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Trump da un espaldarazo al líder de Libia respaldado por la ONU

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El presidente, Donald Trump, dio hoy un espaldarazo al Gobierno libio respaldado por la ONU al recibir a su primer ministro, Fayez al Serraj, en un momento en el que Naciones Unidas confía en alcanzar un acuerdo para poner fin a la crisis que tiene al país dividido en dos estructuras de mando.

Trump y el secretario de Estado, Rex Tillerson, se reunieron por separado con Al Serraj, el líder del Gobierno respaldado por la ONU, situado en Trípoli y enfrentado con el Parlamento de Tobruk, en el este de Libia, que también reclama el control del país.

Aunque Trump no hizo declaraciones a la prensa durante su reunión con Al Serraj, la Casa Blanca indicó horas después que el mandatario había “subrayado el apoyo continuo de Estados Unidos” al Gobierno de acuerdo nacional apoyado por la ONU y los esfuerzos de esa organización para lograr “una reconciliación política en Libia”.

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El mandatario también “agradeció al primer ministro su cooperación en esfuerzos contra el terrorismo y enfatizó el compromiso de EEUU de derrotar al Estado Islámico (EI) y otros terroristas yihadistas en Libia”, agrega la nota de la Casa Blanca.

Trump y Al Serraj “acordaron trabajar juntos para impulsar la estabilidad y unidad libias”, concluye el comunicado.

Hace dos semanas, el enviado especial de la ONU para Libia, Ghassan Salamé, aseguró que los gobiernos rivales del este y el oeste de Libia estaban cerca de lograr un acuerdo bajo su mediación para poner fin a la crisis en el país, convocar elecciones legislativas y consolidar una estructura de poder única.

Tillerson instó a todas las partes libias a facilitar esa posibilidad durante su encuentro con Al Serraj, en el que expresó el “completo apoyo” de Washington a su Gobierno, según explicó la portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert.

“El secretario Tillerson y el primer ministro Al Sarraj conversaron sobre la necesidad de que todas las partes libias e internacionales respalden el plan del enviado especial de la ONU para Libia, Ghassan Salamé”, dijo Nauert en un comunicado.

Ese plan busca “impulsar el proceso de reconciliación política nacional y sentar las condiciones para que Libia convoque elecciones nacionales exitosas”, precisó.

“Estados Unidos sigue urgiendo a todas las partes libias a relacionarse de forma constructiva con la mediación del enviado especial Salamé”, incluido en la negociación de “enmiendas al acuerdo político libio”, que es “la única solución política viable” a la crisis en el país, indicó la portavoz.

“Los intentos de esquivar el proceso político facilitado por la ONU o de imponer una solución militar al conflicto solo desestabilizarán a Libia y crearán oportunidades para que ISIS (siglas en inglés del Estado Islámico, o EI) y otros grupos terroristas amenacen a EEUU y nuestros aliados”, agregó.

Tillerson también agradeció a Al Sarraj su “férrea alianza” con Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo y “la derrota del Estado Islámico”, un tema que, previsiblemente, también estuvo muy presente en la reunión con Trump.

Libia es un estado fallido, víctima del caos y de la guerra civil desde 2011, cuando la comunidad internacional apoyó el alzamiento rebelde y contribuyó militarmente a la caída del régimen dictatorial de Muamar el Gadafi.

Las dos autoridades en las que está dividido el país desde 2014 se apoyan en diferentes milicias que a menudo cambian de bando y que mantienen difusas relaciones con grupos yihadistas y con mafias dedicadas a todo tipo de contrabando.

En los últimos meses, varias organizaciones han denunciado que esas mafias explotan, torturan y en algunos casos trafican con inmigrantes en Libia, e incluso los venden como esclavos.

No está claro si Trump o Tillerson hablaron con Al Sarraj de esa crisis de inmigrantes, que ha suscitado un esfuerzo de Naciones Unidas, la Unión Europea y la Unión Africana (UA) para evacuar de urgencia a los migrantes víctimas de trata de personas en Libia.

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