamente realista (es la que encuentra a Hunt peleando con sus enemigos encima, al lado y afuera de dos avionetas en pleno vuelo)
Pero esperábamos más de la conclusión de un ciclo que, pese a lo que se ha dicho, no será necesariamente el final de la franquicia al mando del mismo astro, ya que, además del estupendo estado en que se encuentra, Cruise sigue teniendo un carisma innegable, fuera de cualquier consideración que se pueda hacer sobre sus dotes histriónicas.
SISTER MIDNIGHT

Director: Karan Kandhari
Reparto: Radhika Apte, Ashok Pathak, Chhaya Kadam
Género: Comedia negra
Al comienzo, “Sister Midnight”, que se podrá ver desde este viernes en el Landmark Nuart y la Alamo Drafthouse DTLA, puede parecer un trabajo de realismo social profundamente contemplativo. De hecho, por casi 10 minutos, no tiene diálogo alguno, lo que lleva a imaginar que se mantendrá así.
Sin embargo, una vez que se abren las conversaciones, todas ellas en hindi, descubrimos de inmediato la impetuosa personalidad de Uma (Radhika Apte), una joven mujer de la India involucrada en un matrimonio arreglado con Gopal (Ashok Pathak) que, como resulta completamente evidente, es un fracaso. Y que, además de no tener habilidad alguna para los menesteres hogareños y de ser muy malgeniada, Uma no encuentra ni siquiera satisfacción a sus deseos carnales por culpa de un marido que, sin ser necesariamente malo, se comporta como un niño.
Pero eso no es todo, porque, a lo largo de sus dos horas de duración, la película nos expone paulatinamente a la intervención de animales creados con animación cuadro por cuadro, la sucesión de momentos que rayan con el terror surrealista y la irrupción de temas musicales de Motörhead, los Stooges y Howlin’ Wolf, logrando con ello que la impresión inicial cambie por completo y que el espectador llegue incluso a preguntarse qué demonios se encuentra viendo.
Eso no es siempre negativo, por supuesto, sobre cuando se tiene una mentalidad aventurera y cuando los resultados del experimento son tan brillantes como los de este largometraje inclasificable, surgido de la fecunda imaginación de Karan Kandhari, un artista indio radicado en Londres que, según declaraciones propias, gusta del cine mudo estadounidense y de Robert Altman, y que tomó como referencia canciones de Bob Dylan y Patti Smith para desarrollar este proyecto.
“Sister Midnight” (que, sí, se llama igual que la canción del gran Iggy, lo que obviamente no es una casualidad) es una de esas películas que merecen ser vistas sin saber mucho de ellas, porque sus giros desquiciados y eventualmente violentos, pero secundados siempre por una estética sorprendentemente colorida, deben ser recibidos y asimilados sin previo aviso.
RAN

Director: Akira Kurosawa
Reparto: Tatsuya Nakadai, Akira Terao, Jinpachi Nezu
Género: Drama / Acción
Los milagros existen. “Ran” (1985), una de las creaciones mayores del maestro del cine Akira Kurosawa, regresa desde este fin de semana a las salas en una versión restaurada en 4K que podrá ser vista en el Laemmle’s Royal de Los Ángeles con motivo del aniversario número 40 de lo que es incuestionablemente una obra maestra.
Tomando como inspiración al “King Lear” de William Shakespeare, la décimo séptima producción del tokieta como director y guionista (o coguionista) desarrolló un relato épico lleno de intrigas familiares y de traiciones mayúsculas que, en sus primeras escenas, parecía tener un carácter íntimo, pero que se iba a expandiendo poco a poco hasta alcanzar un carácter épico dueño de un nivel de espectacularidad que sigue sorprendiendo hasta el día de hoy.
Y es que si bien “Ran” posee muchas escenas de diálogo, de discusión y de conspiración que se desarrollan entre cuatro paredes (o, más bien, entre las tradicionales puertas corredizas), sus numerosas escenas de batalla, que se van incrementando y complejizando con el paso de los minutos, y que son tan violentas como hipnóticos claman a gritos su apreciación en la pantalla grande.
Realmente, no hay excusa para perderse esta oportunidad, incluso en el caso de los espectadores que rechazan instintivamente ver una cinta en un idioma extranjero que, además, no es precisamente nueva.
A pesar de tener una sensibilidad evidentemente nipona -que, en este caso, se traduce en el estilo de actuación propio del teatro Noh ostentado por algunos de los personajes-, Kurosawa estuvo siempre marcado por el cine hollywoodense y presentaba por ello historias digeribles para cualquier tipo de audiencia, más allá de que estas llegaran enmarcadas en puestas en escena suntuosas que, en este caso, privilegian virtuosamente ese uso del color que no encontraba disponible a inicios de su carrera.
No hay que olvidar, por supuesto, la peculiaridad de los personajes, empezando por Hidetora (Tatsuya Nakadai), un veterano señor de la guerra que, luego de cederle irresponsablemente el liderazgo a su hijo mayor, desata una guerra fratricida que se encuentra manipulada en más de un sentido por la esposa de uno de sus descendientes, Kaede (Mieko Harada), quien tiene que ser una de las villanas más formidables en la historia del cine.
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