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¿Qué contiene una botella de cerveza de $899? Un montón de coco y frenesí publicitario

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¿Quiere probar la última sensación en cuanto a cerveza artesanal en Los Ángeles? Tome su saco de dormir, o prepárese para vaciar la billetera.

Si no está familiarizado con Three Chiefs Brewing Co., es comprensible. Su presencia en línea es prácticamente inexistente; sólo hay escasas actualizaciones en las redes sociales y un sitio web que ofrece poco más que el nombre de la cervecería. Encontrar sus instalaciones reales es igualmente frustrante. Están en un área remota de El Segundo y funcionan desde la destilería R6, en un espacio del tamaño de un estudio en Manhattan.

A pesar de la limitada producción de la cervecería (o tal vez debido a ella), Three Chiefs se convirtió en un destino para los fanáticos de la cerveza artesanal, que insisten en que el esfuerzo por obtener botellas de sus exclusivas e hiperlimitadas bebidas -lo cual implica acampar frente a la cervecería toda la noche antes de que salgan a la venta, o pagar prácticamente un rescate en el mercado secundario- vale la pena.

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Three Chiefs logra la hazaña milagrosa de convertir los dulces en cerveza, fabricando mezclas parecidas al gusto de los productos horneados, desde pan de plátano hasta crème brûlée. A diferencia de la contundente amargura de una clásica stout rusa imperial, estos ‘postres en vaso’, conocidos como “stouts de pastelería”, son dulces y viscosos, y se asemejan casi al sabor de una salsa de chocolate U-bet, de Fox.

Lo cierto es que son un furor en este momento, particularmente entre la nueva ola de bebedores de cerveza artesanal, y pocos los preparan mejor que Three Chiefs. “Probablemente hayan hecho la mejor cerveza de coco que he probado”, afirma Matt García, copropietario de Homage Brewing, en Pomona. Se refiere a Fähä, una stout tropical y añejada en barriles, que tiene un puntaje casi perfecto en la aplicación para clasificar cervezas Untappd, y fue consagrada entre las tres mejores de 2018 por la popular Beer Zombies, con influencia en la industria.

El secreto de Fähä, según el cervecero Charles Rapadas, es el uso de dulces de coco caseros, un producto esencial de Guam, preparado con coco fresco rallado y cocido a fuego lento con azúcar.

Rapadas y sus socios, Brian Bamba y Vince Quitugua, son todos de herencia chamorro y fueron criados en Guam.

Junto con su pasión por las cervezas artesanales (“Todos somos grandes entusiastas y geeks de ellas”, afirma Quitugua), los tres tienen otra cosa en común: empleos de tiempo completo que no involucran la bebida. Rapadas es técnico radiológico; Bamba se desempeña como director gerente de una compañía de distribución de petróleo y soluciones energéticas; Quitugua dirige Shoyoroll, la línea de indumentaria jiujitsu brasileña con acérrimos fanáticos, entre los cuales se encontró el recordado Anthony Bourdain.

Three Chiefs fue oficialmente lanzada en septiembre, pero el trío desarrolló el concepto durante años; Rapadas perfeccionaba las preparaciones en su garaje, mientras Bamba y Quitugua manejaban el marketing y la marca. Sus esfuerzos dieron lugar al frenesí local y generaron fieles seguidores entre blogueros y cerveceros, como García y Bob Kunz, de Highland Park Brewery.

Pero todo cambió en febrero, cuando Three Chiefs se convirtió en el brindis de elección en Wakefest, el preeminente encuentro de Florida que presenta las cervezas más raras y codiciadas del mundo. El organizador, John Wakefield, es un viejo amigo de Quitugua (intercambiaban botellas entre sí, una práctica común entre los seguidores de la cerveza, similar a la forma en que los niños intercambian cartas de béisbol o Pokémon) y mentor de Rapadas. Ambos cerveceros conectaron por su afinidad por las variedades de tipo pastelería, que Wakefield ayudó a revolucionar en J. Wakefield Brewing, en Miami. Sus variantes añejadas en barricas, de producción limitada, a menudo son conocidas como “whales” (o ballenas, una referencia a la escurridiza conquista del Capitán Ahab, el protagonista de ‘Moby Dick’) y sus precios escalan en sitios de reventa como MyBeerCollectibles, así como en grupos privados de Facebook que organizan rifas pagadas -y legalmente dudosas-, apodadas “razzles” para evadir la detección por parte de la red social.

La próspera reventa en estos sitios, donde los precios de las cervezas escalan a sumas astronómicas -un múltiplo exponencial de sus precios minoristas-, es un tema polarizador en la comunidad cervecera: ¿Es el capitalismo en acción, o destruye la cultura artesanal? Sin embargo, no hay duda de que jugó un papel vital al llevar a Three Chiefs al centro de atención del ámbito cervecero, tal como a muchas otras cervecerías en los últimos cinco años.

Cuando Wakefest comenzó a funcionar, un par de variedades de pastelería (una preparada con café, la otra con coco) que Rapadas y Wakefield elaboraban juntos, estaban listas para ser reveladas. Las cervezas, añejadas en barricas de whisky W.L. Weller, de Kentucky, causaron sensación cuando se sorteó una docena de botellas de cada una en el festival, y el lote se vendió posteriormente por $1.200.

“Eso fue demente, pero muy aleccionador”, afirma Quitugua. Al igual que la colaboración de Snoop con Dr. Dre en “Deep Cover”, ese fue el ‘momento estelar’ de Three Chiefs.

Meses después, cuando se lanzó Fähä para celebrar la gran inauguración de la cervecería, los fanáticos durmieron en tiendas de campaña la noche anterior para tratar de conseguir una de las 100 botellas disponibles. La reventa llamó ampliamente la atención (una botella en MyBeerCollectibles, en noviembre, alcanzaba los $899, y se estima que los totales por las rifas alcanzaron las cuatro cifras), y selló el estatus de tendencia de Three Chiefs.

La empresa produce cervezas más ligeras, que se pueden conseguir de forma local o en todo Guam. Los lanzamientos en lata se están volviendo más habituales, y no se agotan al instante. Pero sus fuertes ventas mensuales continúan atrayendo a grandes multitudes, aunque la cervecería se ha enfrentado también a duras críticas sobre los altos precios de las botellas (el valor minorista es de alrededor de $30) y la escasa producción de estas, que aún no superan las 400.

Los propietarios están conscientes de las quejas, pero aseguran que sus manos están atadas. “Las cervezas que hacemos usan el doble o el triple de los ingredientes que una cerveza estándar”, explicó Quitugua. “Nos encantaría producir [más stouts] pero no tenemos esa capacidad”.

“Ni siquiera cubrimos las pérdidas”, admitió Rapadas. “La mayoría de nuestras cervezas están [añejándose] en barriles, y eso nos cuesta dinero. Vender lo que tenemos es suficiente para mantener las luces encendidas y pagar la renta aquí”.

Rapadas espera concentrarse en la elaboración a tiempo completo en los próximos meses y, eventualmente, trasladar la fabricación a un espacio más amplio, para poder compartir sus partidas con las masas. Mientras tanto, aquellos que quieran probarlas deben prepararse para pasar una noche bajo las estrellas en South Bay.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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