Presidente de México propone reformas a la Guardia Nacional
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha propuesto al Congreso una reforma legislativa que transferiría completamente la Guardia Nacional, creada como una fuerza bajo mando nominalmente civil, a la autoridad de los militares, lo que supone un cambio drástico para un político que anteriormente pedía que los soldados volvieran a los cuarteles.
Además de la vertiginosa evolución política que supondría el cambio, es casi seguro que la propuesta enfrentará impugnaciones constitucionales.
López Obrador estableció la Guardia Nacional en 2019, alegando que la Policía Federal de México era irremediablemente corrupta e incapaz de enfrentarse a los poderosos cárteles de la droga de México. La consagró en la Constitución, colocándola bajo la autoridad del aparato civil de seguridad pública.
Los críticos argumentan que las reformas a la legislación relacionada con la Guardia Nacional no son suficientes para trasladar su autoridad civil, establecida constitucionalmente, a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
“Es muy claro el artículo 21 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que establece primero que la GN es un órgano de carácter civil y que además está adscrito a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana”, opinó la analista Ana Lorena Delgadillo, directora de la Fundación para la Justicia y el Estado Democrático de Derecho (FJEDD).
“Entonces en cualquier cambio que se quiera hacer de adscripción de la GN a la Sedena tendría que pasar primero por una reforma constitucional”, agregó.
Afirmó que incluso si se intentara una reforma constitucional, los legisladores tendrían que “valorar si eso está con el espíritu de seguridad de carácter civil que rige a toda la Constitución”
López Obrador ya no parece tener los votos necesarios en el Congreso para una reforma constitucional.
En su propuesta, el mandatario mexicano presentó un argumento múltiple: las fuerzas policiales civiles no han logrado traer seguridad al país; el ejército es la institución más confiable de México; y la Guardia Nacional ya es esencialmente una institución militar.
De los más de 110.000 efectivos de la Guardia Nacional, más del 80% provinieron del Ejército y la Marina, destacó el mandatario. Sostuvo que la Guardia Nacional sólo funciona gracias al liderazgo militar que la organizó y las amplias capacidades logísticas de las fuerzas armadas.
Gran parte de la propuesta de López Obrador se lee como una oda a los militares como pilar central de la sociedad mexicana. El tono es conocido entre los mexicanos. El presidente les ha dado a los militares más responsabilidades que cualquier otro jefe del ejecutivo mexicano en la historia reciente, poniéndolos a cargo no sólo de luchar contra los cárteles del narcotráfico, sino también contra el robo de combustible. Les encargó la construcción de un nuevo aeropuerto para la capital y de un tren turístico en la península de Yucatán. Construyen sucursales bancarias en zonas rurales y fueron clave en la respuesta del gobierno a la pandemia del COVID-19.
“La transferencia del control operativo y administrativo de la Guardia Nacional a la Sedena responde a la necesidad inmediata de superar los obstáculos administrativos y de disponibilidad de recursos”, escribió López Obrador, quien continuó argumentando que es la única forma de igualar la amplitud geográfica, las capacidades logísticas y el armamento de la delincuencia organizada.
Durante su informe de gobierno a la nación, López Obrador aseveró que “el propósito no es militarizar o ir al autoritarismo, sino cuidar, con la vigilancia de la Secretaría de la Defensa, el crecimiento sano de la que debe ser la principal institución de seguridad pública del país”.
El ejército ha estado desempeñando un papel crítico para mantener la seguridad en las calles desde hace años, mucho antes de que López Obrador asumiera el cargo. Se le ha acusado de abusos a los derechos humanos y Naciones Unidas ha pedido durante mucho tiempo que se le retire de las funciones policiales.
Sin embargo, ni la Guardia Nacional ni los militares han podido reducir la inseguridad en México. El mes pasado, grupos de la delincuencia organizada llevaron a cabo ataques en cuatro estados del país en una semana, quemando negocios y matando a transeúntes.
Según sus críticos, la Guardia Nacional carece de las capacidades de investigación e inteligencia de una fuerza policial. Es una presencia visible en patrullajes y responde ante hechos de violencia, pero no hace mucho para prevenirla.
El senador Emilio Álvarez Icaza, un político independiente, dijo que, el año pasado, la Guardia Nacional reportó 14 arrestos producto de sus propias investigaciones (hubo muchas otras detenciones en casos en que sorprendieron a las personas en actos ilícitos). Además, entregaron a la fiscalía a más de 50 personas acusadas de crimen organizado.
“La Guardia Nacional tiene más de 115.000 efectivos. Es un desastre en sus propios números”, afirmó.
“Creen que con estar ahí se resuelve y ya no pasa nada. Creen que no hacer nada es lo mejor. Creen que la presencia es inhibir y eso es absurdo”.
La propuesta de López Obrador no aborda la cuestión de por qué las fuerzas armadas son la institución correcta para liderar lo que él sigue llamando una policía nacional. El presidente habla a menudo de la impunidad que azota al país, pero no está claro cómo una fuerza de seguridad compuesta y dirigida por militares podrá realizar el trabajo policial necesario para llevar a los criminales ante la justicia.
El paquete de reformas fue presentado al Congreso antes del inicio de su nuevo periodo de sesiones el jueves.
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