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Washington pasará de alerta máxima a la incertidumbre por informe de Mueller

Robert S. Mueller III last appeared on Capitol Hill in June 2017, shortly after he was appointed special counsel to lead the Russia investigation. (Alex Wong / Getty Images)
Robert S. Mueller III last appeared on Capitol Hill in June 2017, shortly after he was appointed special counsel to lead the Russia investigation. (Alex Wong / Getty Images)
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Durante casi dos años, el fiscal especial Robert S. Mueller III ha operado como submarino fiscal, emergiendo bruscamente sin previo aviso para emitir acusaciones o anunciar declaraciones de culpabilidad para luego volver a sumergirse y continuar con la investigación sobre Rusia.

Es ubicuo y, sin embargo, invisible: la última fotografía conocida de Mueller se tomó el verano pasado. No ha dado entrevistas, una reserva que sólo ha avivado la curiosidad por su informe final, la cual parece inminente.

Pero el silencio de Mueller y la ley federal poco utilizada bajo la cual opera, han dejado una profunda incertidumbre sobre lo que está por venir.

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Bajo las regulaciones escritas en 1999, el fiscal especial debe presentar un informe confidencial al fiscal general de Estados Unidos cuando complete su investigación. El resto de información obtenida en el proceso, ¿qué contendrá? ¿Qué tanta información es? ¿Será archivado? ¿Se hará público? - Es una cuestión de especulación, dejando a Washington en espera.

“Nadie sabe realmente ni puede predecir la incertidumbre sobre cómo se desarrollará esto”, dijo Andrew Coan, profesor de derecho de la Universidad de Arizona que ha escrito un libro sobre investigaciones presidenciales. “No sólo no sabemos qué hará el fiscal general con el informe de Robert Mueller, sino que no sabemos qué perspectiva tendrá el informe de Robert Mueller”.

Mueller no ha dado ninguna indicación de si cree que el presidente Trump obstruyó la justicia, uno de los enfoques de esta investigación. Es casi seguro que Trump no enfrentará cargos criminales, porque las pautas del Departamento de Justicia impiden que un presidente en funciones sea procesado.

Aún así, el informe de Mueller podría incluir una descripción incriminatoria de las acciones de Trump, o incluso una hoja de ruta que podría usarse para los procedimientos de juicio político. O ninguna de estas, dándole al presidente la reivindicación legal y política que hace tiempo reclama.

Trump, por supuesto, ya ha declarado sobre lo que debería decir el informe Mueller.

“No hubo colusión. No había obstrucción. No había nada “, dijo a los periodistas en la Oficina Oval el viernes. “Si es un informe honesto, dirá eso. Si no es un informe honesto, no lo hará “.

Algunos en el ámbito de Trump dicen que sus molestos tweets sobre la investigación (la ha tachado como un engaño o algo peor, cientos de veces) son una señal de que se está preparando para las malas noticias.

“Cambia de actitud de un momento a otro, en un minuto está molesto y tuiteando sobre la ‘caza de brujas’ y al siguiente dice: ‘Va a estar bien’, que es básicamente lo que se dice a sí mismo”, dijo un asistente de la Casa Blanca. , quien habló bajo condición de anonimato para discutir la mentalidad del presidente.

La gran pregunta es, “qué dirá una vez que llegue el informe”, agregó el asistente. “Nadie puede realmente saberlo, porque no se sabe lo que contiene”.

El equipo legal de Trump ha preparado una refutación al informe de Mueller. Pero no saben qué deben emitir, porque no saben qué dirá Mueller.

Un aliado de Trump argumenta que cualquier cosa menor a una conspiración criminal abierta, exculpará a Trump ante la opinión pública.

“Creo que la nación está agotada del tema”, dijo Matt Schlapp, presidente de la Unión Conservadora de los Estados Unidos y esposo de Mercedes Schlapp, directora de comunicaciones estratégicas de la Casa Blanca. “Y creo que cualquier persona que sea un votante imparcial, verá como una distracción cualquier cosa que no sea la colusión rusa “.

Las regulaciones de los consejos especiales ofrecen poca orientación sobre lo qué se podría esperar. Afirman que el fiscal especial “proporcionará al fiscal general un informe confidencial que explique la decisión de una acusación o de un rechazo”, es decir, las decisiones de presentar o de no presentar cargos.

Se requiere que el fiscal general notifique al Congreso cualquier situación en la que haya invalidado al abogado especial, por ejemplo, si se negó a aprobar una acusación o citación en particular. También puede decidir que la divulgación de estos informes sería de “interés público”.

Eso significa que la figura clave en las próximas semanas puede ser William Barr, el nuevo fiscal general de Trump, no Mueller.

