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Detectan movimiento sin precedentes en una falla sísmica en California capaz de producir un temblor de 8.0

En esta foto puede observarse el pavimento combado en un estacionamiento en Argus, California, después de los terremotos de Ridgecrest en julio.
(Robert Gauthier / Los Angeles Times)
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Una falla importante de California capaz de producir un terremoto de magnitud 8 ha comenzado a moverse por primera vez en la historia, como resultado de la secuencia sísmica de este año de Ridgecrest que desestabilizó las fallas cercanas, dijeron científicos de Caltech en un nuevo estudio publicado en la revista Science el jueves.

En el registro histórico moderno, nunca se ha observado que la falla de Garlock de 160 millas de largo en el borde norte del Desierto de Mojave produzca un fuerte terremoto o incluso que se mueva - el lento movimiento entre sismos que causa una marca visible en la superficie del suelo. Pero las nuevas imágenes del radar satelital muestran ahora que la falla ha comenzado a moverse, causando un abombamiento de la tierra que puede ser visto desde el espacio.

“Esto es sorprendente, porque nunca hemos visto actividad en la falla de Garlock. Aquí, de repente, cambió su comportamiento”, dijo el autor principal del estudio, Zachary Ross, profesor asistente de geofísica de Caltech. “No sabemos lo que pueda significar”.

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Las observaciones reportadas son otra pieza de evidencia que ilustra un mito ampliamente persistente que circula en California y más allá - que los terremotos como los temblores de Ridgecrest son de alguna manera algo bueno que hace que los sismos futuros sean menos probables. De hecho, en términos generales, los terremotos hacen que los sismos futuros sean más probables. La mayoría de las veces, los movimientos telúricos subsecuentes son más pequeños, pero algunas veces son más grandes.

El estudio ilustra cómo los terremotos de Ridgecrest que comenzaron el 4 de julio han desestabilizado esta remota región desértica de California entre la mayor cadena montañosa del estado, la Sierra Nevada, y su punto más bajo, el Valle de la Muerte. La falla de Garlock no sólo ha comenzado a desplazarse en una sección, sino que también ha habido un enjambre sustancial de pequeños sismos en otra sección de la falla, y dos grupos adicionales de temblores en otros lugares - uno al sur del Lago Owens y el otro en el Valle de Panamint, al oeste del Valle de la Muerte.

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No se puede predecir si la desestabilización provocará pronto un terremoto importante. En septiembre, el Servicio Geológico de Estados Unidos dijo que el escenario más probable es que los sismos de Ridgecrest probablemente no desencadenen un temblor mayor. Sin embargo, USGS manifestó que los terremotos de julio han aumentado las posibilidades de un sismo de magnitud 7.5 o más en las cercanas fallas de Garlock, Owens Valley, Blackwater y Panamint Valley durante el próximo año.

Además, una falla progresiva provocada por un terremoto cercano no significa necesariamente que se aproxime un gran sismo. La punta más al sur de la falla de San Andrés ha sido tradicionalmente arrastrada en respuesta a temblores distantes, incluyendo el de magnitud 8.2 en la costa del sur de México en 2017, a casi 2.000 millas de distancia. “Pero eso no significa que la falla de San Andrés se apagó”, dijo la geóloga de investigación de USGS Kate Scharer, quien no fue parte del estudio.

Una multitud considerable se había reunido afuera de Surplus Store a principios del 6 de julio cuando Víctor Hernández llegó a la tienda de West Los Ángeles para abrir las puertas.

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Lo que es inusual, dijo Ross, es que la falla de Garlock había sido sísmicamente silenciosa en el registro histórico hasta ahora. Y aunque no está claro lo que el arrastre y las réplicas podrían significar para el futuro cercano, el movimiento recientemente registrado pone de relieve el riesgo potencial que representa la falla de Garlock para California, en caso de que se rompa.

Un gran terremoto en la falla de Garlock tiene el potencial de enviar un fuerte temblor al Valle de San Fernando, Santa Clarita, Lancaster, Palmdale, Ventura, Oxnard, Bakersfield y el Condado de Kern, una de las regiones más productivas de la nación para la agricultura y el petróleo. Importantes instalaciones militares también podrían sufrir fuertes sacudidas, como la Base Edwards de la Fuerza Aérea, la Estación Naval de Armas Aéreas en China Lake y el Centro Nacional de Entrenamiento Fort Irwin. La falla está atravesada por dos de los suministros más importantes de agua del sur de California -los acueductos de California y Los Ángeles- y por carreteras críticas como la Interestatal 5, las rutas estatales 14 y 58 y la 395.

Un gran sismo en la falla de Garlock podría, a su vez, desestabilizar a la falla de San Andrés. Un poderoso terremoto en un tramo de las aproximadamente 300 millas de largo de la falla de San Andrés podría causar la peor sacudida que la región del sur de California ha sentido desde 1857, y enviar temblores destructivos a través de Los Ángeles y más allá.

Un escenario plausible implica que los terremotos de Ridgecrest provocan un gran temblor en la falla de Garlock, que luego desencadena un evento sísmico en la falla de San Andrés. Las posibilidades de que ocurra un evento de este tipo son pequeñas. Otro escenario plausible, no cartografiado, implica una ruptura de fallas al sureste de los terremotos de Ridgecrest.
(Jon Schleuss / Los Angeles Times)

La investigación fue realizada por algunos de los principales expertos de la nación en ciencia sísmica en Caltech en Pasadena y el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en La Cañada Flintridge - que es operado por Caltech.

Los hallazgos confirman lo que algunos científicos esperaban de los terremotos de Ridgecrest. El mayor sismo de la secuencia, el evento de magnitud 7.1 del 5 de julio, se rompió a lo largo de 35 millas sobre una serie de fallas no identificadas previamente. Sus extremos sureste terminaron a pocos kilómetros de la falla de Garlock.

