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Las infecciones por coronavirus son más altas que nunca, pero las muertes por COVID-19 no. ¿Por qué?

An ICU nurse tends to a COVID-19 patient.
La enfermera de UCI Lynda Tegan revisa al paciente que padece COVID-19, José Mariscal, en el Arrowhead Regional Medical Center en Colton este verano. Las muertes por la enfermedad no se han disparado a la par con el número creciente de casos.
(Gina Ferazzi / Los Angeles Times)
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Durante meses, los epidemiólogos han predicho un aumento en los casos de COVID-19 a medida que se acerca el invierno. Ahora parece que esos oscuros pronósticos eran demasiado precisos.

Las infecciones por coronavirus están aumentando en gran parte de Estados Unidos, y el número de nuevos casos diarios se acerca a los 200.000 en los últimos días. Eso es aproximadamente cinco veces la cantidad de nuevos casos diarios que EE.UU reportaba en septiembre, según la Organización Mundial de la Salud.

En California, el número promedio de nuevos casos de coronavirus se ha triplicado solo en el último mes. El virus ahora está infectando a más californianos todos los días que en cualquier punto anterior de la pandemia COVID-19, según un análisis del Times.

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Si bien el gobierno federal sigue adoptando un enfoque relativamente de no intervención, los gobiernos estatales y locales se han vuelto más agresivos con la esperanza de cambiar la curva en nuevos casos.

En respuesta al creciente número de casos, California impuso un toque de queda a las 10 p.m. en todo el estado para evitar que la gente se reúna y beba a altas horas de la noche. La ciudad de Nueva York cerró sus escuelas públicas para el aprendizaje en persona menos de dos meses después de que reabrieran. Incluso el gobernador de Iowa, Kim Reynolds, un antiguo oponente de los mandatos de mascarillas, impuso uno la semana pasada después de que el 50% de los habitantes de Iowa que se sometieron a la prueba del virus obtuvieron un resultado positivo.

Pero a medida que las infecciones se dispararon a niveles nunca antes vistos, el número de muertes por COVID-19 por día no ha seguido su ejemplo.

A principios de abril, EE.UU informó sobre 30.000 nuevas infecciones y alrededor de 2.000 muertes por día, según la OMS. Eso es aproximadamente el mismo número de decesos que se reporta ahora, aunque los casos nuevos diarios son arriba de seis veces más altos.

¿Qué está pasando exactamente? Cuantos más casos de coronavirus se reporten, más muertes por COVID-19 esperaríamos ver, ¿verdad?

La respuesta es sí y no, dijeron los expertos.

El consenso general es que el número de muertes eventualmente seguirá a las infecciones en su trayectoria ascendente, pero la proporción de defunciones por infección seguirá siendo significativamente más baja que en la primavera.

Hay multiples razones para esto. Algunas pueden parecer obvias; otras, más sorprendentes.

Pero antes de revisarlas, solo recuerde que si esperaba que el virus estuviera perdiendo su fuerza, o que la caída en la tasa de mortalidad sea una razón para ignorar los protocolos de seguridad, los expertos dicen que ese no es el caso.

“No hay evidencia de que este virus se esté volviendo menos letal”, dijo Jennifer Nuzzo, epidemióloga de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg.

Razón 1: Aumento de las pruebas

En los primeros días de la pandemia, las pruebas de coronavirus estaban disponibles solo para personas que tenían una exposición conocida al virus o padecían síntomas de COVID-19. (Aunque incluso cuando se cumplieron esos dos criterios, podría ser difícil hacerse una prueba). Eso significa que un gran porcentaje de los individuos que estaban infectados no eran contados, especialmente los “contagiados silenciosos” que eran asintomáticos y aquellos que solo tenían síntomas leves, expuso Nuzzo.

A medida que las pruebas se han incrementado en todo el país y el nivel para ser controlado ha bajado, se están identificando más infecciones. Sin embargo, dado que los pacientes con COVID-19 más enfermos en general pudieron hacerse la prueba todo el tiempo, la mejora de la capacidad de prueba no ha hecho tanta diferencia en el recuento de personas que mueren a causa de la enfermedad.

Esa dicotomía explica por qué ha disminuido el porcentaje de casos de coronavirus lo suficientemente graves como para provocar la muerte.

Razón 2: Mejores tratamientos

En los últimos meses, lo que comenzó como un enfoque disperso de intentar cualquier cosa para tratar a las personas con casos graves de COVID-19 se ha convertido en un conjunto de mejores prácticas que han permitido que sobrevivan una mayor cantidad de los pacientes más enfermos, dijo el Dr. Robert J. Kim-Farley, epidemiólogo médico de la Facultad de Salud Pública Fielding de UCLA.

Estos protocolos de tratamiento mejorados incluyen:

• Colocar a los pacientes boca abajo en lugar de boca arriba cuando tienen problemas para respirar.

• Ser más prudente al poner a los pacientes en ventiladores mecánicos y esperar más para hacerlo.

