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Estos dos países, pequeños y ricos, tienen las tasas de infección por coronavirus más altas del mundo

Waterfront promenade in Doha, Qatar
El paseo marítimo de Corniche, en Doha, Qatar, en mayo de 2019.
(Kamran Jebreili / Associated Press)
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Los pequeños reinos vecinos en Medio Oriente de Bahrein y Qatar tienen las tasas más altas per cápita en el mundo de infecciones por coronavirus, impulsadas inicialmente porque el patógeno pasó desapercibido en los campamentos que albergan a jóvenes trabajadores migrantes sanos, según muestran los estudios. Pero las tasas de mortalidad por COVID-19 en ambos países siguen siendo sorprendentemente bajas.

En Qatar, un nuevo estudio detectó que casi el 60% de las personas con resultados positivos fueron asintomáticas, lo cual pone en duda la utilidad de los controles de temperatura masiva para evitar que los infectados se mezclen con los demás. En Bahrein, las autoridades informaron una cifra aún más alta de asintomáticos: 68%.

Estos resultados reflejan los problemas más amplios que enfrentan los países árabes del Golfo, que dependen de mano de obra extranjera barata, y su relativo éxito en el seguimiento de los brotes de COVID-19, dada su riqueza petrolera y gobiernos autoritarios.

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Las pruebas activas aumentaron el número de casos confirmados, mientras que los funcionarios de salud en Bahrein y Qatar se concentraron en campos de trabajo y vecindarios vulnerables, donde los trabajadores migrantes de Asia duermen, comen y viven, hasta con una docena de personas por habitación.

“Es por eso que a nivel mundial no hemos podido controlar […] la infección, porque simplemente la respuesta se ha centrado en tratar de encontrar casos y aislarlos, y poner en cuarentena sus contactos”, comentó Laith Abu Raddad, investigador de enfermedades de Weill Cornell Medicine en Qatar. “Si la mayoría de las personas que contraen la infección la están propagando sin siquiera saberlo, esto realmente no funciona”.

El reino insular de Bahrein y la nación peninsular de Qatar se han visto envueltos en una disputa política que duró años y que puso fin a los viajes y el comercio entre dos países ubicados a solo millas de distancia. Sin embargo, las similitudes abundan en estas naciones aliadas de Estados Unidos: Bahrein alberga la quinta flota de la Marina estadounidense, mientras que Qatar es la sede del Comando Central del ejército de EE.UU en su extensa Base Aérea Al Udeid.

Ambas dependen en gran medida de mano de obra extranjera, ya sea con trabajadores administrativos en bancos u obreros que escalan andamios en sitios de construcción. Qatar, en particular, vive un auge masivo de la construcción de cara a su organización de la Copa Mundial de la FIFA, en 2022.

El coronavirus encontró un ambiente propicio en los espacios reducidos en los que viven los trabajadores migrantes, que intentan ahorrar dinero para enviarlo a sus hogares.

En Qatar, casi el 30% de los infectados eran de la India, mientras que el 18% eran nepalíes y el 14% bangladesíes, según un estudio de Abu Raddad y otros.

De los más de 6.000 casos de rastreo de contactos que Bahrein publicó, arriba de 2.600 involucraron a ciudadanos indios, mientras que 1.310 eran bahreiníes y 1.260 bangladesíes. Más de 400 provenían de Pakistán, y un número similar de Nepal.

Esas cifras en Bahrein y Qatar probablemente se replican a través del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), el bloque regional que también incluye a Kuwait, Omán, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, todos los cuales dependen de un vasto grupo de trabajadores extranjeros ya enfermos y atrapados por el virus.

Aunque otras naciones del CCG no han desglosado los casos de coronavirus por nacionalidades, un artículo publicado recientemente en el Oman Medical Journal señaló que, de los primeros 1.304 episodios de coronavirus del sultanato, el 29% de los pacientes eran indios, 20% bangladesíes y 10% pakistaníes.

Es probable que sus condiciones de vida los hagan más propensos a contraer el virus, ya que los bahreiníes y qataríes suelen vivir en hogares unifamiliares.

Qatar, con una población de 2.8 millones de personas, ha reportado más de 107.000 casos de coronavirus y 163 muertes. Bahrein, con una población de 1.6 millones, informó más de 37.000 casos y 130 decesos.

Sorprendentemente, la tasa de mortalidad en los dos países sigue siendo baja; para Qatar es del 0.15% y para Bahrein del 0.34%. La tasa de EE.UU es de alrededor del 3.6%.

Tanto Abu Raddad como Ghina Mumtaz, investigadora de enfermedades de la Universidad Americana de Beirut, lo atribuyen en parte a la juventud de los trabajadores en Bahrein y Qatar. “Si se observa la tasa de letalidad de la infección, nos damos cuenta de que no es tan tremenda como si miráramos solo el número de casos per cápita”, señaló Mumtaz.

En respuesta a las preguntas de Associated Press sobre sus brotes, tanto Bahrein como Qatar atribuyeron sus altos números de casos a tener algunas de las mejores tasas de pruebas per cápita del mundo. Qatar también se comparó con Singapur, que igualmente tuvo brotes de COVID-19 entre sus trabajadores migrantes.

Bahrein indicó que la “estrategia de pruebas preventivas de su gobierno significa que la gran mayoría de los casos sean identificados antes del desarrollo de los síntomas”. Las autoridades también trasladaron a 8.000 trabajadores a nuevos alojamientos, desinfectaron las viviendas e implementaron una regla que prohíbe que convivan más de cinco trabajadores por habitación, con aproximadamente 10 pies de espacio para cada uno.

Qatar ahora permite un máximo de cuatro trabajadores por habitación compartida, con al menos 64 pies cuadrados por ocupante.

Pero descubrir que la mayoría de los infectados son asintomáticos plantea preguntas sobre la efectividad de controlar solo a quienes buscan atención médica o mediante la toma de temperatura corporal.

De los casos de rastreo de contactos de Bahrein, más de 2.000 llegaron “como parte de una campaña para obtener muestras aleatorias de la comunidad”, mostró la base de datos. Más de 1.300 trabajadores extranjeros fueron evaluados mientras el área donde vivían enfrentaba órdenes de cuarentena obligatorias.

El alto número de individuos asintomáticos en ambos reinos significa que una vez que el coronavirus alcanza una nueva población, aumenta enormemente el riesgo de que las personas lo propaguen sin saberlo mientras se sienten bien. “Estamos hablando de que una chispa puede causar un incendio”, ejemplificó Abu Raddad.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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