Durante su audiencia de confirmación en el Senado, Barr se comprometió a “proporcionar tanta transparencia como pueda de acuerdo con la ley” con respecto al informe Mueller, pero no llegó a prometer que lo dará a conocer al público.

Los demócratas han exigido que se publique todo el informe. Ahora que controlan la Cámara de Representantes, pueden emitir citaciones para tratar de sacarla del Departamento de Justicia.

“Mantener que un presidente en funciones no puede ser acusado, y luego retener pruebas de irregularidades del Congreso para que el presidente no sea acusado, es convertir la política del Departamento [de Justicia] en un medio para un encubrimiento”, se quejaron en una carta a Barr los presidentes de seis comités del Congreso, el pasado viernes. “El presidente no está por encima de la ley”.

David Bossie, un activista conservador que trabajó en la campaña de Trump 2016 y ahora sirve como asesor externo del presidente, dijo que los demócratas podrían enfrentarse a que el golpe se les regrese, si el informe resulta, no ser perjudicial para el presidente.

“Porque cuando se exagera, inevitablemente esa fuerza regresará a tí”, dijo. “Con esto usted, animará y dará poder al presidente, en lugar de debilitarlo”.

Este es un caso muy diferente al que el fiscal independiente tuvo que investigar y concluír sobre el presidente Clinton en 1998.

Kenneth Starr operaba bajo reglas que lo hacían responsable sólo ante un panel de jueces, no ante el fiscal general, y que requería que presentara un informe al Congreso.

Les dio un relato detallado y flexible del asunto de Clinton con una trabajadora temporal de la Casa Blanca y las acusaciones de que obstruyó la justicia y mintió bajo juramento. El informe se convirtió en la base de un proceso de destitución de Clinton en la Cámara de Representantes, aunque fue absuelto en el Senado y cumplió su mandato.

Creyendo que Starr tenía demasiado margen de maniobra, el Congreso permitió que el estatuto de los fiscales independientes expirara y se redactaron nuevas reglas, aquellas bajo las cuales opera ahora Mueller, para proporcionar una mayor supervisión para futuras investigaciones.

Mueller ya ha producido una gran cantidad de documentos judiciales que describen la intromisión de Moscú en la campaña de 2016, incluida la piratería de correos electrónicos del Partido Demócrata y la difusión de información errónea en las redes sociales. Ha acusado a 25 rusos, algunos de ellos oficiales de inteligencia militar, por delitos de violación de la ley de Estados Unidos.

También ha expuesto una ola de mentiras de los asesores de Trump, incluido su ex asesor de seguridad nacional, presidente de campaña, abogado personal y otros, a menudo aquellos en relación de la comunicación con funcionarios rusos o presuntos agentes. En total, seis ex ayudantes o asociados de Trump se han declarado culpables de varios cargos.

“Es una investigación muy profunda”, dijo el ex director interino del FBI, Andrew McCabe, quien inició la investigación de obstrucción dirigida a Trump y luego fue despedido. “Una que produce resultados tangibles y significativos. Una que podría justificar y validar nuestros temores y preocupaciones iniciales”.

Algunas preguntas siguen sin respuesta, la más reciente involucra a Roger Stone, un ex asesor político de Trump. La acusación dice que alguien envió a un oficial de la campaña de Trump, sin identificar, para que contactara a Stone y discutieran sobre los planes de WikiLeaks con los correos electrónicos pirateados del Partido Demócrata.

“Hay partes muy importantes del rompecabezas con las que Mueller se ha topado y no ha podido llegar a un acuerdo”, dijo Harry Litman, profesor de derecho de la Universidad de California y ex fiscal federal.

Mueller parece haber renunciado a su esfuerzo para entrevistar a Trump, algo que había buscado durante meses. Al final, el presidente respondió a las preguntas enviadas por el equipo de Mueller por escrito, y sólo sobre temas que tuvieron lugar antes de su toma de posesión, aparentando esto como un privilegio ejecutivo.

Hay muchas señales de que Mueller está reduciendo el ritmo de la investigación. Varias de ellas se han transferido a otras oficinas, y algunos de sus fiscales han regresado a sus cargos anteriores en el Departamento de Justicia.

Los informes de los medios de comunicación expresaron, esta semana, que Mueller entregaría su informe la próxima semana o en “los próximos días”. Tras lo que un funcionario del Departamento de Justicia aclaró a los medios de comunicación, el pasado viernes, que no se anunciará nada la próxima semana.

Pero el momento exacto sigue siendo poco claro.

“Tenía que ser antes del Día del Trabajo, tenía que ser justo después de la elección [a mitad de período]”, dijo David Wade, quien trabaja para dos grupos de activistas dedicados a la investigación de Rusia. “Lo único que ha sido una constante es que hay límites en cuanto a lo que cualquiera de nosotros puede especular”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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