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Ir o no ir de crucero. Los leales a los viajes en navíos se enfrentan a un dilema

Art for article about whether travelers want to book cruises during Covid-19
(Jamie Sholberg/ Los Angeles Times; Getty)
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La industria de los cruceros ha estado en caída libre desde que la pandemia de COVID-19 golpeó en marzo. No sólo los barcos no pueden navegar, sino que el torbellino de mala publicidad ha dejado al público creyendo que los cruceros son incubadoras mortales de enfermedades.

¿Los viajeros querrán volver a navegar alguna vez? Los adictos a los cruceros dicen que sí; los expertos señalan que la industria podría tardar mucho en recuperarse.

Carol y Dennis Bingham son fanáticos con una perspectiva inusual. Vivieron un viaje afectado por el coronavirus muy publicitado; sin embargo, están ansiosos por volver.

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La pareja de Las Vegas estaría esperando su próximo viaje, unas vacaciones de 28 días en el Pacífico Sur en octubre. Pero el viaje, como miles de otros, fue cancelado debido a las órdenes de no navegar tanto de la industria de cruceros como de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) que suspendieron las operaciones de los pasajeros.

Los Bingham son veteranos de 54 cruceros, incluido un desafortunado viaje en el Grand Princess en febrero que comenzó como un crucero por Hawái de 15 noches y se convirtió en una pesadilla para los más de 3.500 pasajeros y tripulación cuando se descubrió el coronavirus a bordo.

El barco se vio obligado a navegar en círculos frente a San Francisco porque los funcionarios del puerto no le permitieron atracar. El presidente Trump no ayudó cuando dijo que prefería que los pasajeros permanecieran a bordo en lugar de sumarse al total de casos de coronavirus en EE.UU.

Finalmente se permitió que el barco atracara en Oakland y se puso a sus pasajeros en cuarentena. Los Bingham fueron transportados a la Estación Aérea del Cuerpo de Marines de Miramar en San Diego, donde pasaron dos semanas antes de que se les permitiera regresar a casa.

“Fue una terrible experiencia”, dijo Carol Bingham. “Pero la gente de [Cruceros] Princess fue maravillosa. No fue su culpa que sucediera”. Y añadió: “Nos encantan los cruceros”.

“Pero la próxima vez tiene que haber una vacuna y todo debe ser seguro”.

Los Bingham son parte de un estimado 20% de pasajeros de cruceros que son verdaderos leales. Christopher Muller, consultor de la industria y profesor jubilado de hospitalidad en la Universidad de Boston, lo llama la regla 80-20. Dijo que la industria de cruceros tiene muchos negocios ocasionales, personas que viajan en cruceros de vez en cuando, y un 20% que podría ser clasificado como clientes habituales. Se puede confiar en que los clientes habituales regresarán a los cruceros tan pronto como puedan.

El Grand Princess dio vueltas en el Océano Pacífico frente a la costa de San Francisco a principios de este año.
El Grand Princess dio vueltas en el Océano Pacífico frente a la costa de San Francisco a principios de este año porque los funcionarios del puerto no le permitieron atracar debido a los temores de coronavirus.
(Associated Press)

“Pero muchos de los clientes habituales son mayores y se ven a sí mismos en riesgo de contraer COVID-19”, expuso.

No ayuda que 3.000 casos probables de la enfermedad y 34 muertes se hayan relacionado con la industria de los cruceros, según un informe de julio de los CDC.

Los cruceros siempre han alimentado el miedo a las enfermedades en algunas personas que se preocupan por el mareo, entre otras cosas.

En algún momento, dijo Muller, la industria de los cruceros trató las enfermedades a bordo como si no existieran. “Simplemente fingían que no ocurrían. Luego en 2013, a su favor, se volvieron inteligentes y al primer indicio de una enfermedad como el norovirus, se detenían en el puerto más cercano, sacaban a todos del barco y realizaban una limpieza profunda”. (Norovirus, un virus contagioso, causa vómitos y diarrea).

Pero a los barcos infectados con el coronavirus a principios de este año no se les permitió atracar; se vieron obligados a navegar sin rumbo mientras buscaban un puerto abierto que los aceptara. Mientras tanto, la enfermedad se propagó a bordo. “Eso fue lo peor que pudo haber pasado”, dijo Muller.

Cinco meses después, el problema de la contaminación persiste. No importa cuán a fondo se limpien los barcos, los nuevos pasajeros pueden traer la enfermedad a bordo, señaló. Dos viajes internacionales a principios de verano, en el Pacífico Sur y en Escandinavia, tuvieron que ser interrumpidos cuando pasajeros o miembros de la tripulación dieron positivo para el virus.

Otras cuestiones complican aún más los problemas de la industria: los cruceros suelen tener camarotes pequeños, muchos sin balcones ni aire fresco. También tienen áreas comunes de comedor, áreas comunes de entretenimiento y transporte común a los puntos más destacados de la costa. “¿Cómo separar a los pasajeros para que estén socialmente distanciados?” dijo Muller.

“Es aterrador. Todos tendrían miedo de la gente del camarote de al lado”.

Aún así, algunos aficionados están listos para viajar en crucero nuevamente. Las compañías de cruceros y las redes de agencias de viajes dicen que las reservas para el 2021 están aumentando. Algunas se pueden atribuir a las cancelaciones de este año, pero la mayoría son para nuevas reservas.

“Estamos viendo algunos comentarios increíblemente positivos de los pasajeros de cruceros, la mayoría de los cuales dicen que volverán a reservar un crucero”, dijo Colleen McDaniel, editora en jefe de Cruise Critic, un servicio en línea que califica barcos e itinerarios.

Encuestas recientes de la organización muestran que “aquellos que han navegado con mayor frecuencia tienen más probabilidades de responder que reservarán un crucero. Son apasionados de los viajes en navíos y tienen una confianza duradera en las líneas de cruceros”, dijo.

Pero no se embarcarán pronto. Un puñado de barcos navegan en Europa, pero a los estadounidenses no se les permite ingresar a la Unión Europea para viajes de ocio.

En Estados Unidos, los CDC han colocado una orden de no navegar en cruceros hasta el 30 de septiembre; la propia industria ha cancelado los cruceros estadounidenses al menos hasta el 31 de octubre. Algunas líneas no planean ponerse en marcha de nuevo hasta el 2021.

Mientras tanto, las compañías de cruceros están consultando con científicos y estableciendo protocolos de seguridad, incluyendo el uso de escáneres en las terminales para verificar temperaturas elevadas, nebulizadores de desinfección para limpiar los barcos, sistemas de ventilación mejorados, y la eliminación de actividades grupales y buffets de autoservicio.

El experto en enfermedades infecciosas Andrew Noymer especula que también reducirán los precios. “Lo harán para atraer a los tomadores de riesgos”, dijo Noymer, profesor asociado de salud pública en UC Irvine que se especializa en mortalidad y prevención de enfermedades.

“Todavía habrá amplias posibilidades de transmisión a bordo”, agregó. “Recomendaría a la gente que no lo haga. El columnista de consejos que hay en mí dice: ‘No vayan’”.

Algunos viajeros pueden evitar la navegación porque no quieren tener que usar máscaras y practicar el distanciamiento social.

“Estoy ansiosa por hacer un crucero de nuevo, pero no quiero ir si parece que voy en un barco hospital”, dijo la veterana de cruceros Elizabeth Harryman, editora de viajes recientemente jubilada de la revista Westways. “Esperaré hasta que pueda bailar y divertirme sin tener que preocuparme por el coronavirus”.

Si quiere leer este artículo en inglés, haga clic aquí

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