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La inyección de refuerzo supera la inmunidad natural

A man in glasses prepares a syringe
Un nuevo estudio revela que las personas que se vacunaron de refuerzo generaron niveles mucho más altos de anticuerpos neutralizantes que las personas que tenían una infección por coronavirus.
(Irfan Khan / Los Angeles Times)
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Los funcionarios de salud pública han estado luchando para persuadir a los estadounidenses elegibles para que se apliquen sus vacunas de refuerzo contra COVID-19. Una nueva investigación podría ayudarlos a argumentar que la dosis adicional proporcionará una protección sustancialmente mayor, incluso si también se han recuperado de una infección por coronavirus.

Un pequeño estudio, que se encuentra entre los primeros en monitorear los anticuerpos protectores de las personas conforme avanza el tiempo, encontró que aquellos que fueron inmunizados contra el COVID-19 con dos dosis de una vacuna de ARNm y recibieron una inyección de refuerzo unos ocho meses después vieron dispararse sus niveles de anticuerpos neutralizantes.

Entre este grupo de 33 personas totalmente inoculadas y reforzadas, el nivel medio de estos anticuerpos fue 23 veces mayor una semana después de la inyección de refuerzo, en comparación con los niveles inmediatamente previos a la tercera dosis.

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Es más, su nivel promedio de anticuerpos después de la dosis de refuerzo fue tres veces más alto que el típico para otro grupo de personas cuyos anticuerpos se midieron unas semanas después de recibir su segunda dosis de vacuna, cuando están cerca de su punto máximo. Y fue 53 veces más alto que el de un grupo de 76 personas no inoculadas que se habían recuperado del COVID-19 entre dos a seis semanas antes.

Incluso en comparación con un grupo de 73 personas que habían resistido una lucha contra el COVID-19 y recibieron dos dosis de una vacuna de ARNm, el nivel medio de anticuerpos del grupo reforzado fue un 68% más alto.

La líder del estudio, Alexis Demonbreun, bióloga celular de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad de Northwestern, indicó que los datos demuestran que no importa qué tan bien protegida pueda pensar que está una persona inoculada, es probable que recibir una vacuna de refuerzo aumente sus anticuerpos neutralizantes y, con ello, su inmunidad considerablemente. Y debido a que los científicos esperan que las grandes respuestas de anticuerpos creen una inmunidad más duradera, la protección brindada por el refuerzo debería durar más que el régimen inicial de dos inyecciones.

“Si fuera a Las Vegas, apostaría por el refuerzo en lugar de contraer el virus para que me proteja”, señaló Demonbreun.

El estudio se publicó en MedRxiv, un sitio web donde los investigadores comparten hallazgos preliminares.

Los autores midieron los anticuerpos que se fijan en un componente clave de la proteína de pico de coronavirus llamado dominio de unión al receptor, donde el virus se basa para adherirse a una célula huésped y abrirse camino. En las pruebas, confirmaron que estos anticuerpos eran capaces de mantener al virus fuera de las células específicas que intenta invadir.

Si bien solo se hicieron pruebas a 33 personas antes y después de recibir un refuerzo, sus anticuerpos posteriores a la tercera dosis se compararon con los de 941 personas cuyos niveles ya se habían probado. Todos los que fueron inoculados habían recibido una de las opciones de ARNm, fabricadas por Pfizer y BioNTech o Moderna.

El grupo resultante de casi 1,000 sujetos permitió a los autores del estudio medir y comparar la inmunidad en personas que se habían ganado su protección de diversas formas. (Entre sus otros hallazgos: Después de recibir dos dosis del antígeno, las personas que ya habían tenido una infección asintomática generalmente no estaban mejor protegidas que las personas vacunadas que nunca se habían infectado).

Para los “pasaportes” de vacunación que se utilizan en Europa y Gran Bretaña, las personas que han tenido una infección confirmada por coronavirus se consideran inmunes al mismo nivel que las personas completamente vacunadas. Los líderes médicos y de salud pública de esos países también consideran una segunda infección como un refuerzo.

Esas opiniones no han prevalecido en Estados Unidos, los funcionarios de salud aquí han enfatizado repetidamente que es probable que ni dos dosis de vacuna ni una infección pasada brinden una protección poderosa a largo plazo. La Dra. Rochelle Walensky, directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés), ha subrayado que probablemente será necesaria una dosis de refuerzo para proteger a la mayoría.

Si bien los refuerzos se han estudiado ampliamente en personas mayores e inmunodeprimidas, el nuevo trabajo midió los anticuerpos neutralizantes en adultos sanos del área metropolitana de Chicago, la mitad de los cuales tenían 43 años o menos. Se pidió a los participantes que se pincharan los dedos y enviaran muestras de sangre seca para su análisis.

