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Caos en los hospitales debido a la escasez de pruebas de coronavirus

Coronavirus test
Una investigadora trabaja en un laboratorio que está desarrollando una prueba del coronavirus en Nutley, N.J., el 28 de febrero.
(Kena Betancur / Getty Images)
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A medida que los casos de COVID-19 aumentan, los kits de prueba necesarios para ayudar a detener la propagación de la enfermedad siguen siendo escasos, y los trabajadores sanitarios de todo el estado informan de fallos generalizados en la respuesta del gobierno federal a la creciente crisis.

Los funcionarios federales dijeron que se esperaba que casi un millón de pruebas estuvieran disponibles a finales de esta semana. Pero en California, una de las regiones más afectadas del país con 60 casos, la capacidad total de pruebas se limita a sólo 7.400 durante el fin de semana, según el Departamento de Salud Pública de California.

La incapacidad de realizar pruebas de detección del nuevo coronavirus de forma amplia y rápida ha impedido la capacidad del país para combatir la propagación del virus, dicen los expertos. Sin las pruebas, los funcionarios de salud pública no saben dónde se está propagando el virus y dónde dirigir los esfuerzos para contenerlo. Doce estadounidenses han muerto hasta ahora por la enfermedad.

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La escasez de kits de prueba está creando un caos para los médicos y enfermeras, ya que sus esfuerzos de identificación se han visto complicados por las restricciones y deficiencias de las pruebas.

“Anoche tuve un paciente con claros síntomas de coronavirus, pero el departamento de salud no pensó que debía ser examinado”, dijo un médico de la sala de emergencias en Downey que habló en condición de anonimato. “Pasé de ese paciente a la habitación de al lado, donde tenía un enfermo diabético de 80 años con problemas inmunológicos”.

California sólo ha examinado a 516 personas para COVID-19 hasta la fecha, muy por debajo de lo que probablemente se necesita luego de que el gobernador Gavin Newsom declaró el estado de emergencia esta semana debido al brote. Aunque no se conocen casos de propagación comunitaria del virus en California, el número de personas que han estado expuestas al virus parece estar creciendo diariamente.

Cerca de 1.250 californianos que posiblemente estuvieron expuestos al COVID-19 en un crucero deben ser examinados para detectar el virus. Hay más de 9.000 personas en California que regresaron recientemente de países que han sufrido graves brotes. También hay otros que pueden haber estado expuestos dentro de la comunidad, y ahora se encuentran preocupados por la posibilidad de infectar a sus familias.

Renee Schwartz, una residente de 60 años de North Hills, señaló que los doctores le dijeron que su infección de senos nasales y problemas respiratorios podrían ser COVID-19. Pero el personal de varios hospitales del área de Los Ángeles le comunicó esta semana que no hacen pruebas para el virus.

“Les pregunté: ‘¿Quién hace las pruebas? Y ellos respondieron: ‘Ni idea’”, dijo Schwartz.

Aunque el miércoles los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades levantaron algunas pautas para que cualquier individuo con síntomas pueda ser examinada por su médico, los funcionarios locales no pueden aprovechar las restricciones más laxas debido a la falta de kits de prueba. En un aviso a los doctores más tarde ese día, los funcionarios de salud pública de L.A dijeron que sólo harían pruebas a las personas con síntomas graves, enfermedades más leves y con un historial de viajes a las áreas afectadas.

En una carta enviada al personal médico de un hospital de Downey y vista por The Times, un coordinador de control de infecciones instruyó a los médicos a dar de alta a los pacientes con síntomas leves de coronavirus, pidiéndoles que se auto-aislaran en casa. A largo plazo, esa táctica hará que el número total de casos de coronavirus sea virtualmente desconocido, al menos hasta que se disponga de pruebas retrospectivas.

“Mis colegas y yo hemos estado trabajando en las trincheras de las salas de emergencias y no podemos hacer que la gente se haga pruebas”, manifestó otro médico que trabaja en un hospital de Downey. Ambos se negaron a ser identificados porque no están autorizados a hablar con los medios de comunicación.

El médico dijo que otro paciente sospechoso de tener el coronavirus era una enfermera de transplantes, cuyo trabajo es atender a pacientes inmunodeficientes. “Dije: ‘¡Vamos! ¡Por favor! “¡Tenemos que hacerle pruebas!”

En medio de la escasez, algunos trabajadores de la salud también ponen en duda el riguroso enfoque de las pruebas de los funcionarios federales. Una enfermera de California que estuvo expuesta a un paciente con coronavirus confirmado tiene síntomas y está en cuarentena, pero aún no ha sido examinada por el CDC para detectar el virus.

“Dijeron que no me harían la prueba porque si usaba el equipo de protección recomendado, no tendría el coronavirus”. La enfermera, que pidió permanecer en el anonimato, manifestó lo anterior en una declaración leída por la presidenta del sindicato de la National Nurses United, Deborah Burger, en una conferencia de prensa en Oakland el jueves.

“Soy una enfermera registrada y necesito saber si soy positiva antes de volver a atender a los pacientes”, añadió la enfermera. “Retrasar esta prueba pone en riesgo a toda la comunidad”.

El CDC no ha publicado información sobre cuántos estadounidenses se han hecho la prueba de COVID-19. Los datos fueron actualizados regularmente en el sitio web de la agencia hasta esta semana cuando las cifras fueron eliminadas.

En una llamada a los reporteros el martes, la Dra. Nancy Messonnier evadió una pregunta acerca de si el estrecho criterio de exámenes al principio del brote estaba relacionado con la limitada disponibilidad de pruebas y potencialmente obstaculizaba la respuesta de la nación al brote. Tampoco mencionó la causa de los defectos en los primeros equipos de prueba, diciendo que la investigación está en curso.

“Lo que realmente necesitamos es centrarnos en dónde estamos hoy”, dijo. “Debemos enfocarnos en lo que realizamos ahora para identificar a los pacientes que están enfermos, asegurarnos de que reciben el tratamiento y las pruebas adecuadas y cerciorarnos de que estamos protegiendo nuestras comunidades”.

No está claro si esas medidas se están tomando con la suficiente rapidez, ya que los departamentos de salud locales se esfuerzan por mantenerse al día a medida que el brote se va extendiendo.

En el condado de Los Ángeles, una mujer de 34 años de edad ha estado en autocuarentena durante dos días después de que su médico le dijera que sospechaba que su fiebre alta y su neumonía eran causadas por el nuevo virus. Ha estado esperando a que el departamento de salud pública le comunique los próximos pasos a seguir.

“No me han contactado, ni me han hecho pruebas”, dijo. “No estoy siendo tratada y sigo exponiendo a la gente al quedarme aquí en casa. Vivo con mi familia - tienen trabajos, tienen que ir a sus escuelas”.

“Obviamente estoy enferma de algo”, declaró.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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