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OPINIÓN: Se eleva el nivel del pleito con Estados Unidos

En estos primeros
El presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que México no produce fentanilo.
(AP)
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La semana pasada se intensificaron los ataques de varios congresistas estadounidenses y otros actores relevantes en contra de AMLO y el gobierno que encabeza. El camino y tono que está tomando la relación es preocupante.

Lo primero que hay que aclarar es que por más que AMLO se esfuerza en presentar el problema como una estrategia en contra de México, en realidad las críticas son en contra de él y su gobierno por la “gestión” omisa de varios problemas que afectan a los estadounidenses, en particular el abandono y descuido de la frontera común y el tránsito de drogas ilícitas como el fentanilo, que se suman a los reclamos por su política energética o violaciones al T-MEC.

AMLO en un estilo incomprensible que se subordina de más a Donald Trump en los inicios de su sexenio y que en su ocaso, se sube al ring a tirar golpes sin ton ni son ante los dichos de congresistas relativamente menores como el republicano Dan Crenshaw representante por Texas, está llevando el tema de la relación México-Estados Unidos a terrenos que pueden ser perjudiciales para los dos países, pero mucho más para México.

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El problema es que las respuestas del presidente mexicano provocan que actores más relevantes se sumen a las críticas generando un ambiente francamente hostil y una opinión pública contraria en Estados Unidos. La preocupación por México crece y ya no son voces aisladas ni menores.

En apenas unos días, han aparecido editoriales muy duros en contra de AMLO en los principales diarios como The Washington Post, The New York Times, Chicago Tribune o las principales cadenas de televisión como CNN, críticas de precandidatos presidenciales como Ted Cruz o Mike Pompeo y de congresistas mucho más trascendentes que Crenshaw como el demócrata Bob Menendez quien preside el comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense. Mientras casi nadie conoce a Crenshaw, a Bob Menendez, el presidente Biden le tomaría la llamada el mismo día.

En su defensa, AMLO ha mezclado argumentos ciertos pero insuficientes y mentiras descaradas que han llevado a algunos a cuestionarse su estado de salud mental y su calidad moral. Delirante le llamó Chicago Tribune en su editorial. Ha dicho por ejemplo que en el fondo se trata de una estrategia político-electoral para, construyendo culpables, ganar votos en 2024 y que Estados Unidos no hace lo suficiente en contra de la distribución y consumo del fentanilo. Ambos argumentos son básicamente ciertos, pero ello no invalida las críticas y él también hace una utilización política al envolverse en la violación de la soberanía y auto presentarse como un héroe que defiende a México. Apenas el sábado pasado en un zócalo repleto en lo que parecía más un mitin de campaña que un acto oficial, sostuvo un discurso antiyanqui que sonrojaría a Hugo Chávez o a Nicolás Maduro.

Por otro lado, que Estados Unidos tenga una enorme responsabilidad en el fracasado combate al consumo del fentanilo y otras drogas, no elimina la responsabilidad mexicana en la producción y tránsito.

Desafortunadamente, fiel a su estilo, en su estrategia ha dicho cosas insostenibles y que dañan la credibilidad de su gobierno. Por ejemplo, afirma de manera contundente que México no produce fentanilo, algo que es totalmente falso y él lo sabe. Muchísimos datos de su propio gobierno demuestran lo contrario.

En su mentira arrastra a funcionarios que deben mantener un nivel técnico de comunicación y gestión con contrapartes y que como jilgueros se dedican a repetir la mentira. Ahora exige a funcionarios de la cancillería y a los cónsules salir a decir que en México no se produce fentanilo. Absurdo.

Por si esto no fuera suficiente, el presidente mexicano ha amenazado con organizar una campaña en Estados Unidos para que se vote en contra de candidatos que sostengan posiciones críticas a su gobierno. No sé si AMLO no sabe, no se da cuenta o nadie le dice que ese es otro nivel de pleito.

La sociedad estadounidense es particularmente sensible a cualquier intervención extranjera en cuestiones político-electorales. Es un tema de seguridad nacional. La muy probable intervención rusa en la elección de Donald Trump dejó heridas que aún no han sanado. Usar a los cónsules o recursos públicos mexicanos para ese tipo de campañas metería a México en la lista de los países enemigos.

De hecho, hay regulaciones al respecto. Existe, desde que Estados Unidos durante la segunda guerra mundial buscaba protegerse de influencias ideológicas que venían del exterior, lo que se conoce como FARA (Foreign Agents Registration Act) que obligaría a los consulados a registrarse en el Departamento de Justicia y a hacer públicos sus programas y uso de recursos. Ello desvirtuaría totalmente la importante labor de protección de mexicanos que éstos desarrollan, en particular en favor de los mexicanos indocumentados. Un despropósito monumental.

No sé cómo termine el pleito absurdo que AMLO está construyendo con Estados Unidos, no va por buen camino y es claro que México será tema negativo en el proceso electoral estadounidense de 2024.

*El doctor Jorge Santibáñez es presidente de Mexa Institute

TW: @mexainstitute

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