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La protesta ‘Un violador en tu camino’ se convirtió en un himno de 2019

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Comienza con un grupo de mujeres, generalmente con los ojos vendados, y un ritmo electrónico. Hay una mezcla de todo. Y está el inolvidable coro, hecho con un chasquido de dedos: “Y la culpa no fue mía / ni dónde estaba / ni cómo estaba vestida”. La acción termina con el grupo apuntando hacia adelante y repitiendo el estribillo: “El violador eres tú”.

Este conmovedor espectáculo, titulado “Un violador en tu camino”, fue presentado por primera vez por el colectivo artístico feminista Lastesis en una protesta en la ciudad de Valparaíso, Chile, a fines del mes pasado, como una forma de llamar la atención sobre la violencia contra las mujeres. Desde entonces, esta acción viral se ha materializado en Colombia, México, Francia, India, Estados Unidos y Turquía (donde un intento de escenificarla el domingo fue desbaratado por la policía).

Naturalmente, el video del pegajoso baile y la canción está en todo el Internet - tuiteado incluso por nada menos que la representante Alexandria Ocasio-Cortez (D-N.Y.).

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A group of women perform the viral protest "Un Violador en tu camino" by Lastesis at LACMA
Stephanie Clavijo, izquierda, Mariela Nevarez y Liset Contreras se unen a otras mujeres en la protesta-espectáculo “Un violador en tu camino” en LACMA el domingo por la tarde.
(Gary Coronado / Los Angeles Times)
Inger Flem and Caroline Delgado, who helped organize the performance-protest at LACMA
Inger Flem, izquierda, y Caroline Delgado ayudaron a organizar la protesta de performance “Un violador en tu camino” en LACMA.
(Gary Coronado / Los Angeles Times)

El domingo, un grupo de más de 200 mujeres, adultas y jóvenes, y unas cuantas niñas en edad escolar se reunieron en la acera ante la “Luz Urbana” de Chris Burden en el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles y la presentaron de nuevo.

Durante más de una hora, sus voces colectivas, en español, resonaron claramente en medio del estruendo del tráfico en Wilshire Boulevard: “Y la culpa no era mía, ni dónde estaba, ni cómo vestía”.

“Esta protesta se ha convertido en un himno de las mujeres”, dijo Francisca Valenzuela, una cantante chileno-americana que se presentó en LACMA para participar en la acción. “Es un eslogan para la dignidad”.

Ciertamente, es un espectáculo cuyo desafío resuena profundamente en una época en la que un rápido escaneo de los titulares de las noticias puede parecer un asalto a las mujeres y a sus cuerpos.

En El Salvador, las mujeres son juzgadas por sufrir abortos espontáneos. En la India, la violencia contra las mujeres, incluidas las violaciones y los asesinatos, han llevado a las mujeres a manifestarse en las calles. En México, en los últimos siete años, el sistema legal ha añadido un nuevo delito a los libros: el feminicidio, el asesinato de una mujer por razones específicas de género.

Esun desafío. No puede ser sólo “poner la otra mejilla”. Esto es un canto de guerra.

— Cecilia Fajardo-Hill, curadora independiente

Estados Unidos no es la excepción. En Ohio, los legisladores estatales introdujeron recientemente un proyecto de ley sobre el aborto que incluye una disposición que requiere que todos los embarazos ectópicos sean reimplantados en el útero - un procedimiento médico que no existe. Y, por supuesto, están los titulares implacables sobre las grotescas agresiones de Jeffrey Epstein a las chicas.

Todo esto explica por qué esta corta y eminentemente pegajosa acción política que llega desde Chile, se ha convertido en un verdadero fenómeno mundial.

Carmen Mardonez, centro, participa en la protesta de performance "Un violador en tu camino" en LACMA.
(Gary Coronado / Los Angeles Times)

“Sólo se necesita un cuerpo y una voz”, dijo Inger Flem, una estudiante chilena graduada en Los Ángeles que ayudó a organizar la acción en LACMA. “Puede repetirse en cualquier lugar y con cualquier persona. Se le permite a la gente ser parte del movimiento”.

No es probable que la presentación en LACMA sea la última en Los Ángeles. Las estudiantes de Cal State Long Beach planeaban presentar el himno en el campus el martes por la tarde.

