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Bravo por la cantidad sin precedente de mujeres que asumieron cargos políticos

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Cuando el 116° Congreso se reunió, este 3 de enero, incluyo más mujeres que nunca: 25 en el Senado y 102 en la Cámara de Representantes.

Entre las mujeres recién llegadas a la Cámara también hay más diversidad que en el pasado, incluidas dos nativas estadounidenses y dos musulmanas —anteriormente no había representantes de dichas etnias—. Y por primera vez, seis estados estarán representados en el Senado por dos mujeres: California, Washington, Nevada, New Hampshire, Minnesota y Arizona.

Si 1992 fue apodado el Año de la Mujer en la Política Estadounidense —y lo fue, para aquellos que no pueden recordar el pasado cercano— entonces tal vez 2018 podría llamarse el Año de las Mujeres, ya que una cantidad sin precedentes de ellas se postularon —y ganaron— puestos políticos en todo el país.

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Probablemente haya muchas razones para esta oleada. Algunas llevaban un tiempo preparándose para una postulación; otras pueden haber estado motivadas por la elección de Donald Trump, después de que él admitiera —en una grabación filtrada— que tocaba a las mujeres según le placía, estiman los especialistas en ciencias políticas.

El comité de acción política de mujeres, Emily’s List, informó que recibió más de 34,000 consultas de interesadas en postularse para el cargo en el año posterior a la victoria de Trump.

El número de mujeres que se desempeñan en las legislaturas estatales también aumentó. En conjunto, el 28.5% de los escaños en las cámaras estatales ahora son ocupados por mujeres, en comparación con el 25.4%, según datos compilados por el Center for American Women and Politics.

Los ciudadanos de Nevada eligieron a tantas mujeres el 6 de noviembre pasado, que su Legislatura tendrá la primera mayoría femenina del país.

No estamos cerca de la paridad. Las mujeres componen un poco más de la mitad de la población de Estados Unidos, pero solo tienen una cuarta parte de los escaños en el Senado de Estados Unidos y un poco menos en la Cámara Baja. Aún así, vale la pena celebrar el aumento.

¿Por qué debería importar este tema? Bueno, por un lado, es lógico pensar que una democracia representativa será más efectiva cuando realmente represente a toda su gente, no solo a una élite afortunada. Además, los estudios muestran que las mujeres gobiernan de manera diferente a los hombres, no necesariamente mejor, sino de otra forma. A menudo son más colaborativas que sus homólogos varones, es más probable que traten de lograr un consenso y que se centren en temáticas de las “mujeres”, como la atención médica, el cuidado infantil y la educación. Un cambio en esas direcciones sería bienvenido.

Es una lástima que el récord esté desequilibrado, y que los avances de las mujeres principalmente se hayan dado en el bando demócrata. De hecho, el número de republicanas en la Cámara se reducirá en 10 en el nuevo Congreso.

Aun así, las primeras señales indican que las mujeres continuarán buscando un cargo más alto en los próximos años, y tal vez, finalmente, puedan quebrar la máxima barrera laboral en la Casa Blanca.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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