• Administrar Dexametasona u otros esteroides para ayudar a suprimir la respuesta inflamatoria hiperactiva en pacientes gravemente enfermos.

• Usar el medicamento antiviral Remdesivir, que se desarrolló originalmente para combatir la hepatitis C y el virus sincitial respiratorio, pero no funcionó contra ninguno de los dos.

• En algunos casos, administrar a los pacientes anticuerpos de personas que se han recuperado del COVID-19 (plasma convaleciente) para combatir el virus o anticuerpos sintéticos diseñados para atacar el coronavirus que causa la enfermedad (anticuerpos monoclonales). Se cree que ambos ayudan al sistema inmunológico a reconocer y combatir el virus de manera más eficaz.

Razón 3: Más jóvenes se infectan

“Lo más importante que ha cambiado desde la primavera es la edad de las personas que se infectan”, dijo Nuzzo.

Eso marca la diferencia, porque cuanto mayor es el paciente con COVID-19, mayor es el riesgo de que la enfermedad sea fatal.

Al principio de la pandemia, los adultos mayores constituían una proporción más grande de los nuevos casos notificados diariamente. En mayo, por ejemplo, más del 27% de las infecciones conocidas ocurrieron en personas de 60 años o más; para agosto, esa cifra había caído al 18%, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Mientras tanto, la proporción de casos entre individuos de entre 20 y 30 años aumentó del 32% al 38%.

Este cambio en la distribución por edad de los infectados con el coronavirus ha reducido la tasa general de mortalidad por COVID-19. Durante el transcurso de la pandemia, las personas entre 18 y 39 años representaron solo el 1.8% de las muertes en EE.UU, mientras que las de 65 años o más representaron el 80%, según los CDC.

El Dr. Mark Dworkin, especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad de Illinois, Chicago, comentó que no es sorprendente que las infecciones se hayan disparado entre los adultos jóvenes porque, como regla general, tienden a ser menos estrictos con las medidas de salud pública. Los epidemiólogos han observado tendencias similares con el VIH, dijo: es más probable que los jóvenes infectados ignoren los protocolos de medicación que son importantes para controlar ese virus.

“Ciertamente, puede encontrar muchos jóvenes que están haciendo lo que deben hacer, pero si va a un bar, generalmente no está lleno de personas mayores”, manifestó Dworkin. “Es esa invencibilidad de la juventud. Procesan el riesgo de manera diferente”.

Sin embargo, a medida que aumenten los casos entre los adultos más jóvenes, habrá un efecto dominó para los mayores, agregó Nuzzo.

“Tenemos datos bastante buenos de que los jóvenes no viven en una burbuja”, dijo. “En las próximas semanas, deberíamos esperar que el virus se propague también a poblaciones de mayor edad”.

Razón 4: Hogares de ancianos mejor preparados

En la primavera, casi la mitad de las muertes registradas por COVID-19 ocurrieron en hogares de ancianos, dijo Nuzzo.

Hoy en día, la mayoría de los centros de atención a largo plazo están mucho mejor preparados para combatir y contener el virus si entra por sus puertas.

“Muchos hogares de ancianos se han puesto al día con la mejora de las pruebas, [el equipo de protección personal] y otras medidas de prevención de infecciones”, dijo Dworkin. “Como resultado, no escuchamos sobre tantos brotes en hogares de ancianos como antes”.

Pero como señala Nuzzo, esas medidas requieren recursos y no son infalibles.

“A medida que aumenta la prevalencia de la infección, se hace cada vez más difícil mantener el virus fuera de los hogares de ancianos”, expuso. “Para que pudiéramos volver a ver brotes explosivos allí”.

Razón número 5: El rezago

La mayoría de nosotros conocemos ahora la trayectoria de un brote. Primero, aumentan las infecciones. Varios días después, hay un incremento de las hospitalizaciones, luego de que el virus ha tenido tiempo de incubarse y causar una enfermedad grave en sus víctimas más desafortunadas. El aumento de las hospitalizaciones, a su vez, es seguido unas semanas más tarde por un alza en las muertes de aquellos que no sobreviven a su estadía en el hospital.

Las nuevas infecciones por coronavirus comenzaron a incrementar seriamente en Estados Unidos a mediados de octubre, por lo que los epidemiólogos dicen que estamos llegando al punto en el que esperarían que las muertes comenzaran a aumentar. Y de hecho, eso es exactamente lo que muestran los datos.

“Cuando miro los datos de mediados a finales de noviembre, veo el comienzo de un repunte”, dijo Dworkin. “Creo que veremos un alza en las muertes. No será simplemente una línea plana mientras los casos sigan aumentando”.

En otras palabras: si esperaba una razón por la que más infecciones no significaran necesariamente más muertes, la ciencia simplemente no está de su lado. E incluso si los decesos no aumentan en los próximos meses, todavía estamos viendo a 2.000 estadounidenses que fallecen de COVID-19 todos los días.

“¿Por qué es aceptable tener tanta muerte cuando se puede prevenir?”, preguntó Dworkin.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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