Anuncio

Quería un beso. En lugar de eso, conseguí silencio

Something was wrong, but what was that “something?”
Algo estaba mal, pero qué era “lo que estaba mal”?
(Alycea Tinoyan / For The Times)

Preguntar era mi forma de coquetear, pero preguntar también era lo correcto, ¿no? No soy un cavernícola y quería que lo supiera

Share

Había estado yendo al mismo bar de mala muerte en Long Beach por más de una década.

Tal vez eso explica por qué nuestros tragos eran tan fuertes.

O tal vez fue porque hay numerosas fotos mías y de otros clientes colgadas en la pared, o tal vez porque solía cantar karaoke allí todos los viernes por la noche, o quizá porque mis bandas solían tocar en ese lugar, o todo lo anterior.

En cualquier caso, no me importó, y no me importa, tomar un trago fuerte. Por eso la gente se convierte en clientes habituales. Así que los camareros del mundo nos dan una pizca más que a todos los demás.

Estaba tan ansiosa que pasé por allí, fingiendo que no lo había visto, y me dirigí a la puerta para darme unos segundos más para sacudirme los nervios

Ene. 6, 2020

Un sorbo y mi cita y yo nos miramos, sacudiendo nuestras cabezas al unísono, como perros secándose la cara después de un baño. Fruncimos los labios, no para un beso, sino para decirnos que, sí, estos vodkas con soda eran otra cosa.

Anuncio

Me sentí bien, genial. Como si conociera a la gente, tal como los camareros. Nuestros tragos no habrían sido tan fuertes si ella hubiera pedido. Pero no lo hizo. Yo lo hice.

Traté de beber lentamente. De verdad, lo hice. Esa es la razón por la que no pido bebidas mezcladas. Bajan demasiado rápido.

Ella siguió mi ritmo.

“Tomemos otra”, dijo con una sonrisa. “Yo invito”.

Ella se estaba divirtiendo y yo no quería que nuestra noche terminara. La conversación en la cena había sido fácil, como si nos conociéramos desde hace años. Al igual que nuestros mensajes de Bumble y la vez que hablamos por teléfono durante tres horas.

Facebook dijo que teníamos ocho amigos en común. Teníamos cosas, y personas, en común. Nuestra charla en el bar no fue diferente a la cena. Suave, relajada, cómoda.

Así que, claro, tomemos otra bebida.

Me dio dinero en efectivo.

Nuestra segunda ronda fue como la primera, fuerte. A través de dos popotes tomé un gran trago y lo sentí.

El karaoke era ruidoso. Tuvimos que inclinarnos el uno hacia el otro para hablar por encima de la música. Ella sonrió a menudo, se rió de mis chistes y platicamos y nos reímos más. Pensé para mí mismo, esta es una buena cita.

El lado derecho de su cuerpo tocó el mío. Toques casuales. ¿Qué dicen todos esos libros sobre lo que significa cuando una mujer toca casualmente a un hombre?

Era inteligente, divertida, ingeniosa, sexy e interesante. Las casillas estaban siendo marcadas. “Adelante”, decía el alcohol.

“Sí, alcohol, tienes razón”, respondí en mi cabeza.

Me incliné hacia mi izquierda.

“Quiero decirte algo”, dije.

Una mirada de reojo.

“Quiero besarte”, le dije.

Creí que sabía lo que estaba haciendo porque ser tímido es como coqueteo. Puede que use lentes, pero soy capaz de leer las señales y estaba bastante seguro de que era una luz verde.

Pensé que le gustaba y que quería que la besara.

Supuse que diría que sí.

¿Pero ese ligero cambio en su cuerpo hacia mí? Desapareció. Se sentó de frente y miró su bebida.

Silencio.

Cada vez que la llamaba, la conversación fluía, pero siempre estaba demasiado cansada para salir. ¿Quizá necesitaba tomar su indirecta?

Dic. 31, 2019

Algo estaba mal, pero ¿qué era eso? La respuesta fácil es que fue demasiado pronto para que un extraño pidiera un beso. Pero su comportamiento sugería algo más grande, más profundo, más personal.

O tal vez no le gustaba.

Improvisé, traté de recuperarme, de reparar el daño que había creado, de salvar la cita.

Eventualmente sugirió que fuera a cantar una canción. Lejos de ella. Elegí una de las pocas canciones que conocía del libro. “Bust a Move” de Young MC. Es la canción que elijo para karaoke. Desde el escenario podía verla. No estaba entretenida. Normalmente me gusta el karaoke porque deja salir lo extrovertido de lo introvertido. Pero no esta vez. Podría haber estado rapeando, “Next day’s function / high-class luncheon / food is served and you’re stone-cold munchin’”, pero internamente seguía pensando, “¿Qué acaba de pasar?”

Quería que la canción terminara. Estábamos en un bar lleno de gente, pero deseaba hablar de lo que acababa de ocurrir. Quería disculparme, decirle que no pretendía ofenderla. Esperaba que supiera que trataba de decir: “Oye, me gustas un poco”.

Pero no lo hice. En cambio, vi como terminaba su bebida. Fingí hacer lo mismo porque todavía tenía que conducir. No quería emborracharme.

Lo que quería era una última primera cita. La cosa real, sea lo que sea. Alguien con quien pueda crear un lenguaje especial con el que sólo nosotros hablemos, una mujer a la que enviar un mensaje de texto cuando vea una calcomanía graciosa en un parachoques o que anote un montón de puntos en mi liga de baloncesto.

Una persona. Mi persona.

Podría haber sido mi persona. Ahora ella era la persona que llamaba a un taxi compartido.

Tuve que irme con ella porque había dejado mi auto frente a su casa. El viaje fue tranquilo, tenso. No dijimos nada importante, pero estaba listo para entrar en erupción. Quería decirle cómo pensaba que estaba siendo un caballero, un hombre de mundo, y cómo creía que era una persona agradable que me hacía sentir un poco nervioso. Preguntar era mi manera de ser coqueto, pero preguntar también era lo correcto, ¿no? No soy un hombre de las cavernas, y deseaba que ella lo supiera. También quería saber qué había hecho mal.

El auto nos dejó frente a su casa y ella comenzó a alejarse. Nada de charla de despedida. Nada de abrazo. Se estaba yendo. Esta era mi última oportunidad de explicarme.

“Lamento lo que dije”, aún sin saber qué fue exactamente lo que la hizo reaccionar tan negativamente. Puede que no supiera por qué estaba molesta, pero lo estaba, y lo lamentaba.

Traté de decir todo lo que había estado pensando desde que pedí un beso. Busqué las palabras correctas.

No había “palabras correctas”. Y no me debía una explicación.

Así que dejé de hablar.

Cita. Terminada.

Si quiere leer este artículo en inglés, haga clic aquí

Anuncio