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Estudio encuentra que vacunas contra COVID-19 no causan pérdida auditiva repentina

Bottles of COVID-19 vaccines lay alongside hypodermic needles
Frascos de vacunas contra COVID-19 junto a agujas hipodérmicas en Kedren Community Health Center en Los Ángeles.
(Jay L. Clendenin / Los Angeles Times)
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Cuando se administran decenas de millones de dosis de la vacuna contra COVID-19, es probable que se reciban informes de todo tipo de efectos secundarios. Eso incluye relatos de pérdida auditiva repentina.

Los médicos de la Universidad Johns Hopkins trataron a algunas de las personas cuya audición sufrió a raíz de una inyección contra el coronavirus, y les hizo preguntarse si la vacuna realmente podría haber sido la responsable. Entonces decidieron investigar.

Su veredicto: el antígeno no tenía la culpa. El momento de la pérdida auditiva fue solo una coincidencia, según un informe publicado el jueves en la revista JAMA Otolaryngology-Head and Neck Surgery.

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La condición en cuestión se conoce como pérdida auditiva neurosensorial repentina o SSNHL, por sus siglas en inglés. El Instituto Nacional de Sordera y Otros Trastornos de las Comunicaciones (NIDCD, por sus siglas en inglés) lo describe como “una pérdida rápida e inexplicable de la audición, ya sea en una ocasión o durante unos pocos días”. Por lo general, afecta solo un oído, en particular, los órganos sensoriales del oído interno. En aproximadamente la mitad de los casos, la audición regresa por sí sola hasta cierto punto en un par de semanas.

Los expertos no están seguros de qué tan común es la afección. La Academia Estadounidense de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello estima que, por cada 100.000 personas, entre cinco y 27 contraen la afección cada año. Aproximadamente 66.000 nuevos casos se registran anualmente, indica la academia.

El NIDCD, que forma parte de los Institutos Nacionales de Salud, dice que surgen nuevos casos con una tasa de 20 a 120 por cada 100.000 personas anualmente. Y señala que muchos probablemente nunca se informan a los médicos porque los pacientes presumen erróneamente que su audición se vio afectada por una afección temporal, como una infección sinusal, alergias o acumulación de cerumen.

En realidad, la SSNHL puede desencadenarse por una variedad de cosas, que incluyen traumatismo craneoencefálico, infecciones (o algunos de los medicamentos que se usan para tratarlas), una enfermedad autoinmune o problemas con la circulación sanguínea. En nueve de cada 10 casos, los médicos y los pacientes nunca descubren qué lo provocó.

Una vez se culpó a las vacunas contra la gripe por los casos de pérdida auditiva repentina, pero un estudio de 2016 en la revista Otolaryngology-Head and Neck Surgery no pudo detectar un vínculo entre la afección y los antígenos contra la influenza o cualquier otra cosa.

Se confirmó la pérdida auditiva repentina de los pacientes que acudieron a Johns Hopkins con audiometrías. Todos se vieron afectados en un solo oído y ocurrió dentro de las 24 horas posteriores a la administración de una dosis de la vacuna contra COVID-19.

Intrigados, los médicos se propusieron determinar qué tan común era esto en todo el país. Así que recurrieron al Sistema de Notificación de Eventos Adversos de Vacunas (VAERS, por sus siglas en inglés) administrado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés).

Entre el 14 de diciembre de 2020 y el 2 de marzo de 2021, VAERS recibió un total de 147 informes distintos de SSNHL después de una inyección contra COVID-19. Los médicos de Johns Hopkins evaluaron esos datos y determinaron que 40 de los casos eran tanto creíbles (es decir, fueron enviados por un médico e incluían documentación sólida) como plausiblemente relacionados con la administración de una vacuna contra coronavirus (ya que ocurrieron dentro de las tres semanas siguientes de recibir la inyección).

De esos 40 casos, 25 eran mujeres y 15 hombres. Tenían entre 25 y 88 años, con una edad promedio de 56 años (el SSNHL suele afectar a personas de entre 40 y 50 años).

Veintiocho de ellos habían recibido la vacuna fabricada por Pfizer y BioNTech, y 12 recibieron la de Moderna. (Ninguno de los casos involucró el antígeno de dosis única de Johnson & Johnson, que fue autorizada por la FDA pocos días antes de que finalizara el período de estudio).

Según los CDC, un total de 86.553,330 dosis de vacuna fueron aplicadas en Estados Unidos durante el período de aproximadamente 12 semanas que examinaron.

Para llegar a la menor incidencia posible de pérdida auditiva repentina relacionada con la vacuna, los investigadores imaginaron que todas esas dosis se administraron a personas separadas y que solo 40 de ellas desarrollaron SSNHL. Sobre una base anualizada, eso equivaldría a 0.3 casos por cada 100.000 individuos.

Para calcular la incidencia más alta posible, los investigadores contaron los 147 informes del VAERS y asumieron que solo se vacunaron 43.276,665 personas (con cada una de ellas recibiendo dos dosis). Sobre una base anualizada, eso significaría 4.1 casos por cada 100.000 individuos.

Pero incluso eso estaba muy por debajo de la incidencia de SSNHL observada en Estados Unidos antes de la llegada de las vacunas contra COVID-19. Según un estudio de 2013 publicado en la revista Otology & Neurotology, el límite bajo de ese rango fue de 11 casos por 100.000 personas para pacientes menores de 18 años, y el límite alto fue de 77 casos por 100.000 para pacientes de 65 años o más.

No importa cómo se mire, está claro que las vacunas contra COVID-19 no están impulsando ningún aumento en los casos de pérdida auditiva repentina, concluyeron los médicos de Johns Hopkins.

“No existe relación” entre las vacunas de Pfizer-BioNTech y Moderna, por un lado, y la SSNHL por el otro, escribieron.

“Esperamos que estos hallazgos tranquilicen a los médicos y pacientes para que reciban todas las dosis programadas de la vacuna, según lo recomendado por las pautas de salud pública actuales”, agregaron.

Si quiere leer este artículo en inglés, haga clic aquí.

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