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La muerte de Suleimani sofocó la rebelión en Irán, pero el avión derribado reaviva la disidencia

Authorities work Jan. 8 at the scene of the Ukrainian jet crash in Shahedshahr, Iran, southwest of Tehran.
Las autoridades trabajan, el 8 de enero, en el lugar de la caída del avión ucraniano en Shahedshahr, Irán, al suroeste de Teherán.
(Associated Press)
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Horas después de que funcionarios iraníes admitieran la responsabilidad por la muerte de 176 personas que viajaban a bordo del avión de Ukraine International Airlines, que se estrelló en las afueras de Teherán durante la madrugada del miércoles, los manifestantes salieron a las calles de ciudades de todo Irán, el sábado, para expresar su indignación por la tragedia que, según el ejército, derivó de un horrible malentendido.

Sólo unos días antes, los iraníes se habían lamentado en solidaridad después de que un ataque de aviones no tripulados estadounidense, ordenado por el presidente Trump, mató al famoso general iraní Qassem Suleimani. Pero el reconocimiento de que el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica disparó el misil que acabó con la vida de todos los pasajeros de un vuelo aéreo comercial, muchos de ellos iraníes, desató nuevos y rápidos llamamientos para la reforma del gobierno.

“Este es un momento sin precedentes en la historia de la República Islámica”, expuso Milad Odabaei, un erudito de Irán en la Universidad McGill, con sede en Montreal. “Tradicionalmente utiliza amenazas externas para crear la unidad nacional y alejar la disidencia. Ahora, tiene que hacer equilibrio; no puede ganarse la confianza del público y obtener legitimidad. Su capacidad de aprovechar la hostilidad internacional para crear un frente nacional es radicalmente limitada”.

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El sábado por la mañana, durante una conferencia de prensa marcada por el arrepentimiento, el comandante aeroespacial del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, Amir Ali Hajizadeh, afirmó que el derribo se produjo mientras el sistema de defensa aérea de Irán estaba en alerta máxima, después de haber disparado misiles contra bases militares en Irak, en represalia por el ataque estadounidense contra Suleimani.

Al operador del sistema de defensa aérea se le dijo que “se habían disparado misiles teledirigidos estadounidenses [hacia sitios en Irán]”, explicó Hajizadeh, y agregó que el avión fue identificado por error como uno de los misiles enemigos. “Tuvo 10 segundos para decidir si disparar o no y, desafortunadamente, tomó la mala decisión de hacerlo y derribar la nave”, explicó Hajizadeh. “Desearía haber muerto yo”, afirmó el comandante, entre lágrimas. “para no haber visto un incidente así”.

El asesinato de Suleimani le siguió a una serie de protestas de noviembre en Irán, después de un repentino anuncio de un gran aumento en los precios de la gasolina. Cientos de manifestantes fueron asesinados por las fuerzas de seguridad durante esas protestas, en las cuales los manifestantes pidieron la renuncia de los principales líderes del país.

El asesinato del general inicialmente pareció sofocar el impulso de la rebelión. Pero las noticias del sábado podrían haber brindado inadvertidamente un ímpetu creciente para el reinicio de las protestas.

Las manifestaciones brotaron rápidamente en el exterior de varias casas de altos estudios en Teherán, incluidas la Universidad de Amirkabir y la Universidad de Sharif. Varios estudiantes que perecieron en el vuelo del miércoles eran exalumnos, y muchos de los pasajeros a bordo del avión eran graduados iraníes que cursaban posgrados en Canadá.

Samira Heshemi, una escritora de 27 años residente en Teherán, fue una de los cientos de personas que participaron de las protestas. Para ella, poder gritar y expresar su enojo junto a sus conciudadanos fue catártico, explicó. Heshemi agregó que los eventos de la última semana dieron paso a una mezcla de emociones. La noticia de que los militares iraníes habían derribado el avión fue dolorosa para ella, ya perturbada porque el asesinato de Suleimani había ahogado los gritos de justicia por la muerte de los manifestantes en noviembre. “Muchas personas dejaron de [criticar] a nuestro gobierno y comenzaron a apoyarlo para detener una guerra. Estoy enojada por eso y triste porque la muerte de Suleimani eclipsó la de los manifestantes”, dijo, durante una entrevista telefónica.

Según el Center for Human Rights in Iran, una entidad sin fines de lucro con sede en Nueva York, al menos 304 personas, incluidos 12 niños, fueron asesinados durante los disturbios que sacudieron a esa nación en noviembre. El grupo también expuso que cerca de 7.000 manifestantes fueron arrestados.

Los iraníes se enfrentan a un panorama social y político cada vez más complicado. La campaña de sanciones del presidente Trump causó estragos en la economía de Irán desde que el mandatario estadounidense se retiró de un acuerdo internacional de desarrollo nuclear con ese país, en mayo de 2018.

La tasa de inflación se disparó al 40% en los 12 meses que terminaron el 22 de diciembre pasado, según el Centro de Estadísticas de Irán. El incremento de precios más significativo que informó la organización se registró en los sectores agrícola y de transporte. En 2019, el valor de la moneda iraní se desplomó y, según el Fondo Monetario Internacional, el PIB se contrajo un 9%.

