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El papa Francisco es fan de Biden, pero ciertos líderes católicos en EE.UU le dieron al presidente una fría bienvenida

President Biden leaves church.
El presidente Biden sale de una misa, el 24 de enero pasado, en la Iglesia Católica Holy Trinity.
(Patrick Semansky / Associated Press)
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El presidente Biden, solo el segundo católico romano en la historia de Estados Unidos elegido para el más alto cargo político del país, tiene en la Oficina Oval una fotografía de sí mismo junto con el papa Francisco.

Sin duda, Biden puede contar con el apoyo del progresista Sumo Pontífice mientras revierte muchas políticas de la era Trump para combatir el cambio climático y reformar la inmigración.

Pero el aliento dentro de la Iglesia católica de su propio país parece más tenue, y Biden tuvo una recepción sorprendentemente hostil de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, bajo la dirección del arzobispo de Los Ángeles, José Gómez.

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En la intersección de la religión y la política, en ninguna parte la división entre conservadores y progresistas en la Iglesia católica surca más profundo que en Estados Unidos, como revela la elección de Biden.

“Es extraordinario”, afirmó John K. White, profesor de política en la Universidad Católica de América en Washington, “que un presidente católico, en lugar de ser felicitado [por los obispos] y que le digan ‘trabajaremos juntos aunque reconociendo las diferencias’, solo profundice el cisma”.

La brecha se debe a la oposición de muchos en la iglesia al aborto y al matrimonio entre personas del mismo sexo, mientras que otros tienen una interpretación más amplia de la santidad de la vida, promovida por Francisco, que incluya el cambio climático, temas de inmigración y la lucha contra la pobreza.

La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, el organismo rector de la Iglesia en el país, dio la bienvenida a Biden el día de la toma de posesión con una declaración alabando su “religiosidad”. Sin embargo, también destacó el apoyo del nuevo mandatario a los derechos reproductivos.

“Debo señalar que nuestro nuevo presidente se ha comprometido a seguir ciertas políticas que promoverían los males morales y amenazarían la vida y la dignidad humana, más seriamente en las áreas del aborto, la anticoncepción, el matrimonio y el género”, afirmó Gómez, presidente de la conferencia.

Para Gómez, la interrupción de los embarazos sigue siendo la “prioridad preeminente” de los obispos, y agregó: “No podemos quedarnos en silencio cuando casi un millón de vidas por nacer son desechadas en nuestro país año tras año a través del aborto”.

Gómez no estuvo disponible para comentar sobre este artículo, expresaron sus representantes.

En el Vaticano, los partidarios del papa no se sintieron satisfechos con la declaración de Gómez. Francisco reaccionó enviando un mensaje a Biden, en el cual repitió el apoyo total que le ha brindado al nuevo presidente desde su elección.

Gómez, vinculado con la secta conservadora del Opus Dei, también se enfrentó a la oposición de varios obispos de Estados Unidos, quienes afirmaron que no hizo circular la declaración entre todos los miembros de la conferencia, tal como se requiere. El obispo de San Diego, Robert McElroy, criticó indirectamente a Gómez.

“Lo más importante de todo”, comentó McElroy en su propia declaración posterior a la asunción presidencial, los obispos estadounidenses “deben alentar a nuestro nuevo mandatario entablando una relación de diálogo, no de juicio; de colaboración, no de aislamiento; de verdad en la caridad, no en la aspereza”.

En contraste con el escepticismo de Gómez sobre Biden, la conferencia recibió de buen ánimo la toma de posesión del presidente Trump en 2017, a pesar de sus tres matrimonios, una relación extramatrimonial con una estrella del porno y de un comentario ampliamente publicitado en el cual hablaba de tomar a las mujeres por los genitales (más tarde divergieron en cuestiones como la inmigración).

La rama de derecha de la Iglesia disfrutó de una cálida relación con la administración Trump. La esposa del expresidente de la Cámara de Representantes, el republicano Newt Gingrich, recibió el puesto de embajadora ante la Santa Sede. El secretario de Estado de Trump, Michael R. Pompeo, dio el año pasado un paso inusual al criticar al Vaticano en una revista opuesta al papa Francisco pocas semanas antes de viajar a Roma (el papa no se reunió con Pompeo).

La grieta dentro de la Iglesia lleva décadas, e involucra pautas liberales de los años 60, que los posteriores papas conservadores Juan Pablo y Benedicto invalidaron. Francisco predica un retroceso al activismo social progresista comunitario y una iglesia más inclusiva. Promovió a obispos como el progresista Wilton Gregory, el primer afroamericano en convertirse en cardenal, pero no a aquellos más hacia la derecha, como Gómez.

La elección de Biden puso en primer plano la división católica. La parroquia de la ciudad natal de Biden en Wilmington, Delaware, siempre le permitió comulgar, pero ciertas iglesias durante la campaña se negaron. Algunos líderes católicos conservadores han planteado abiertamente la posibilidad -muy poco probable- de excomulgar al presidente, de 78 años de edad.

“Este es un punto de inflexión de considerable importancia” para la Iglesia, afirmó George Weigel, miembro principal del Centro de Ética y Políticas Públicas en Washington y biógrafo conservador del papa Juan Pablo II, ahora santo. “Cristaliza un problema que se ha ido acumulando durante años”.

Los políticos católicos, señaló el especialista, incluidos Biden, la presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi (D-San Francisco) y el gobernador de California, Gavin Newsom, han sacrificado su derecho a la comunión debido a su apoyo al derecho al aborto.

“No se trata de política”, remarcó Weigel en una entrevista. “Es la integridad de la Iglesia”.

Weigel señaló que el aborto es diferente a otros temas.

“No todas las cuestiones son iguales”, expuso. “Esto no es el cambio climático, la inmigración ni los impuestos. La santidad de la vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural, es una parte innegociable de la comprensión católica”.

Otros en la Iglesia, especialmente en Estados Unidos, ven el tema de manera diferente y más amplia. “Hay muchas áreas en las que los obispos y la administración Biden están en la misma página y podrían trabajar juntos”, comentó el padre Thomas Reese, columnista del progresista National Catholic Reporter y veterano comentarista de la Iglesia. “Sería una tragedia para la Iglesia, la administración y Estados Unidos si el desacuerdo en algunos tópicos les imposibilitara trabajar juntos en otros”.

Las opiniones de Biden sobre la interrupción voluntaria del embarazo y temas relacionados han evolucionado de la oposición a la tolerancia; según algunos, para ceñirse más a la plataforma del partido demócrata. Los partidarios, como White, de la Universidad Católica, que copresidió Católicos por Biden durante la campaña del año pasado, sostienen que la evolución es una parte integral de la inclusión y la manifestación más amplia de la caridad católica: invitar a más creyentes a “la mesa”.

“La fe católica de Biden es clave en su personalidad”, destacó White. “Así es como se crió. Son los sacerdotes a quienes conoce. Eso no va a desaparecer”.

La redactora de The Times Sarah Parvini, en Los Ángeles, contribuyó con este informe.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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