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OPINIÓN: México y Estados Unidos frente al COVID 19. Comparaciones odiosas

Hasta el 30 de mayo México ha aplicado apenas 1.75 pruebas por cada 1.000 habitantes. Casi 30 veces menos que Estados Unidos.
(EFE)
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Un rasgo característico de la comunidad mexicana en Estados Unidos es la llamada binacionalidad que consiste en integrarse a lo que llaman el “american way of life” y al mismo tiempo mantener vínculos estrechos con México.

Estos vínculos se expresan de muchas maneras y una de ellas es la de comparar las reacciones sociales, económicas o políticas de ambas sociedades frente a fenómenos particulares. La crisis sanitaria del COVID-19 no podría ser la excepción.

En este contexto, llama la atención, aún aceptando la enorme asimetría económica entre los dos países, la escasa información con la que se toman decisiones en México. En particular las muy pocas pruebas de detección, elemento central para entender la pandemia, medir la expansión del virus, preparar al sistema de salud y distribuir recursos.

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Hasta el 30 de mayo, Estados Unidos ha aplicado 49 pruebas de detección por cada 1.000 habitantes. Para muchos esa cifra es muy baja y ha generado bastante descontento. México ha aplicado, hasta la misma fecha, apenas 1.75 pruebas por cada 1.000 habitantes. Casi 30 veces menos. Ridículo.

De los países de los que se tiene información, México está por debajo de casi cualquier otra nación latinoamericana, incluso países más pobres como Perú, Ecuador, Bolivia, o Uganda, Ghana o Senegal.

Cabe aclarar que la posición inicial del gobierno estadounidense no era la aplicación masiva de pruebas. Sin embargo, la presión social, política y de los medios de comunicación detonaron un cambio.

No nos explicamos por qué en México no se ha generado esa presión o el gobierno no ha decidido cambiar de estrategia. Peor aún, se habla ya de regreso a la “nueva normalidad” -lo que sea que eso signifique porque no entiendo como se puede regresar a algo nuevo-, con tan escasa información. Muchos tenemos temor por nuestros familiares y amigos.

Otro elemento para comparar son los responsables técnicos de la pandemia. En México ese personaje es el Dr. Hugo López Gatell y en Estados Unidos es Anthony Fauci.

Mientras la versión mexicana se politizó y doblegó totalmente al presidente con expresiones realmente desafortunadas que lo llevaron a perder la credibilidad que estaba construyendo, como aquella de que la fuerza del presidente no es de contagio sino una fuerza moral, la versión estadounidense se mantuvo en el terreno técnico e incluso contradijo públicamente y en su presencia, a su jefe.

En esa comparación también hay similitudes sorprendentes.

La crisis sanitaria del COVID-19 ha hecho evidente, a pesar de pertenecer a corrientes ideológicas diferentes -por lo menos eso dicen-, lo mucho que se parecen Donald Trump y AMLO. La crisis los hizo ver como almas gemelas.

En los inicios de la crisis, ambos líderes sostenían un discurso según el cual todo estaba bajo control, estábamos preparados y la crisis desaparecería sin mayores estragos. A partir de cierto momento, aún con datos evidentes en contra, afirmaban y afirman tranquilamente que ya lo peor había pasado y la curva se estaba aplanando.

Ambos se enfrentaron a los medios de comunicación que los critican, descalificándolos, acusándolos de “fake news” (noticias falsas) o de ser financiados por sus enemigos políticos y dieron amplias entrevistas a “informadores” que les son favorables, Donald Trump en la cadena Fox y AMLO a Epigmenio Ibarra.

Los dos presentaron remedios “mágicos” para combatir al virus. AMLO una estampita de un santo acompañado de un “detente” y el presidente estadounidense con medicamentos que las propias agencias de su gobierno descartaban y hasta con inyecciones de cloro.

Ninguno de los dos, por razones que nadie entiende, ha aceptado el uso de cubre-boca. Probablemente les parece que se ridiculiza la imagen del presidente. En alguna declaración Trump dijo que no les daría a los medios de comunicación “la satisfacción” de que le tomaran fotos con cubre-boca. AMLO no ha dicho nada. Simplemente no lo usa.

Ambos presidentes han urgido el reinicio de contacto con sus bases. Trump en sus “rallies” electorales y AMLO en sus giras. Declararon sus obras como esenciales para no detener su construcción, a pesar de poner en riesgo a la población. Trump declaró esencial la construcción del muro en la frontera con México y AMLO la construcción del Tren Maya y la Refinería de Dos Bocas.

En Estados Unidos hay contrapesos, liderazgos alternativos, hay oposición efectiva, medios de comunicación críticos y el presidente no es todopoderoso. En México esos contrapesos no existen o apenas empiezan tímidamente a expresarse en las posiciones de algunos gobernadores, pero AMLO tiene aún demasiado poder.

Es cierto, las comparaciones son odiosas. Las similitudes más.

*Jorge Santibáñez es presidente de Mexa Institute

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