El Dr. Greg Poland, experto en vacunas de Mayo Clinic, explicó que el nuevo estudio proporciona “otro punto” sobre la imagen emergente de la inmunidad al coronavirus. La investigación, sobre la cuestión crucial de cuál es la mejor manera de proteger a los humanos, se ha visto obstaculizada por el hecho de que ninguna medida individual captura completamente la respuesta multicapa del sistema inmunológico, señaló.

Los anticuerpos son tremendamente diversos y no todos son capaces de “neutralizar” un virus invasor. Con el tiempo, se descomponen y desaparecen, dejando una red más compleja de células B y células T para reconocer, así como responder, a una invasión viral. Sin embargo, los científicos se centran en los anticuerpos porque son el marcador de inmunidad más visible y fácil de medir, aunque es posible que no sean el mejor predictor de protección, indicó Poland.

El resultado es que la investigación hasta la fecha ha arrojado señales contradictorias sobre el valor comparativo de las vacunas frente a las infecciones.

Un estudio israelí publicado en MedRxiv en agosto sugirió una poderosa protección como resultado de una lucha anterior con el coronavirus. Encontró que las personas con la llamada inmunidad natural tenían 13 veces menos probabilidades de experimentar una nueva infección, en comparación con las personas que no habían sido infectadas y tenían dos dosis de la vacuna de Pfizer-BioNTech.

En octubre, un estudio publicado en Nature mostró que, si bien dos dosis del antígeno generaban niveles impresionantes de anticuerpos, las personas que habían sido infectadas antes de ser inoculadas desarrollaron una inmunidad de base más amplia que pudo contrarrestar mejor las infecciones que involucran nuevas variantes, como Delta.

Alice Cho, científica de la Universidad Rockefeller que dirigió esa investigación, indicó que el nuevo estudio no arroja luz sobre si una vacuna de refuerzo puede hacer que las células B del sistema inmunológico reconozcan una gama más amplia de variantes del coronavirus. Pero agregó que la reacción del cuerpo a los refuerzos fue ciertamente alentadora.

“Claramente, son muy buenos para proporcionar respuestas sólidas de anticuerpos plasmáticos en personas, independientemente del historial de infección”, señaló Cho.

Si quiere leer este artículo en inglés, haga clic aquí.

La protección que ofrece la vacuna de refuerzo supera la “inmunidad natural”, según un estudio

Michael Stremfel prepara una vacuna de refuerzo contra COVID-19 en Flintridge Pharmacy en La Cañada Flintridge. Un nuevo estudio encontró que las personas que recibieron una dosis de refuerzo generaron niveles mucho más altos de anticuerpos neutralizantes que las personas que tenían una infección por coronavirus.

Los funcionarios de salud pública han estado luchando para persuadir a los estadounidenses elegibles para que se apliquen sus vacunas de refuerzo contra COVID-19. Una nueva investigación podría ayudarlos a argumentar que la dosis adicional proporcionará una protección sustancialmente mayor, incluso si también se han recuperado de una infección por coronavirus.

Un pequeño estudio, que se encuentra entre los primeros en monitorear los anticuerpos protectores de las personas conforme avanza el tiempo, encontró que aquellos que fueron inmunizados contra el COVID-19 con dos dosis de una vacuna de ARNm y recibieron una inyección de refuerzo unos ocho meses después vieron dispararse sus niveles de anticuerpos neutralizantes.

Entre este grupo de 33 personas totalmente inoculadas y reforzadas, el nivel medio de estos anticuerpos fue 23 veces mayor una semana después de la inyección de refuerzo, en comparación con los niveles inmediatamente previos a la tercera dosis.

Es más, su nivel promedio de anticuerpos después de la dosis de refuerzo fue tres veces más alto que el típico para otro grupo de personas cuyos anticuerpos se midieron unas semanas después de recibir su segunda dosis de vacuna, cuando están cerca de su punto máximo. Y fue 53 veces más alto que el de un grupo de 76 personas no inoculadas que se habían recuperado del COVID-19 entre dos a seis semanas antes.

Incluso en comparación con un grupo de 73 personas que habían resistido una lucha contra el COVID-19 y recibieron dos dosis de una vacuna de ARNm, el nivel medio de anticuerpos del grupo reforzado fue un 68% más alto.

La líder del estudio, Alexis Demonbreun, bióloga celular de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad de Northwestern, indicó que los datos demuestran que no importa qué tan bien protegida pueda pensar que está una persona inoculada, es probable que recibir una vacuna de refuerzo aumente sus anticuerpos neutralizantes y, con ello, su inmunidad considerablemente. Y debido a que los científicos esperan que las grandes respuestas de anticuerpos creen una inmunidad más duradera, la protección brindada por el refuerzo debería durar más que el régimen inicial de dos inyecciones.

