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‘No sé qué se supone que haga’: angustia entre los padres por el inicio virtual del año escolar

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¿Cómo comenzamos la escuela en línea? Tengo cinco hijos y un único punto de acceso a wifi. No puedo responder las preguntas que hacen mis chicos, que además tienen demasiado tiempo libre. ¿Por qué tomó tanto tiempo llegar a este horario? Necesitamos ayuda.

A medida que surge una imagen más detallada del nuevo día escolar en Los Ángeles, solo con formación en línea, emerge un aumento creciente de preocupaciones y preguntas entre los padres, cuyos hijos deberán encender las computadoras en menos de dos semanas para la apertura del ciclo lectivo 2020-2021, en medio de una pandemia mundial.

El esquema general de un acuerdo tentativo entre el sindicato docente y el distrito escolar es claro: los estudiantes y los padres seguirán un horario predecible que refleje un día escolar tradicional. Y habrá más tiempo en vivo, cara a cara, por computadora, con maestros y consejeros.

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Pero lo que los padres no ven, y lo que muchos dicen que necesitan desesperadamente, es asistencia con el cuidado infantil, un día escolar completo, actividades supervisadas después de la escuela y supervisión académica en tiempo real. Todo ello sería necesario para que regresen completamente al trabajo y para que sus hijos se pongan al día y mantengan el ritmo en sus estudios.

Y, si bien tener un día escolar en línea estructurado debería mejorar el aprendizaje, algunos padres se preocupan de que el nuevo horario y las reglas, que requerirán asistencia diaria, generarán demandas más intensas para desempeñar un papel que muchos afirman no estar calificados para manejar: el del coprofesor.

“El distrito escolar no entiende que no estamos calificados para responder muchas de las preguntas que hacen nuestros hijos”, afirmó Adriana Ruiz, una madre de cinco hijos en Cudahy, que también sirve como cuidadora de su hermana de 51 años. “Esa es la parte frustrante. La escuela dice: “Estamos aquí por dos horas; luego corre por tu cuenta”.

Sus hijos, de 10 a 16 años, asisten al Elizabeth Learning center, de Cudahy; algunos todavía están aprendiendo inglés y otros tienen necesidades especiales. Ella no cree que la situación de su familia mejorará mucho.

“Creo que es un buen comienzo, pero no es suficiente”, comentó Ruiz sobre el calendario. “Deja a los niños con mucho tiempo libre”.

En la reunión de la junta, el martes, los funcionarios se comprometieron a proporcionar a las familias del distrito -80% de las cuales son de bajos ingresos- muchas respuestas en los próximos días, a través de un nuevo manual y contacto directo de las escuelas.

Para los grados de primaria, el día escolar comenzaría a las 9 a.m.con una actividad relacionada con el aprendizaje social y emocional. La idea es que para que el aprendizaje sea exitoso, las escuelas primero deben abordar el trauma asociado con el COVID-19 y la pérdida de interacción social y desarrollo personal que proporciona el entorno del campus.

El acuerdo no detalla cómo serían esas labores, pero podrían incluir actividades para romper el hielo, en las que los estudiantes desarrollen amistades o hablen de experiencias o sentimientos importantes para ellos. El distrito lanzará actividades de muestra.

Este elemento es crucial porque los padres informaron en una encuesta sindical que los estudiantes estaban tristes y ansiosos, comentó Arlene Inouye, líder del equipo de negociación del sindicato, en una sesión de video realizada para anunciar el pacto.

La mañana típica continúa con dos sesiones de instrucción divididas por descansos. Se supone que estas se concentrarán en matemáticas e inglés. Una tercera sesión matinal podría enseñar música, arte, ciencias, ciencias sociales, salud y educación física.

El almuerzo -en casa, por supuesto-, comenzaría justo antes del mediodía.

Hay dos sesiones a primera hora de la tarde, que tienen un enfoque algo diferente y permiten que un maestro trabaje en vivo con grupos pequeños. Esto ofrece una oportunidad, por ejemplo, para que un docente brinde asistencia especial a los aprendices de inglés, guíe un proyecto de grupo o trabaje con estudiantes de alto rendimiento que necesitan un desafío adicional.

El día escolar típico termina con un período de 50 minutos para la tarea administrativa con cita previa, o tiempo de planificación del maestro.

