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Columna: El acuerdo comercial de Trump con China resultó un fracaso enorme y costoso

Ex presidente Trump con presidente chino Xi Jinping, cumbre G-20 Osaka, Japón
El ex presidente Trump con el presidente chino Xi Jinping, en la cumbre del G-20 en Osaka, Japón, en junio de 2019.
(Susan Walsh/Associated Press)
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El recuento final está listo, y los números son sombríos: el gran acuerdo comercial de Donald Trump con China, anunciado como una victoria “transformadora” para EE.UU, resultó ser un fracaso tremendo.

Cabe recordar que el pacto requería que China realizara nuevas compras de productos agrícolas y manufacturados, servicios, petróleo crudo y otras fuentes de energía, por unos 200.000 millones de dólares.

La idea que planteó Trump fue que el convenio pondría fin a la guerra comercial que había iniciado con China, al tiempo que produciría una inserción masiva de ingresos para los fabricantes y productores estadounidenses.

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“Hoy el único aspecto ‘histórico’ indiscutible de ese acuerdo es su fracaso”

— Chad P. Bown, Instituto Peterson de Economía Internacional

Nada de ello sucedió. Aunque la guerra comercial dejó de escalar, la mayoría de los aranceles que Trump había impuesto a los productos chinos se mantuvieron, al igual que los de represalia aplicados por China.

Más concretamente, “China no compró nada de esos 200.000 millones de dólares adicionales en exportaciones que había prometido el pacto de Trump”.

Ese es el hallazgo de un estudio recién dado a conocer por Chad P. Bown, del Instituto Peterson de Economía Internacional, quien rastreó el comercio de China desde que se llegó al acuerdo.

Trump calificó el convenio como “histórico”, e incluso se jactó de que China no compraría 200.000 millones de dólares en nuevos bienes y servicios, sino 300.000 millones de dólares. Sin embargo, como escribe Bown: “Hoy, el único aspecto ‘histórico’ indiscutible de ese acuerdo es su fracaso”.

Al final, calcula Bown, China compró solo el 57% de todos los bienes y servicios exportados que se había comprometido a adquirir en virtud del acuerdo, “ni siquiera lo suficiente para alcanzar sus niveles de importación anteriores a la guerra comercial”.

Si está buscando más pruebas de que las alardeadas habilidades de negociación de Trump fueron una farsa desde el principio, aquí están.

Es apropiado mirar hacia atrás, a la atmósfera mercantil que prevalecía cuando se anunció el acuerdo y el escepticismo que generó desde el principio.

President Trump has declared victory in the trade war with China -- but America has paid all the price.

Ene. 15, 2020

Trump lanzó su guerra comercial bajo la influencia de Peter Navarro, un economista fuertemente antichino del personal de la Casa Blanca. Proclamó constantemente que los aranceles le costarían a China miles de millones, pero los expertos ridiculizaron la idea, quienes concluyeron casi de forma unánime que los estadounidenses los pagaron en su totalidad.

Un documento publicado en 2019 por economistas comerciales de la Reserva Federal y las universidades de Columbia y Princeton informó que la guerra comercial le estaba costando a la economía de EE.UU 1.400 millones de dólares al mes, a finales de 2018.

Esa fue la consecuencia de los precios más altos para los consumidores estadounidenses, el menor crecimiento de la fabricación y el derrumbe de las exportaciones agrícolas, todo ello impulsado por las políticas de Trump.

Las exportaciones estadounidenses a China cayeron debido a los aranceles de represalia impuestos por Beijing sobre más de 110.000 millones de dólares en bienes como acero, aluminio y productos agrícolas.

La economía agrícola se vio profundamente dañada; por ejemplo, las compras de soja por parte de China, anteriormente el principal socio de exportación de la leguminosa de EE.UU, cayeron a cero en noviembre de 2018. La administración Trump anunció aproximadamente 28.000 millones de dólares en ayuda de emergencia para los agricultores afectados por la guerra comercial, otra factura que recae sobre los contribuyentes estadounidenses.

Las tasas cubrían las piezas hechas en China, requeridas por las automotrices con sede en EE.UU. Ello aumentó el precio de los vehículos exportados al país asiático. Para eludir los costos, los fabricantes, incluidos Tesla y BMW, trasladaron la producción a esa nación.

Incluso después del acuerdo, el arancel estadounidense promedio sobre las importaciones de China se mantuvo en alrededor del 19.3%, más de seis veces su nivel del 3% antes de que Trump lanzara la guerra arancelaria.

China hasn’t come close to meeting the commitments on trade it gave Trump in January

Oct. 27, 2020

Siempre hubo dudas de que China pudiera absorber las importaciones en la escala que exigía el acuerdo. Éste requería que adquiriera 52.000 millones de dólares en petróleo durante dos años, sin embargo, fue de alrededor de 8.000 millones de dólares al año en petróleo crudo, gas natural licuado y otros energéticos de EE.UU.

Los expertos desconfiaban de que las importaciones de energéticos chinos pudieran triplicarse, considerando que el país tiene otras fuentes de importación e intentaba desarrollar la explotación puertas adentro. En cualquier caso, poco después del anuncio del pacto, los líderes de la industria petrolera dijeron a los asistentes de Trump que no podían proporcionar productos al nivel que requería el acuerdo.

Un factor imprevisto contribuyó al fracaso del tema, escribe Bown: la pandemia, que azotó a ambos países en el momento del anuncio, y cerró tanto las economías como el comercio transfronterizo. El COVID-19 aplastó el intercambio turístico, un componente importante del compromiso de China de aumentar las compras de servicios. Los viajes de negocios cayeron un 90%.

“La aparición de la pandemia de COVID-19 socavó cualquier posibilidad de éxito”, reconoce Bown. Pero no fue el único factor. Otros incluyeron la reubicación de la fabricación de automóviles de EE.UU a China y demás sitios para evitar los aranceles. El colapso de las ventas de aeronaves en el país a raíz de los accidentes de 2018 y 2019 del avión de pasajeros 737 MAX de Boeing también influyó. Pero China nunca estuvo en vías de cumplir con su compromiso, un hecho que ambos países probablemente sabían al momento del acuerdo.

Al final, sin embargo, resultó peor de lo que esperaban incluso quienes dudaban. La guerra comercial de Trump fue desastrosa para EE.UU de cualquier manera que se evalúe.

Bown reconoce que la guerra comercial causó pérdidas de exportación de 119.000 millones de dólares desde 2018 hasta 2021. Eso sin contar los precios más altos que los consumidores estadounidenses tuvieron que pagar por bienes, repuestos y materias primas importados, junto con los subsidios agrícolas.

En el análisis final, escribe Bown, Trump logró poner la relación comercial entre Estados Unidos y China “en un nuevo camino”, aunque no fue el correcto. “Casi cuatro años después”, concluye, “todavía se necesitan términos diferentes para la relación comercial”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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