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OPINIÓN: Detener migrantes bien vale llegar al AIFA

Un letrero grande de "Bienvenidos a México" sobre el Puente de las Américas
Un letrero grande de “Bienvenidos a México” sobre el Puente de las Américas detrás del presidente estadounidense Joe Biden y un agente de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza mientras recorren un puerto de entrada en El Paso, Texas, el domingo 8 de enero de 2023. (AP Foto/Andrew Harnik)
(Andrew Harnik / Associated Press)
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El lunes de esta semana inició formalmente, en Ciudad de México, el encuentro entre los presidentes de México y Estados Unidos y el primer ministro de Canadá, en la llamada Cumbre de Líderes de América del Norte.

Aunque estas reuniones que iniciaron en 2005 fueron pensadas como encuentros anuales de alto nivel para distinguir y aprovechar oportunidades de desarrollo de la región de Norteamérica, Donald Trump las ignoró y boicoteó, se suspendieron durante su mandato y se retomaron apenas el año pasado, después de la crisis del COVID, orientándose más a abordar problemas que a distinguir oportunidades de desarrollo.

Al momento de escribir esta nota la reunión no ha concluido pero algunos escenarios son previsibles. Con este sesgo de abordar problemas, en realidad se trata más de aprovechar la presencia de los tres mandatarios para tratar temas bilaterales. Seguramente habrá un comunicado conjunto de los tres países. Uno de esos comunicados llenos de buenas intenciones y sin compromisos concretos. La “carnita” estará en lo que traten por ejemplo México y Estados Unidos y no en generalidades. De hecho, el único tema visible que concierne a los tres países es la controversia sobre la política energética mexicana que está a punto de trascender a un panel de arbitraje que tendría consecuencias graves para el anfitrión.

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Estados Unidos trae una agenda muy clara con México. Se centra en tres temas. El cambio climático, el combate al tráfico de fentanilo y el control de la migración. En los dos últimos tiene peticiones concretas y espera acuerdos en consecuencia. Joe Biden sabe que políticamente, con una cámara de representantes dominada por el partido republicano y ya en puerta el proceso electoral de 2024, el mal manejo de esos temas puede tener un peso importante y el voto de castigo, si no muestra resultados pronto, podría ser devastador para él o para el candidato de su partido. Se quejan, con razón, de que no logra la cooperación (casi sometimiento) que Donald Trump obtuvo de México

En lo que toca al combate al tráfico de fentanilo, la administración Biden espera una mayor colaboración y participación en México, incluso operativa, la extradición de cabecillas, incluido por supuesto el recién capturado Ovidio Guzmán, un mejor intercambio de información y, en síntesis, un combate conjunto. AMLO, sabedor de que a los militares que tanto consiente no les gusta para nada la presencia estadounidense, se envolverá en el trasnochado discurso de la soberanía, aumentado ahora con el mensaje de que se capturan líderes de organizaciones criminales. Más que un regalo a Biden, como algunos creen, la captura de Ovidio es un mensaje del ejército mexicano como para decir, así estamos bien, con la colaboración que tenemos es más que suficiente y no hay nada que modificar. Algo tendrá que ceder AMLO porque para Biden el tema es prioritario.

En lo migratorio el asunto está más avanzado porque este gobierno mexicano, desde Donald Trump, se ha convertido en un apéndice de la patrulla fronteriza. Biden parece que encuentra un camino para, sin traicionar los principios de su partido, contener a los migrantes y ordenar mínimamente el proceso.

Estaría dispuesto a aceptar un buen número de solicitudes de asilo de muchos de los migrantes que hoy transitan por México, siempre y cuando el solicitante haga el trámite en su país, no se presente en la frontera y tenga un patrocinador de su presencia en Estados Unidos. Ofreció grandes números, pero en realidad muy pocos cumplen con el requisito de patrocinio y es de esperarse que muchos sigan intentando obtener asilo entregándose en la frontera con México. Ahí, en el corto plazo, gracias al llamado Título 42 serían rechazados y, adivinó usted, México se compromete a recibirlos y contenerlos. Como si las ciudades fronterizas mexicanas desbordaran de infraestructura y mecanismos de apoyo como albergues, empleos, servicios médicos y educativos.

¿Y México que pide a cambio a Estados Unidos? ¿Cuál es la agenda mexicana? ¿Pedirá una regularización de los migrantes mexicanos en Estados Unidos? ¿Infraestructura fronteriza? ¿por lo menos recursos para atender a los solicitantes de asilo que Estados Unidos rechazará y que México recibirá? ¿vacunas, medicinas que tanta falta hacen? ¿becas para estudiantes mexicanos en Estados Unidos?

Los funcionarios mexicanos por agenda entienden los horarios y lugares de las reuniones y no los temas que se abordarán. México asiste a esta reunión que organiza solo para reaccionar a los cuestionamientos y peticiones de Estados Unidos y Canadá, pero no trae temas propios y, como un indicador más de ineptitud, lo único que han pedido es que el presidente Biden aterrice en el aeropuerto Felipe Ángeles (AIFA) que tanto promociona AMLO. Ello le permitirá decir cada mañana que este aeropuerto es excelente, tanto que Biden lo usó para llegar, como si ese fuera el problema de ese aeropuerto y no sus inexistentes vías de comunicación. Como si los pasajeros comunes y corrientes pudieran llegar en helicóptero o con patrullas que van despejando el camino.

Tener una intervención más directa en México en el combate al tráfico de fentanilo, la extradición de narcotraficantes importantes y quien reciba y contenga a los migrantes a cambio de llegar al AIFA, es un excelente acuerdo… para Estados Unidos y para Biden.

Jorge Santibáñez es presidente de Mexa Institute

TW: @mexainstitute

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