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Eventos por Día de la Mujer destacan desigualdad de género

Activistas gritan consignas durante una manifestación por el Día Internacional de la Mujer,
Activistas gritan consignas durante una manifestación por el Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo de 2023, en Yakarta, Indonesia.
(Tatan Syuflana / Associated Press)
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Desde reivindicaciones de los derechos constitucionales en Islamabad hasta llamamientos a la paridad económica en Manila, París y Madrid, las manifestaciones por el Día Internacional de la Mujer celebradas el miércoles en ciudades de todo el mundo pusieron de relieve la tarea inacabada de proporcionar igualdad a la mitad de la población del planeta.

Aunque activistas de algunas partes celebraron avances políticos y jurídicos, también señalaron la represión que se vive en países como Afganistán e Irán, y el gran número de mujeres y niñas que sufren agresiones sexuales y violencia doméstica en todo el mundo.

El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, señaló esta semana que los derechos de las mujeres son objeto de “abusos, amenazas y violaciones” en todo el mundo y que, al paso actual, la igualdad de género no se alcanzará en 300 años.

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El progreso obtenido en décadas se está desvaneciendo porque “el patriarcado está contraatacando”, dijo Guterres.

Incluso en países donde las mujeres gozan de considerable libertad, se han producido retrocesos recientes. Este ha sido el primer Día Internacional de la Mujer desde que la Corte Suprema de Estados Unidos puso fin el año pasado al derecho constitucional al aborto y muchos estados adoptaron restricciones al respecto.

Las Naciones Unidas reconocieron el Día Internacional de la Mujer en 1977, pero el evento tiene sus raíces en los movimientos obreros de principios del siglo XX. El día se conmemora de diferentes maneras y en diversos grados en distintos países del mundo.

La ONU indicó que Afganistán es el país más represivo del mundo para mujeres y niñas desde que el Talibán tomó el poder en 2021. La misión del organismo mundial en el país dijo que los nuevos gobernantes de Afganistán estaban “imponiendo normas que dejan a la mayoría de las mujeres y niñas prácticamente atrapadas en sus hogares.”

Han prohibido la educación de las niñas más allá del sexto grado, y han vetado a las mujeres de espacios públicos como parques y gimnasios. Las mujeres deben cubrirse de pies a cabeza, y también tienen prohibido trabajar en organizaciones no gubernamentales nacionales e internacionales.

La afgana Zubaida Akbar, defensora de los derechos de la mujer, declaró ante el Consejo de Seguridad de la ONU que las mujeres y niñas del país se enfrentan a “la peor crisis de los derechos de la mujer en el mundo”.

“El Talibán no sólo ha intentado borrar a las mujeres de la vida pública, sino que también ha extinguido nuestra humanidad básica”, declaró Zubaida. “Hay un término que describe adecuadamente la situación de la mujer afgana hoy en día: apartheid de género”.

Las mujeres se congregaron en las principales ciudades de Pakistán para marchar en medio de una fuerte presencia de las fuerzas de seguridad. Los organizadores dijeron que el objetivo de las manifestaciones era reivindicar los derechos garantizados por la Constitución. El año pasado, algunos grupos conservadores amenazaron con impedir por la fuerza marchas similares.

En Japón, activistas por los derechos de la mujer celebraron una pequeña concentración para renovar su petición de que el gobierno permita a las parejas casadas seguir utilizando apellidos diferentes. Según el código civil de 1898, una pareja debe adoptar “el apellido del marido o de la mujer” en el momento del matrimonio. Las encuestas muestran un apoyo mayoritario a que tanto hombres como mujeres mantengan sus propios apellidos.

En Turquía, las mujeres confluyeron en un vecindario del centro de Estambul para intentar manifestarse por sus derechos y protestar por la impresionante cifra de víctimas del mortífero terremoto que sacudió Turquía y Siria hace un mes.

Miles de personas desafiaron la prohibición oficial de la marcha y fueron recibidas por la policía, que lanzó gases lacrimógenos y detuvo a varias personas. Incidentes similares empañaron los esfuerzos de años anteriores por realizar la marcha.

En Europa, cientos de mujeres de etnia albanesa protestaron en la capital de Kosovo contra la violencia doméstica lanzando bombas de humo negras y rojas hacia la jefatura de policía. Las manifestantes, que se concentraron bajo el lema “Marchamos, no celebramos”, acusaron a la policía, a la fiscalía y a los tribunales de discriminación de género.

En Rusia, donde el Día Internacional de la Mujer es feriado nacional, el presidente Vladímir Putin entregó premios estatales a varias mujeres durante una ceremonia celebrada en el Kremlin. Destacó a una paramédico militar y a una periodista por cumplir con su deber durante la guerra de Ucrania, que el Kremlin insiste en llamar “operación militar especial”.

Tan sólo en España, cientos de miles de mujeres -con expectativas de superar el millón de participantes, como en años anteriores- asistieron a manifestaciones nocturnas en Madrid, Barcelona y otras ciudades. También se organizaron grandes concentraciones en muchas otras ciudades del mundo, mientras que en algunos países sólo se celebraron actos menores.

Aunque España lleva años registrando una de las mayores afluencias de público del mundo el 8 de marzo, las marchas de este año estuvieron marcadas por la división en el seno de su propio gobierno de izquierda en torno a una ley de libertad sexual que ha llevado inadvertidamente a la reducción de penas para cientos de delincuentes sexuales.

En el resto de Europa, decenas de miles de personas salieron a las calles de París y de otras ciudades francesas para protestar, portando carteles con los mensajes “Igualdad salarial, ya” y “Solidaridad con las mujeres del mundo”. Las concentraciones se centraron en protestar contra los cambios propuestos en el sistema de pensiones, que según grupos de mujeres son injustos para las madres trabajadoras.

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Yamaguchi informó desde Tokio. Los periodistas Joseph Wilson en Barcelona y periodistas de The Associated Press en otras partes del mundo contribuyeron a este despacho.

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