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Encuentran antiguo híbrido de homínido, con madre neandertal y padre denisovano

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Los antropólogos acaban de ganar la lotería genómica.

Entre los miles de fragmentos de huesos excavados en una cueva antigua en las montañas de Altai, en Siberia, los científicos identificaron un trozo de una pulgada de largo que perteneció a un raro híbrido de homínido: una mujer con padre de Denísova y madre neandertal.

Un análisis de este hueso, publicado en Nature el 22 de agosto, proporciona más evidencia de que los neandertales y denisovanos, genéticamente distintos, se encontraron e interactuaron entre sí varias veces a lo largo de su historia.

“Estamos descubriendo que la evolución humana es mucho más interesante y más complicada de lo que solíamos pensar”, afirmó Bence Viola, un antropólogo de la Universidad de Toronto que trabajó en el estudio. “La visión de la evolución, que era muy lineal, ahora se ha convertido en algo muy espeso e interconectado”.

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La muestra, mitad denisovano/mitad neandertal, es lo suficientemente pequeña para caber en una caja de cerillas, pero los científicos consideraron que alguna vez fue parte de uno de los huesos más largos del cuerpo, tal vez un fémur, un hueso del brazo o una canilla.

El análisis de ADN realizado en el Instituto Max Planck de Biología Evolutiva, en Leipizig, Alemania, reveló dos cromosomas X y ningún cromosoma Y, razón por la cual los científicos saben que el hueso pertenecía a una mujer.

El grosor de la capa exterior del hueso sugiere que su dueña probablemente tenía más de 13 años cuando murió. Y las marcas en el exterior indican que este trozo probablemente fue llevado a la cueva por un carnívoro, como una hiena o un lobo. “Se puede ver que ha sido digerido, porque la superficie está afectada por ácidos del estómago”, informó Viola. “Las hienas regurgitan y vomitan huesos”.

El fragmento se encontró en la cueva de Denísova, justo al norte de la frontera con Kazajstán. Trabajos anteriores han demostrado que la cueva fue utilizada como una parada de caza, tanto por los denisovanos como por los neandertales, hace 282,000 años.

La cueva resultó ser especialmente buena para preservar el ADN, y los científicos de Max Planck ya secuenciaron cadenas de otros cuatro fragmentos de hueso y dientes de denisovanos encontrados en el sitio.

Este trabajo previo demostró que los antepasados de los denisovanos y los neandertales se separaron entre sí en algún momento entre 400,000 y 500,000 años atrás. También indicó que los dos grupos intercambiaron material genético periódicamente a lo largo de su historia. “El primer denisovano identificado tiene pequeños vestigios de ascendencia neandertal”, precisó Viviane Slon, científica investigadora de Max Planck, quien dirigió las pruebas genéticas.

Pero aunque los científicos sabían que los híbridos de Denísova y Neandertal habían existido en el pasado, no esperaban encontrar uno.

“La primera pregunta que me vino a la mente fue si esto podía ser un error, ya sea una confusión de laboratorio o en el análisis de datos”, indicó Slon. Solo después de repetir el experimento varias veces en muestras de ADN de diferentes partes del hueso, se convenció de que el resultado era real.

“Esto ha sido revisado y verificado nuevamente”, agregó Viola. “Somos increíblemente afortunados de haberlo encontrado”.

El análisis genético adicional reveló que el padre denisovano del individuo híbrido tenía alguna ascendencia neandertal, como resultado de la mezcla de sus antepasados con los neandertales, al menos 300 generaciones antes de que él viviera. “Entonces, a partir de un solo genoma, podemos detectar múltiples instancias de interacciones entre neandertales y denisovanos”, explicó Slon.

Sin embargo, los datos genéticos no indican que los neandertales y los denisovanos se entrecruzaran constantemente, advirtió. Los dos grupos eran genéticamente más diferentes entre sí como cualquiera de los individuos que existen hoy en día. “Las personas de los dos grupos probablemente no se reunían muy a menudo”, dijo. “Su superposición puede haber sido muy restringida, tanto geográficamente como posiblemente también en tiempo”.

Los investigadores todavía saben muy poco sobre los denisovanos. Este grupo de homínidos fue descubierto en 2010 y, hasta el momento, todos los fósiles conocidos se encontraron en la cueva de Denísova.

Para los científicos, es posible que restos de homínidos en China y otros lugares de Asia también puedan ser denisovanos, pero si el ADN no fue preservado, será difícil saberlo con certeza.

Una cosa que los científicos saben, sin embargo, es que los denisovanos también se mezclaron con los humanos modernos. Algunas personas vivas en la actualidad, especialmente aquellas de Papúa Nueva Guinea y los aborígenes australianos, tienen hasta un 5% de ADN de denisovano. Los asiáticos orientales poseen alrededor de un 0.2% de ADN denisovano.

Pero dónde se encontraron los humanos modernos y los denisovanos, y la naturaleza de estos acercamientos, sigue siendo un misterio. Ello también es cierto para los contactos entre neandertales y denisovanos.

“Tengo curiosidad por cómo funcionaron esas relaciones”, afirmó Viola. “¿Fue un neandertal que se mudó a un grupo denisovano, o al revés? ¿O fueron solo dos personas que se reunieron en el entorno y se reprodujeron?”

También se preguntó si hubo un intercambio cultural entre diferentes grupos de homínidos cuando se conocieron.

Los investigadores esperan que los descubrimientos futuros de los fósiles de Denísova ayuden a aprender más sobre estos antiguos primos homínidos. “La búsqueda sigue en curso”, anticipó Slon.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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