Para Bita Nejati, gerente de Mehrafarin, una organización benéfica que se enfoca en la juventud, la falta de vivienda y la salud mental, las noticias de que Irán fue responsable de la pérdida de 176 vidas a bordo del avión fueron difíciles de digerir. Muchos iraníes, incluido Nejati, ya habían expresado su decepción a puertas cerradas en la República Islámica, por su manejo de los problemas económicos. “Vivir es muy caro. Trabajamos cada vez más y ganamos menos dinero; todo es costoso y la mayoría de las personas están en problemas”, expresó desde su casa en Teherán, el sábado por la noche.

Los videos que circularon el fin de semana en las redes sociales parecían mostrar un aumento en las protestas y su expansión a diferentes ciudades, incluidas Isfahan, Ahvaz, Hamadan y Sari.

En Teherán, los manifestantes llamaron ‘asesino’ al líder supremo ayatolá Ali Khamenei, y gritaron que su gobierno era “nulo”. Algunos cantaron “muerte a la velayate faqih”, la tutela de juristas religiosos, que coloca a Khamenei como una guía espiritual infalible que se cierne sobre la estructura política. Las multitudes también aplaudieron al unísono, con cánticos de “No queremos una República Islámica”.

Algunos videos publicados el sábado mostraban a las autoridades iraníes disparando gases lacrimógenos contra activistas. Mientras la multitud se dispersaba, gritaba contra la policía y los llamaba “indignos”.

En el exterior de la Universidad Tecnológica de Amirkabir, multitudes de personas se agolpaban hombro a hombro debajo de un puente, levantando los puños mientras clamaban un grito de guerra que se repite con frecuencia: “Mikosham, mikosham, ke ke baradaram kosht”, o “mataré a quienes mataron a mi hermano”.

En un comunicado, los universitarios señalaron que no habían “terminado de llorar a los mártires del otoño pasado, y ahora nos enfrentamos con la pérdida de quienes murieron durante el entierro de Suleimani en Kerman y de los fallecidos en el accidente aéreo”. “Hoy el mal nos ha rodeado desde todas las direcciones”, señaló el comunicado.

En la Universidad de Sharif, que perdió a estudiantes de posgrado en el accidente aéreo, las multitudes pidieron un referéndum para abrir paso hacia un nuevo gobierno. En Isfahan, los videos mostraron a manifestantes cantando: “Mienten cuando dicen que es Estados Unidos. Nuestro enemigo está justo aquí”

Desde su arresto domiciliario en Irán, Mehdi Karroubi, un líder del Movimiento Verde opositor, que fue impulsado por una disputada elección presidencial en 2009, pidió la renuncia de Khamenei y lo acusó de carecer de las calificaciones necesarias para liderar la nación.

Karroubi preguntó si Khamenei sabía que el avión había sido derribado el miércoles, y por qué se había retrasado en notificar al público sobre los motivos, según una carta publicada en Saham News.

La ira también se expresó el sábado en Ucrania, donde el presidente Volodymyr Zelensky expuso que la investigación del accidente debe continuar y los “perpetradores” tienen que ser llevados ante la justicia. Además, agregó que Irán debería compensar a las familias de las víctimas y solicitó una “disculpa oficial a través de canales diplomáticos”.

Según el politólogo ucraniano Taras Berezovets, Irán “fue presionado para reconocer la culpa” sólo como resultado de datos satelitales y de la evidencia “presentada colectivamente por Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña y otros”.

En Twitter, Trump escribió el sábado: “El gobierno de Irán debe permitir que los grupos de derechos humanos controlen e informen los hechos desde el terreno sobre las protestas en curso del pueblo iraní. No puede haber otra masacre de manifestantes pacíficos, ni un bloqueo de internet. El mundo los está mirando”.

En las redes sociales, los estudiantes iraníes convocaron a un mitin el domingo en la Plaza Azadi, de Teherán. Según varias entrevistas en esa ciudad, hay protestas programadas para el domingo en otros puntos del país.

Mahsa Alimardani, estudiante de doctorado en el Internet Institute, de Oxford, que se enfoca en la comunicación política en línea en Irán, expresó el sábado que desde Irán algunos reportaron que ya ha habido focos de interrupción de internet, aunque es demasiado temprano para comparar estas protestas con las que ocurrieron allí en noviembre, dijo. “Esperaría 24 horas para ver si vuelven a bloquear internet, pero tienen mucho que perder si lo hacen”, advirtió. “Es probable que ello agrave aún más las protestas y las quejas en su contra”.

Para Hadi Ghaemi, director ejecutivo del Centro de Derechos Humanos en Irán, las protestas del sábado reflejan la “profunda insatisfacción y el descontento” señalados en las manifestaciones del pasado noviembre. “Los eventos relacionados con el derribo del avión ciertamente confirmaron un ciclo de mentiras, incompetencia y encubrimientos que sufren los iraníes a diario”, expuso. “Ahora eso está en el escenario internacional, para que todos lo veamos”.

Nabih Bulos, redactor de The Times en Bagdad, y el corresponsal especial Sergei L. Loiko en Kiev, Ucrania, contribuyeron con este artículo.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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