La falla de Garlock acumula tensión sísmica a una de las tasas más rápidas de California. Según el geofísico de investigación de USGS Morgan Page, quien no participó en el estudio, el tiempo promedio entre terremotos de al menos magnitud 7 en la parte central de la falla es de aproximadamente cada 1.200 años. Pero hay una enorme variación; a veces, sólo pueden pasar 200 años entre temblores importantes en la falla; entonces, podrían pasar 2.000 años antes de que se produzca uno. La última vez que se cree que un gran sismo golpeó la falla de Garlock fue hace unos 465 años.

Para algunos científicos, la física del terremoto de magnitud 7.1 del 5 de julio sugirió inmediatamente que la falla de Garlock tendría más probabilidades de romperse como resultado del movimiento. Aquí hay una posible explicación: El lado suroeste de la falla que se rompió el 5 de julio se dirigía hacia el noroeste. Esto tuvo el efecto de alejar un bloque de tierra de la falla de Garlock, desconectándolo y facilitando el movimiento de los bloques de tierra que acumulan tensión sísmica a ambos lados de la falla de Garlock, como si un ciclista hubiera decidido aflojar los frenos que habían estado sujetando el neumático con fuerza.

Las imágenes de radar satelital muestran que la parte de la falla de Garlock que ha comenzado a moverse tiene unas 20 millas de largo, con la tierra en el lado norte de la falla moviéndose hacia el oeste, mientras que el otro lado se mueve hacia el este. Las imágenes del radar muestran que un lado de la falla se ha movido en su mayor extensión alrededor de cuatro quintos de pulgada en relación con el otro.

Los terremotos de Ridgecrest se produjeron en un área que tiene una red particularmente extensa de sensores sísmicos cerca del Campo Volcánico Coso del condado de Inyo, que utiliza el calor del magma para alimentar una planta de energía. Se han instalado más estaciones sísmicas desde el último gran temblor en el sur de California en 1999, y ahora hay frecuentes imágenes de radar satelital tomadas de la superficie de la Tierra.

Además de la falla de Garlock, también hay razones para centrarse en los riesgos de otras fallas cercanas.

Hay una línea de zonas de fallas potencialmente maduras a lo largo de la llamada Zona de Cizallamiento del Este de California, una de las áreas sísmicas más significativas del estado, que lleva una buena parte de la carga sísmica necesaria para acomodar el movimiento de la placa tectónica a medida que la placa del Pacífico se desliza hacia el noroeste pasando por la placa de Norteamérica.

Incluyen, en términos generales, un segmento sin ruptura de unas 30 millas de largo entre las fallas que se rompieron en el terremoto de Owens Valley de 1872 y en los sismos de Ridgecrest, y otra brecha de 75 millas a lo largo del sistema de fallas de Blackwater entre las fallas que causaron los temblores de Ridgecrest y el terremoto de magnitud 7.3 Landers de 1992. Algún día, esos segmentos de falla eventualmente necesitarán romperse para alcanzar el movimiento de las placas tectónicas, pero no se sabe si eso sucederá pronto.

Los científicos sísmicos no afiliados al estudio llamaron al descubrimiento de la fluencia desencadenada en la falla de Garlock científicamente interesante que debería ser entendida mejor, pero enfatizan que sus implicaciones no están claras. Aunque no se ha observado que la falla Garlock se haya desplazado antes en respuesta a grandes terremotos, otras fallas que se han movido no se ha visto que se rompan en intensos sismos.

“En realidad es probablemente bastante común, y si ese es el caso... eso no significa necesariamente que presagia algo terrible”, dijo Page de USGS.

Además, la fluencia observada fue sólo probablemente en un área relativamente poco profunda. “Lo que realmente nos interesa es lo que sucede en las profundidades de los terremotos”, dijo la sismóloga de USGS Elizabeth Cochran, quien no participó en el estudio. Los sismos ocurren típicamente entre 1 y 10 millas de profundidad; el arrastre calculado probablemente ocurrió en los cientos de pies menos profundos bajo la superficie.

Es necesario investigar más sobre si la liberación de energía sísmica en forma de falla por arrastre cerca de la superficie avanza o ralentiza un terremoto posterior, dijo Scharer de USGS. En este caso en particular, la cantidad de fluencia y su poca profundidad haría poco para afectar el momento en que el próximo sismo golpee la falla de Garlock, dijo Scharer.

A veces, los grandes terremotos pueden llevar a otros; un ejemplo clásico fue en 1992, cuando el temblor de magnitud 6.1 de Joshua Tree en abril fue seguido por el de magnitud 7.3 de Landers, que a su vez desencadenó horas más tarde el sismo de magnitud 6.3 de Big Bear; siete años más tarde, un terremoto de magnitud 7.1 golpeó la Mina Héctor. Pero otras veces, un solo gran temblor y sus réplicas asociadas pueden llevar a décadas de silencio sísmico, como el terremoto de magnitud 6.9 de Loma Prieta en 1989.

A pesar de la incertidumbre, lo que está sucediendo en esta región merece un escrutinio minucioso, dado que la falla de Garlock es muy importante para el sur de California. Hay pocos terremotos grandes que se han observado en California en los tiempos modernos, y sólo porque no se haya observado algo en el pasado no significa que no pueda suceder.

Además de Ross, los otros coautores de este estudio son Benjamín Idini, Zhe Jia, Oliver Stephenson, Minyan Zhong, Xin Wang, Zhongwen Zhan, Mark Simons, Eric Fielding, Sang-Ho Yun, Egill Hauksson, Angelyn Moore, Zhen Liu y Jungkyo.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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