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¿Por qué algunas escuelas en zonas ricas abrieron sus puertas mientras otras, con estudiantes latinos, no pudieron abrir?

Principal Ryan Stanley, left, welcomes student Maeva Chappaz, with mother Amelie Chappaz, at Ocean Air School in San Diego.
El director Ryan Stanley, a la izquierda, da la bienvenida a la estudiante de segundo grado Maeva Chappaz, con su madre, Amelie Chappaz, en su primer día de clase presencial en la escuela Ocean Air, en el distrito escolar de Del Mar Union.
( Bill Wechter / San Diego Union-Tribune)
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El Distrito Escolar Unificado de Capistrano está listo y se prepara para dar la bienvenida a clases a los estudiantes el próximo 28 de septiembre, poco después de que, según se espera, el condado de Orange apruebe los requisitos estatales por el COVID-19 para la reapertura de escuelas.

Pero 25 millas al noroeste, los funcionarios del Distrito Escolar Unificado de Santa Ana establecieron un calendario más aleccionador. Los niños de primaria probablemente no regresarán a las aulas, por lo menos, hasta noviembre. ¿Y la preparatoria? Posiblemente no inicie hasta principios de 2021.

“Tenemos algunas de las tasas de COVID más altas de todo el condado de Orange”, afirmó Fermin Leal, vocero del distrito de Santa Ana. “No vamos a reabrir solo porque el estado nos diga que está bien o el condado nos dé el visto bueno”.

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La reciente disminución de nuevos casos de coronavirus en California dio vía libre a 25 condados para la reapertura de escuelas en las próximas semanas. El 1º de septiembre, el condado de San Diego, hogar del segundo distrito escolar más grande del estado, obtuvo el visto bueno. El condado de Orange está en camino de reabrir los salones de clases el 22 de septiembre. San Francisco, Santa Clara y Santa Cruz también tienen autorización para una pronta reapertura.

Pero la autorización estatal y del condado son solo los primeros pasos. En los extensos y heterogéneos condados de Orange y San Diego, y en el futuro del condado de Los Ángeles, los líderes de los distritos escolares enfrentan situaciones dispares y decisiones complicadas, que deben tomar en cuenta las tasas de COVID-19 de los vecindarios, el tamaño del distrito, las opiniones de los padres y las negociaciones con los sindicatos.

En todo el país, muchos distritos escolares cambiaron de instrucción en el campus a clases solo en línea justo antes del comienzo del año lectivo en respuesta a casos, problemas de personal y falta de preparación. Algunas escuelas que abrieron sus puertas debieron cerrar rápidamente en medio de nuevos brotes.

En el condado de Los Ángeles, donde el COVID-19 sigue estando muy extendido, faltan meses para tomar esas decisiones, ya que la directora de Salud Pública, Bárbara Ferrer, dijo la semana pasada que no se permitirá que las escuelas abran para todos los estudiantes hasta, al menos, noviembre.

Distritos como Santa Ana y el Distrito Escolar Primario Nacional, del condado de San Diego, y otros que funcionan en vecindarios de mayoría latina de bajos ingresos, severamente afectados por el coronavirus, consideran que aún es inseguro reabrir, lo cual agrega otro golpe a las desproporcionadas dificultades de la pandemia en las comunidades de color.

Los niños de muchas de estas comunidades fueron más propensos a tener menor acceso a computadoras y un servicio más lento de internet al comienzo del cierre escolar. Mientras que el ciclo lectivo comenzó en línea este otoño, sus familias a menudo no pueden pagar tutores privados, y es más probable que los padres sean trabajadores esenciales, lo cual les dificulta ofrecer apoyo en el hogar. Ahora, muchos de estos alumnos no tendrán la opción de regresar al campus tan pronto como sus compañeros en comunidades más prósperas, con tasas de infección más bajas.