Todas las sesiones de aprendizaje no tienen que ser en vivo, pero estas deben ser parte del día. Por ejemplo, en cuarto grado, los estudiantes deben tener 90 minutos de interacción en vivo el lunes y 120 minutos cada día de martes a viernes. Esa instrucción incluiría videoconferencias de clase completa, trabajo de los alumnos en línea bajo la guía activa del maestro, o un docente que trabaje con grupos más pequeños.

Otros tipos de aprendizaje ocuparían de 120 a 150 minutos. En ellos, los estudiantes trabajarían independientemente fuera de línea o en línea, por ejemplo a través de un “módulo de instrucción” o viendo una lección pregrabada. El tiempo de aprendizaje también puede incluir correos electrónicos y chats.

Para los grados más altos, en los cuales los alumnos pasan de una clase a otra a lo largo del día, las escuelas usarán horarios en bloque para reducir la cantidad de videoconferencias diarias. Por ejemplo, un día los estudiantes de preparatoria tendrían sesiones para la mitad de sus clases. Otro día, asistirían a la otra mitad.

También habrá períodos de asesoramiento grupales más pequeños para los estudiantes mayores, donde los maestros pueden hacer una exploración de bienestar, los alumnos pueden conectarse entre sí, y podría tener lugar un asesoramiento informal para la universidad y la carrera elegida.

La instrucción desigual del semestre pasado todavía inquieta a Ruiz, quien comentó que algunos maestros habían estado “muy activos” en línea, pero la mayoría de los que trataban con sus hijos no lo hicieron.

“Todavía no sé exactamente cuál es el plan, quiénes son los docentes de mis hijos y qué necesitan tener antes del primer día de clases”, expresó. “Mis hijos están ansiosos”.

Si bien se sintieron aliviados de que haya un plan, algunos padres dijeron que las preocupaciones sindicales prevalecían sobre las suyas. “El año escolar está por comenzar y nosotros, como padres, estamos aquí en la oscuridad, esperando a descubrir qué está pasando”, aseveró Kellyn González, la madre de Koreatown.

La semana pasada, González esperó afuera durante horas en medio de una ola de calor, junto con otras 750 familias, para recibir mochilas donadas, útiles escolares y artículos de despensa de alimentos, en el este de Los Ángeles. Pero le preocupaba necesitar otro tipo de suministros para la educación en línea de Johnny, de seis años; Jayla, de cinco, y Jacob, de tres, todos inscritos en Alexandria Avenue Elementary, en East Hollywood.

Ninguno de los pequeños tiene una tableta o computadora portátil, comentó ella. En la primavera, compartieron la computadora de una hermana mayor y un punto de acceso wifi. “No sé qué se supone que debo hacer ahora”, remarcó el lunes por la tarde.

Este problema se resolverá al parecer la próxima semana, comentaron las autoridades, cuando las escuelas comiencen a repartir dispositivos según sea necesario, aunque no es probable que los destinen a alumnos preescolares.

La miembro de la junta escolar Mónica García, hablando en la reunión de la junta del martes, hizo un llamado a los padres para asegurarse de que las escuelas tengan su información de contacto actualizada.

David Zárate, un instalador de techos con tres hijos en Belvedere Elementary en el este de Los Ángeles, dijo que sus hijos se mantuvieron al día con el aprendizaje en línea la primavera pasada gracias a su esposa, Cynthia Moreno. El hombre está agradecido por el horario establecido y el aprendizaje en vivo anunciado el lunes.

“Saber que hay un primer período, que comenzamos a las 9 a.m., es realmente importante”, afirmó. “No se puede hacer como el año pasado, donde había dos reuniones de Zoom a la semana y se supone que uno y sus hijos debían resolver todo”.

En septiembre, dijeron los funcionarios del distrito, habrá más ayuda disponible para los estudiantes, incluida la tutoría individualizada después de la escuela y los sábados. La esperanza es que a los alumnos se les permita visitar un aula real de a uno por vez para recibir esa ayuda.

El superintendente escolar de L.A., Austin Beutner, dijo el martes que comprende la apremiante necesidad de cuidado infantil, pero que existen obstáculos legales que, por ahora, lo hacen difícil, si no imposible.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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