“Un violador en tu camino” fue ideado originalmente por cuatro artistas chilenas de Valparaíso - Daffne Valdés, Sibila Sotomayor, Paula Cometa Stange y Lea Cáceres - conocido colectivamente como Lastesis, un nombre que hace referencia al interés del grupo en promover el pensamiento (tesis) de importantes pensadoras feministas.

Esta presentación en particular se basó en el trabajo de la antropóloga feminista argentina Rita Segato, quien fue pionera en los estudios sobre la violación. También se inspiró en algunas estadísticas sombrías relacionadas con la agresión sexual en Chile, donde sólo el 8% de los casos resueltos de agresión sexual en 2018 terminaron en algún tipo de condena contra el perpetrador, según las estadísticas gubernamentales recopiladas por la Red Chilena contra la Violencia hacia la Mujer.

Caroline Delgado, una estudiante de negocios chilena radicada en Los Ángeles quien fue una de las organizadoras de la acción del domingo en LACMA, dijo que la pieza finalmente habla de las formas en que “las mujeres en Chile han sido abusadas, no sólo por los hombres sino también por la estructura, por el Estado”.

Y eso es parte de lo que más llama la atención de la acción de Lastesis. No se trata simplemente de poner fin a la violencia contra las mujeres. Saca a relucir las infraestructuras estatales que menosprecian las agresiones sexuales (en la India, los policías recientemente preguntaron a los padres de una víctima de violación en grupo que fue asesinada, si estaba teniendo una aventura) y también fallan regularmente en el procesamiento de los crímenes de violencia sexual de una manera significativa. (Un caso atroz en este sentido: A Epstein no sólo se le permitió salir a trabajar mientras cumplía su sentencia original en la cárcel, sino que también pudo haber arreglado citas adicionales con chicas durante ese tiempo).

“Es la policía / Los jueces / El estado / El presidente”, dice una frase memorable de “Un violador”, en la que las intérpretes señalan acusadoramente. Ellos también son cómplices.

“La culpa, el dolor, la humillación y la vergüenza moral deben ser sentidos por los abusadores y no por las mujeres cuyos cuerpos han sido violados”, dijeron las artistas al diario español El País en una entrevista la semana pasada. “Eso es lo más importante que se está generando”.

La coreografía de Lastesis, en unas pocas acciones sencillas, destaca también otras cuestiones de justicia. Las participantes se vendan los ojos para solidarizarse con los manifestantes chilenos que han sido cegados por la policía durante las recientes protestas. Se agachan como una forma de resaltar el gesto degradante que las mujeres desnudas deben hacer mientras están en prisión. Todo esto es mucho más polémico que un adorable sombrero rosa.

“Es muy desafiante”, dijo Mónica Olivares, una enfermera que participó en el evento de LACMA el domingo. “Esto es algo que nos hemos estado perdiendo. Nos han golpeado, abusado de nosotras, nos han violado. Tenía que venir”.

Rebecca Hernández, una coreógrafa mexicana nacida en Mexicali que ha estudiado las formas en que los movimientos de protesta utilizan coreografías para enviar mensajes, dijo que la protesta se ha difundido de manera efectiva porque da a las mujeres la seguridad colectiva de expresar sus preocupaciones.

Fajardo-Hill, quien ha estudiado el arte feminista en América Latina, dice que todo esto forma parte de una larga tradición de mujeres que toman el performance como una forma de hacer una declaración, en el proceso de desdibujar la línea entre el arte y la política.

“Piensen en las Madres de la Plaza de Mayo”, dijo, refiriéndose a las mamás de los desaparecidos que se reunían con pañuelos blancos frente al palacio presidencial argentino en los años setenta y ochenta. “Esa imagen aún está arraigada en nuestras mentes. Las representaciones de ellas han sido usadas una y otra vez en exposiciones de arte para mostrar lo que significa para las mujeres luchar y llorar la injusticia”.

Lastesis ha creado una nueva imagen para 2019: una mujer que señala la fuente de su dolor.

“Esa es la batalla por las mujeres ahora”, dice Fajardo-Hill. “Es en favor de nuestros cuerpos”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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