“Los mismos niños cuya educación se vio más interrumpida de marzo a junio ahora tienen menos probabilidades de tener las interacciones en persona y el apoyo personalizado que necesitan para recuperar el terreno perdido”, reflexionó la economista Emma García, coautora de un Informe publicado la semana pasada sobre las desigualdades relacionadas con COVID-19 para el Economic Policy Institute, con sede en Washington, D.C.

En los distritos cercanos a hogares más ricos, como el Distrito Unificado de Capistrano, las tasas de COVID-19 son más bajas y los líderes escolares sienten que su planificación rigurosa permitirá una reapertura segura. Tustin y Cypress, en el condado de Orange, están entre los distritos que preparan las aulas para sus estudiantes. Del Mar Union Elementary, en el condado de San Diego, abrió sus puertas el 8 de septiembre.

Mientras tanto, los distritos pequeños podrían tener más agilidad para pasar rápidamente del aprendizaje a distancia a la educación presencial. Los grandes, incluido el Distrito Unificado de San Diego -el segundo más importante del estado-, deben tener en cuenta una miríada de circunstancias dada la extensión y diversidad de las comunidades a las que sirven.

Decisiones difíciles para las escuelas

En el Distrito Escolar Primario Nacional, al sur de San Diego, las tasas de infección acumuladas se encuentran entre las más altas del condado: 2.593 personas por cada 100.000. El distrito es un 84% latino y un 8% filipino, y casi cuatro de cada cinco estudiantes viven en la pobreza.

La superintendente Leighangela Brady anunció a mediados de agosto que el distrito esperaba reabrir sus 11 escuelas para el 19 de octubre, pero que la fecha podría retrasarse dado que las tasas de casos en la comunidad seguían siendo altas.

Christina Benson, líder sindical y maestra de quinto grado en Central Elementary, en el distrito Nacional, afirmó que el virus se cobró un precio trágico para algunos de sus 28 estudiantes: familiares de cinco niños han muerto por COVID-19. También le preocupa que las escuelas no estén preparadas para protegerse del virus. Ella trabaja en un edificio grande y las ventanas de su salón dan a una calle muy transitada cerca de una estación de bomberos y una base naval, lo cual dificulta mantenerlas abiertas para una ventilación adecuada, debido al ruido. “No me parece que podamos abrir”, reflexionó. “Nuestras tasas de infecciones son demasiado altas”.

Mientras tanto, el Distrito Del Mar Union Elementary, ubicado a lo largo de la costa norte de San Diego, a 26 millas del Distrito Nacional, abrió sus campus el martes pasado. Las ocho escuelas de Del Mar operan en dos códigos postales que tuvieron una de las tasas más bajas de infección por coronavirus en el condado durante el transcurso de la pandemia, según los datos de salud del condado de San Diego. Aproximadamente el 8% de sus estudiantes califican para un almuerzo gratis o de precio reducido, lo cual lo coloca entre las comunidades escolares más prósperas del condado.

“La variación en las aperturas escolares no es sorprendente”, consideró Isidro D. Ortiz, profesor de estudios de chicanas y chicanos en la Universidad Estatal de San Diego. Refleja “disparidades históricas en recursos y oportunidades educativas” para los latinos, que constituyen el grupo étnico más grande del condado.

“La crisis exige que las partes interesadas estén a la altura de las circunstancias en todos los distritos”, agregó. “¿Pero, lo harán? ¿Veremos una exacerbación de las disparidades?”.

En el Distrito Escolar Primario de Anaheim, del condado de Orange, donde aproximadamente el 85% de los estudiantes son latinos y el 84% califican para recibir almuerzos gratis o a precio reducido, los funcionarios aseveran que las tasas de transmisión locales imposibilitan una pronta reapertura. “Cuando estemos en un número seguro, entonces lo consideraremos”, admitió la portavoz del distrito, Iris Camacho.

En una carta enviada a las familias a fines de agosto, los funcionarios del distrito señalaron que los vecindarios circundantes de las escuelas “continúan teniendo aproximadamente el doble de las tasas de positividad de COVID-19 en comparación con todo el condado de Orange”.

