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Detrás de la historia: la mística tras “Beep Vaporú”

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Todos los días busco historias grandes y pequeñas sobre latinos en Los Ángeles.

Las encuentro en todas partes: en mercados, parques, panaderías, autobuses y escuelas.

El reportaje que escribí para la sección Column One sobre Vicks VapoRub provino de una fuente que conozco bastante bien: mi gran familia salvadoreña.

Al crecer, mi madre y tías tenían cada una su propio frasco de Vicks y su manera especial de llamarlo: Beep Vaporú, El Bic, El Vix Vaporoob.

No aprendí el nombre real de la pomada olorosa y pegajosa hasta la escuela preparatoria, cuando finalmente eché un buen vistazo al pequeño frasco azul. Esto fue también en la época en que aprendí que no todas las familias estaban tan consagradas a VapoRub como la mía.

Con el tiempo, llegué a considerar a Vivaporú como una cosa latina -una conexión divertida y cariñosa que compartían de L.A. a Miami y hasta New York, muchos de los centroamericanos, mexicanos, cubanos y dominicanos.

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Hablar de Vicks es retroceder en el tiempo, escuchar historias sobre las mamás y las abuelas y todos los beneficios que no se mencionan en la etiqueta, muchos de ellos cuestionables.

La mayoría lo usaba para resfriados y dolores musculares, otros sobre cortes, quemaduras y moretones. Algunos lo bebían con café, con té o lo usaban para combatir dolores de cabeza, dolores de muelas y hongos en las uñas.

“Cuando eres niño, nunca cuestionas este tipo de cosas”, dijo Michael Díaz, un dominicano de Nueva York cuya infancia estuvo envuelta alrededor de mucho Vicks. “Tu piensas que eso debe ser lo normal”.

Durante mucho tiempo, yo también pensé que era normal. ¿No todos tienen historias sobre Vicks?

Descubrí recientemente que el farmacéutico de Carolina del Norte que inventó el ungüento era un experto en la comercialización de su producto en todo el mundo. Escucharás muchas historias de VapoRub desde Filipinas hasta la India y hasta los confines del Himalaya.

Pero es entre los latinos donde encontrará un tesoro de homenajes. Algunos son nostálgicos, otros hilarantes.

He estado encontrando videos de Vicks y las listas de Vicks online durante años: 10 costumbres curiosas de madres latinas, ¿Qué pasa con nuestra obsesión por Vivaporú? Las latinas usan Vicks VapoRub para todo.

La idea sobre esta historia había estado en mi lista desde la universidad. Cuando lo mencioné recientemente a mi editor, decidimos explorar el tema.

Me fascinó encontrar mucho más material del que podría usar.

La conexión latina-Vivaporú fue fácil de encontrar en internet. También en la televisión, en populares programas de televisión latinos como “Jane the Virgin” y “One Day at a Time”. Algunas personas habían escrito sobre su nostalgia en disertaciones, poemas y ensayos publicados. Otros vendieron todo tipo de mercancía con la imagen del pequeño frasco azul.

Díaz, el dominicano de Nueva York, estaba tan inspirado por la lealtad de sus padres que él y sus amigos hicieron hace unos años un video de rap de Vivaporú.

“Sabíamos que era algo con lo que los latinos se identificarían”, dijo.

Cuando hablé con Sion Boney, el bisnieto del creador de Vicks VapoRub, Lunsford Richardson, se rió al teléfono mientras mencionaba todos estos tributos, sobre todo el video de rap.

Su familia vendió la compañía a Procter & Gamble en la década de 1980, pero todavía se reúnen una vez al año para hablar sobre Vicks.

“Mi bisabuelo siempre quiso que Vicks fuera una experiencia universal”, dijo. “Creo que se sorprendería y también estaría muy orgulloso”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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