“Si fuera a Las Vegas, apostaría por el refuerzo en lugar de contraer el virus para que me proteja”, señaló Demonbreun.

El estudio se publicó en MedRxiv, un sitio web donde los investigadores comparten hallazgos preliminares.

Los autores midieron los anticuerpos que se fijan en un componente clave de la proteína de pico de coronavirus llamado dominio de unión al receptor, donde el virus se basa para adherirse a una célula huésped y abrirse camino. En las pruebas, confirmaron que estos anticuerpos eran capaces de mantener al virus fuera de las células específicas que intenta invadir.

Si bien solo se hicieron pruebas a 33 personas antes y después de recibir un refuerzo, sus anticuerpos posteriores a la tercera dosis se compararon con los de 941 personas cuyos niveles ya se habían probado. Todos los que fueron inoculados habían recibido una de las opciones de ARNm, fabricadas por Pfizer y BioNTech o Moderna.

El grupo resultante de casi 1,000 sujetos permitió a los autores del estudio medir y comparar la inmunidad en personas que se habían ganado su protección de diversas formas. (Entre sus otros hallazgos: Después de recibir dos dosis del antígeno, las personas que ya habían tenido una infección asintomática generalmente no estaban mejor protegidas que las personas vacunadas que nunca se habían infectado).

Para los “pasaportes” de vacunación que se utilizan en Europa y Gran Bretaña, las personas que han tenido una infección confirmada por coronavirus se consideran inmunes al mismo nivel que las personas completamente vacunadas. Los líderes médicos y de salud pública de esos países también consideran una segunda infección como un refuerzo.

Esas opiniones no han prevalecido en Estados Unidos, los funcionarios de salud aquí han enfatizado repetidamente que es probable que ni dos dosis de vacuna ni una infección pasada brinden una protección poderosa a largo plazo. La Dra. Rochelle Walensky, directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés), ha subrayado que probablemente será necesaria una dosis de refuerzo para proteger a la mayoría.

Si bien los refuerzos se han estudiado ampliamente en personas mayores e inmunodeprimidas, el nuevo trabajo midió los anticuerpos neutralizantes en adultos sanos del área metropolitana de Chicago, la mitad de los cuales tenían 43 años o menos. Se pidió a los participantes que se pincharan los dedos y enviaran muestras de sangre seca para su análisis.

El Dr. Greg Poland, experto en vacunas de Mayo Clinic, explicó que el nuevo estudio proporciona “otro punto” sobre la imagen emergente de la inmunidad al coronavirus. La investigación, sobre la cuestión crucial de cuál es la mejor manera de proteger a los humanos, se ha visto obstaculizada por el hecho de que ninguna medida individual captura completamente la respuesta multicapa del sistema inmunológico, señaló.

Los anticuerpos son tremendamente diversos y no todos son capaces de “neutralizar” un virus invasor. Con el tiempo, se descomponen y desaparecen, dejando una red más compleja de células B y células T para reconocer, así como responder, a una invasión viral. Sin embargo, los científicos se centran en los anticuerpos porque son el marcador de inmunidad más visible y fácil de medir, aunque es posible que no sean el mejor predictor de protección, indicó Poland.

El resultado es que la investigación hasta la fecha ha arrojado señales contradictorias sobre el valor comparativo de las vacunas frente a las infecciones.

Un estudio israelí publicado en MedRxiv en agosto sugirió una poderosa protección como resultado de una lucha anterior con el coronavirus. Encontró que las personas con la llamada inmunidad natural tenían 13 veces menos probabilidades de experimentar una nueva infección, en comparación con las personas que no habían sido infectadas y tenían dos dosis de la vacuna de Pfizer-BioNTech.

En octubre, un estudio publicado en Nature mostró que, si bien dos dosis del antígeno generaban niveles impresionantes de anticuerpos, las personas que habían sido infectadas antes de ser inoculadas desarrollaron una inmunidad de base más amplia que pudo contrarrestar mejor las infecciones que involucran nuevas variantes, como Delta.

Alice Cho, científica de la Universidad Rockefeller que dirigió esa investigación, indicó que el nuevo estudio no arroja luz sobre si una vacuna de refuerzo puede hacer que las células B del sistema inmunológico reconozcan una gama más amplia de variantes del coronavirus. Pero agregó que la reacción del cuerpo a los refuerzos fue ciertamente alentadora.

“Claramente, son muy buenos para proporcionar respuestas sólidas de anticuerpos plasmáticos en personas, independientemente del historial de infección”, señaló Cho.

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