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Opinión: Familias de Wilmington se levantan contra la expansión de la refinería Tesoro

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Por más de 20 años he vivido cerca de Wilmington, en una zona conocida como “Ghost Town (pueblo fantasma)”, con mi hija y madre, a sólo 500 metros de la refinería de Tesoro. Y como la mayoría de las familias, mantenemos nuestras puertas cerradas para no respirar los humos tóxicos que nos están matando lentamente.

Recordemos que el 85% de los residentes de Wilmington son Latinos de bajos ingresos; pero en lo personal, tengo un dato aterrador: cada vecino en mi calle tiene un miembro de su familia que ha muerto de cáncer o ha sobrevivido a esta enfermedad.

Me preocupo por mi madre que ha sufrido con una tos crónica durante años y que no está mejorando, y por los muchos niños que asisten a la escuela a una milla de la refinería. Desde afuera de mi ventana por la noche, veo el cielo encendido de color naranja brillante por las llamaradas que emanan de dicha compañía. Cuando nadie más ve lo que está pasando, tienes que ser el ‘perro guardián’ de tu comunidad.

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Cuando aprendí que Tesoro se uniría con BP Carson para crear la refinería más grande de la costa oeste, Tesoro confirmó su creencia de que nuestras familias valen menos que sus sucias ganancias.

La expansión de 460 millones de dólares a través de 950 acres permitirá producir 3.4 millones de barriles de tanques de almacenamiento, casi el doble para procesar el petróleo crudo de alto contenido de benceno, y procesarán más de 380,000 barriles de petróleo al día.

Tesoro afirma engañosamente, que al mejorar las máquinas de la refinería reducirá sus emisiones, pero de lo contrario, aumentará los compuestos orgánicos volátiles (COV), incluyendo sustancias tóxicas peligrosas como el benceno.

El petróleo crudo Bakken también es altamente explosivo y emite altos niveles de gases de efecto invernadero durante la extracción. Tesoro tiene un historial de fugas y bengalas con explosión de azufre, habiendo ocurrido la última el año pasado.

Esta gran expansión solo aumentará los riesgos de la salud y seguridad que ponen en peligro a las comunidades de Wilmington, Carson y West Long Beach.

Familias como la mía son impactadas fuertemente por Tesoro y por las otras cinco refinerías en nuestra comunidad. No pueden seguir diciéndonos que los vapores tóxicos son solo un olor.

Tenemos el derecho de levantarnos y hablar en contra de estas refinerías que están contaminando nuestro aire y matando a nuestras familias. Por eso toque las puertas de mis vecinos para asegurarme de que todos en mi vecindario marcháramos el pasado 29 de Abril en la marcha de People’s Climate (Clima del Pueblo) contra la expansión de Tesoro.

Esta expansión no toma en cuenta nuestro derecho al aire limpio y amenaza la salud de nuestra comunidad y nuestro clima.

Los grandes contaminadores como Tesoro necesitan rendir cuentas por sus ataques a nuestra salud y seguridad. Recientemente, un estudio realizado por el Distrito Administrativo de la Calidad del Aire del Sur de California descubrió que las refinerías en la región de Los Ángeles emiten 6-12 veces más VOC de lo reportado y que las emisiones de benceno de Tesoro son 43 veces más altas que las reportadas.

Debemos mejorar la calidad del aire y la salud pública con la reducción de las emisiones directamente en la fuente donde ocurre, en lugar de invertir en una expansión a la que los residentes y los funcionarios municipales se oponen.

A medida que la legislatura decida cómo cumplir con nuestras metas climáticas de 2030, las reducciones directas de emisiones deben ser una prioridad en la legislación para que eficazmente se hable de los impactos a la salud, la reducción a los casos de asma, la prevención del cáncer y otras enfermedades.

Nuestro sistema actual le está dando a los contaminadores demasiados resquicios legales para seguir contaminando y Tesoro es uno de los mayores usuarios de compensaciones compradas fuera del estado. Nuestras familias merecen algo mejor y es hora de que los contaminadores paguen.

Quiero que todas las familias de Wilmington vivan en un lugar donde puedan respirar y donde no tengamos que preocuparnos de que alguno de nuestros vecinos muera.

California todavía tiene puntos tóxicos de la calidad del aire que nuestro estado necesita arreglar para que nuestros niños puedan dormir mejor por la noche.

Wilmington está sobrecargado con contaminación y necesita soluciones sostenibles que transforman a este, ‘Ghost Town’ a uno con un ambiente saludable y una economía próspera con empleos de energía limpia. Por eso nos unimos en marchar contra la expansión de la refinería Tesoro, porque merecemos aire limpio en Wilmington.

Magali Sanchez-Hall es residente de Wilmington y miembro de Communities for a Better Environment.

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