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¿California se dirige a una nueva sequía, o nunca hemos salido de ella?

Rancher Jon Pedotti walks on the cracked remains of a parched lake bed of his  ranch in the foothills of Cambria.
Jon Pedotti camina en el lecho de un lago seco cerca de Cambria en 2014. El período de 2012 a 2016 fueron los cinco años consecutivos más secos registrados en el centro de Los Ángeles.
(Al Seib/Los Angeles Times)

La lluvia ha estado por debajo de la media durante 14 de los últimos 21 años en el centro de Los Ángeles

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El último Monitor de Sequías de EE.UU, recién publicado, muestra un parche de forma ovalada de California Central que se desliza hacia una sequía moderada. Esto es después de un par de meses de que el Monitor de Sequías mostró que el estado estaba casi libre de la sequía.

(Paul Duginski / Los Angeles Times)

El año pluvial 2018-19 que terminó en junio pasado fue bueno, por encima de la media en muchos lugares del estado, pero no excepcional. El año pluvial 2019-20 comenzó rápidamente con un par de potentes tormentas, y el sur de California estuvo por encima de las normas estacionales incluso cuando el norte de California se quedó atrás.

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Luego enero y febrero, dos de los meses más húmedos del estado, se volvieron secos. Y parece improbable que febrero supere sus hábitos áridos antes de que el mes termine, aunque el calendario le ha dado un día extra este año para intentarlo.

Una persistente alta presión se ha establecido en el Pacífico oriental, y no muestra signos de cambio. Esta presión está desviando las tormentas hacia la región noroeste del Pacífico, lo que significa un clima más seco para California.

Pero, ¿realmente terminó la sequía en California? El climatólogo y experto en clima Bill Patzert piensa que el sur de California sigue sumido en una sequía de dos décadas, y utiliza las cifras de precipitaciones del centro de Los Ángeles para ilustrar su punto.

(Paul Duginski / Los Angeles Times)

En un período de 143 años, la precipitación media anual registrada en el centro de Los Ángeles ha sido de 14.93 pulgadas. Una mirada a las cifras de precipitaciones para el centro de Los Ángeles desde 1999 hasta 2019 muestra muchos más años secos que sólidos años húmedos.

Durante los 21 años que terminan con la temporada 2019, 14 años han estado por debajo de la media y sólo siete estuvieron por encima, según Patzert, que hasta hace poco trabajaba en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA.

De hecho, tres de los años más secos desde 1878 ocurrieron durante este período: 2002, 2007 y 2018. El período de 2012 a 2016 representó los cinco años consecutivos más secos registrados, cuando el promedio de precipitaciones cada año fue de sólo 7.74 pulgadas, o el 50% de lo normal.

Durante ese periodo de 1999 a 2019, el centro de Los Ángeles estuvo casi 52 pulgadas por debajo del promedio, señala Patzert. “Eso es como perder tres años y medio de promedio de precipitaciones en los últimos 21 años”.

La disminución de las precipitaciones hizo que el promedio de esos años bajara a 12.47 pulgadas por año - 2.47 pulgadas menos de lo normal cada año, en promedio. “Eso es mucha agua subterránea, irrigación para los cultivos, bastante césped muerto y mortalidad masiva en los grandes bosques de California”, señaló Patzert.

“Esta sequía no viene y se va simplemente cada dos años, sino que ha continuado profundizándose durante dos décadas”, explica Patzert. “Y los impactos han sido duraderos para los habitantes de las ciudades, los agricultores, los administradores del agua y especialmente los bomberos”.

Los efectos de la sequía duran mucho tiempo. Por ejemplo, el Lago Mead, un embalse clave formado por la presa Hoover en el Río Colorado, suministra agua a millones de personas en Arizona, California y Nevada, incluyendo Los Ángeles.

En 1999, su nivel estaba a 1,212 pies sobre el nivel del mar. Ahora está a 1,094 pies -118 pies más abajo- lo que representa una caída del 50 % en el volumen del lago. Tomará décadas para que el embalse se recupere, advierte Patzert.

“Eso es siniestro porque la población a la que sirve el agua del Río Colorado ha crecido desde los años 50”, dijo Patzert. “El lago Mead es nuestro monitor de sequía para el suroeste americano”.

Patzert subraya que, si bien uno o dos años secos pueden ser agotadores, una sequía lenta y a gran escala es mucho más perjudicial. Las sequías largas e importantes no son de cero o 50% de lluvia por debajo de lo normal.

Las sequías son cuando se pasa de un promedio de 14,93 pulgadas de lluvia por año a 12,47 pulgadas - una sutil disminución del 16% en el promedio de lluvia durante 21 años, explicó. El resultado es la caída de dos décadas en el nivel del lago Mead.

“La historia y la ciencia nos muestran que las sequías son grandes, duraderas, y que crecen y disminuyen”, señaló Patzert.

“Esto es especialmente cierto en el oeste americano. El gran Tazón de Polvo comenzó en 1930 y duró casi una década. California experimentó una sequía intermitente desde mediados de los 40 hasta finales de los 70. Durante estos prolongados períodos de sequía, uno o dos años húmedos pueden proporcionar un alivio temporal, pero no romperán una sequía de varios años”, concluye Patzert.

“Las sequías se acumulan gradualmente y la recuperación se produce a cámara lenta, no con un año húmedo”, advirtió Patzert. “Las sequías te engañan. Crees que ya se acabó y resulta que no es así”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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