Juicio político: Los demócratas esperaban convencer a los republicanos, pero hasta ahora no parecen lograrlo
Nancy Pelosi dijo una vez que el juicio político sólo funcionaría con apoyo bipartidista, pero hasta ahora no está resultando así.
Mientras la Cámara se prepara para realizar su primera votación relacionada con la investigación de juicio político del presidente Trump, los demócratas parecen haber renunciado a obtener mucho apoyo republicano para su iniciativa y se resignan a la realidad de que el proceso probablemente continúe igual, dividido entre líneas partidistas.
La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi (demócrata de San Francisco) había argumentado anteriormente que tratar de destituir al presidente sólo sería posible con apoyo bipartidista. El respaldo de los legisladores de ambas facciones significaría la diferencia entre un intento de juicio político que se considere como un control creíble y constitucional sobre el poder presidencial, o un ejercicio político vengativo.
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Pero en su primera prueba —la votación procesal del jueves sobre el establecimiento de reglas de juicio político— es poco probable que los demócratas reciban más que unos pocos votos republicanos, si es que ocurre.
Sólo un puñado de republicanos manifestaron públicamente su apertura a la investigación de juicio político de los demócratas, incluidos el senador Mitt Romney de Utah, los representantes Francis Rooney, de Florida, y Will Hurd, de Texas, y el ex representante republicano y ahora independiente Justin Amash, de Michigan, quienes expresaron su alarma por los intentos de Trump de presionar al gobierno ucraniano para que investigue acusaciones infundadas contra sus enemigos políticos, incluso habiendo retenido una asistencia de seguridad del país.
Hasta el momento, ningún republicano anunció su apoyo a la destitución del primer mandatario, una votación que todavía está a semanas de distancia.
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En tanto, las esperanzas demócratas de que los republicanos se unan al esfuerzo se están desvaneciendo. Mucho dependerá de un puñado de republicanos moderados, cuyas opiniones y declaraciones serán observadas de cerca. Pero los demócratas insisten en que es poco lo que pueden hacer para influir en los votos u opiniones, más allá de recolectar evidencias. “Esperamos que todos decidan poniendo al país por encima del partido, y que emitan juicios basados en la evidencia y la ley”, remarcó el representante David Cicilline (D-Rhode Island), miembro del liderazgo demócrata de la Cámara de Representantes. “…Todo lo que podemos hacer es seguir esperando que lo hagan, pero no creo que eso cambie el curso de acción de la Cámara”.
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Los líderes demócratas apuntan a algunos republicanos no electos que han expresado su apoyo a la investigación, incluido un grupo de exfuncionarios de seguridad nacional y columnistas como George Will.
Los republicanos elegidos, argumentan, son otra historia. “Lo que sucede aquí en el Capitolio en lo que respecta al caucus republicano es completamente diferente”, afirmó el representante Hakeem Jeffries (D-N.Y.), presidente del Caucus Democrático de la Cámara. “Lo que vemos en todo el país es un creciente sentimiento bipartidista de que el presidente tuvo un mal proceder y ejerció un abuso de poder que es, como mínimo, digno de una investigación de juicio político”.
Varios demócratas afirmaron que no hay llamadas telefónicas, mensajes de texto o chats entre pasillos para tantear a los republicanos sobre su posible apoyo al juicio político, por ahora.
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Rooney, el republicano más cercano en el potencial apoyo a la acusación, confirmó que Pelosi ni siquiera lo había abordado, a pesar de que él y su esposa conocen a la demócrata y al esposo de esta, por su apoyo conjunto a la Universidad de Georgetown. Rooney no espera que Pelosi, a quien llamó una “muy buena amiga”, intente ganar su voto, y parece poco probable que eso importe, añadió.
“Voy a hacer lo correcto”, agregó Rooney, quien anunció recientemente que no está interesado en una reelección. “Realmente no le presto mucha atención a esas cosas”, afirmó sobre la presión política que seguramente enfrentará por parte de los republicanos o los demócratas.
La investigación se aceleró el miércoles, cuando los comités escucharon a dos funcionarios de carrera del Departamento de Estado. También convocaron al ex asesor de seguridad nacional John Bolton para que testifique el 7 de noviembre próximo, pero no está claro si se presentará. Bolton, quien sería el ex funcionario de la administración de mayor rango en testificar, había alentado a otros funcionarios de la administración a expresar sus preocupaciones sobre el accionar de Trump, aseveró otro testigo a los comités, a principios de este mes.
Incluso si algunos republicanos consideraran apoyar la destitución, puede haber pocas razones para ponerse en el candelero ahora. Muchos siguen temerosos de que Trump y otros grupos conservadores puedan atacarlos por avalar la investigación.
El presidente envió varios tuits despectivos a expensas de Romney, cuando el senador de Utah dijo que le preocupaban sus acciones. Los legisladores republicanos reconocen en privado el poder del intimidatorio púlpito online del presidente, especialmente si sólo hay unos pocos legisladores republicanos que quieran romper filas.
Los legisladores republicanos que son partidarios de Trump están ansiosos por aplicar tácticas de presión, tanto a republicanos como a demócratas.
El representante Brian Babin (republicano de Texas) quiere exigir que se mencione en voz alta el nombre de cada miembro para emitir el voto del jueves sobre la investigación de juicio político. Ello obligaría a los legisladores a permanecer en el piso de la Cámara y emitir verbalmente su voto —transmitido en vivo en C-SPAN— en lugar de enviarlo mediante una pequeña tarjeta con la mayoría de los votos tabulados. Es poco probable que Pelosi acceda a ello.
Por su parte, los líderes republicanos confían en contar con sus miembros para la votación. Ellos también comprenden lo que estaría en juego si uno de ellos cruza el pasillo para unirse a los demócratas durante un proceso que, se espera, llegaría a su punto crítico en diciembre.
“No me sorprendería que no sólo ningún republicano votara a favor, sino que probablemente haya algunos demócratas que también voten en contra”, consideró el representante del partido republicano Steve Scalise (republicano de Louisiana). “Ello cuestionaría la legitimidad de lo que están haciendo Pelosi y [el presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara, el senador Adam B.] Schiff ”.
Los demócratas afirman que la votación del jueves no servirá como techo para un posible apoyo bipartidista. Esperan que cuando el relato de las acciones de Trump sea narrado de manera coherente —hasta ahora, sólo se han hecho públicos los testimonios de los testigos— las encuestas que ya tienen una ligera tendencia a favor de los demócratas continuarán avanzando, según un asistente de liderazgo de alto rango. Ello comenzará a ocurrir el próximo mes, cuando los demócratas publiquen un informe mayoritario que describa su caso y se espera que inicien los testimonios públicos.
Los republicanos afirman que no sienten presión por parte de los votantes o de cualquier otra persona para unirse a la iniciativa de juicio político, y están felices de empañar el proceso de los demócratas, al cual consideran defectuoso porque gran parte de él hasta ahora ha tenido lugar en declaraciones a puerta cerrada.
Pase lo que pase en la votación de la Cámara sobre los artículos de juicio político, ello tendrá repercusiones para el Senado controlado por el partido republicano, que debería determinar si destituye a Trump. “Creo que es bastante difícil de encarrilar”, expresó el senador John Thune (R-Dakota del Sur), jefe del grupo parlamentario republicano, acerca del proceso de los demócratas hasta el momento. “La forma en que lo han manejado en la Cámara realmente contaminó el procedimiento. Y creo que, también en la mente de los estadounidenses, parece un desarrollo fraudulento. Eso impregnará la cuestión a partir de ahora”.
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