Sin embargo, a solo ocho millas de distancia, los funcionarios del distrito escolar de Cypress anunciaron que los estudiantes podrán regresar a partir del 23 de septiembre, siempre y cuando las tasas de casos del condado sigan disminuyendo. Aproximadamente el 34% de los alumnos califican para un almuerzo gratis o a precio reducido. La tasa total de casos en la ciudad de Cypress es de 1.027 por cada 100.000 residentes, según datos del condado.

Los funcionarios de salud en los condados de Orange y San Diego remarcan que están alentando a los distritos a observar de cerca las tasas de casos, en cada código postal, mientras consideran las reaperturas, destacó el Dr. Clayton Chau, oficial de salud del condado de Orange.

“Hemos tenido reuniones semanales con nuestros 27 distritos y el Departamento de Educación del condado de Orange, acerca de sus planes de reapertura”, comentó el funcionario. “Este es un trabajo en progreso que requiere de actualizaciones, revisión y diálogo continuos”.

Mientras tanto, los distritos escolares más grandes deben considerar la amplia diversidad de las comunidades a las que sirven.

En junio, la Junta de Educación del Distrito Escolar Unificado de San Diego votó para que vuelva la instrucción en el campus cinco días a la semana, lo antes posible. Pero aunque tiene la autorización del condado para ello, todavía no ha fijado una fecha. “La decisión del condado de permitir que las escuelas vuelvan a abrir sus puertas no significa que sea seguro para todas ellas”, advirtió la portavoz del distrito, Maureen Magee. Muchos de nuestros 123.000 estudiantes viajan de un vecindario a otro para sus clases, al igual que los empleados, lo cual aumenta el peligro de propagar el virus. “Estos son precisamente los tipos de factores locales que los distritos deben examinar”, remarcó Magee.

Con una reapertura rápida poco probable, la junta escolar de San Diego aprobó un plan para ofrecer servicios en persona basados en citas, para ayudar a los alumnos más pequeños, con mayor riesgo de pérdida de aprendizaje. Las “sesiones de pérdida de aprendizaje” en persona, para un estimado de 12.000 estudiantes, se llevarán a cabo de forma individual o en grupos pequeños, solo en espacios “con intercambio de aire adecuado, incluidos filtros de aire MERV-13 y/o unidades de ventilación portátiles”, según el distrito.

Los padres tienen distintas opiniones

Los padres también sopesan la posibilidad de regresar al campus en un nivel más pequeño, según circunstancias familiares únicas:

¿Tiene algún familiar un alto riesgo de desarrollar complicaciones graves por el virus? ¿Cómo se han adaptado sus hijos al aprendizaje en línea? ¿Ambos padres trabajan desde casa? Las reglas estatales requieren que las escuelas que reabran sus puertas sigan ofreciendo la opción de aprendizaje a distancia. Y algunos distritos permiten que los padres elijan entre asistir a la escuela 100% en persona, 100% en línea o un híbrido de ambas opciones.

Lee Ann Kim, cuyos dos hijos adolescentes asisten a la preparatoria en el Distrito Escolar Unificado de San Diego, se inclina por la opción híbrida. “Para los chicos de preparatoria y de escuela media, todo pasa por sus amigos”, afirmó. No obstante, se siente más cómoda con la opción de “a veces en el campus y otras en casa”, comentó.

Las distracciones en el hogar, las discusiones y la necesidad de estructura convencieron a una madre de Fullerton, Juana Serrato, de un regreso a las aulas lo antes posible. Sus tres hijos, Edgar, de 11 años; César, de 10 y Alan, de ocho, toman las clases virtuales de Pacific Drive Elementary desde sus dormitorios y la sala de estar, mientras que Serrato y Ariel, de cuatro años, realizan actividades preescolares en la cocina. “Están aprendiendo esforzándose al máximo para hacer sus deberes, pero... es difícil pedirles que miren una pantalla durante horas”, destacó. “Cuando uno se aburre, distrae a otro. Y al momento de ir a ver qué está pasando, a veces los veo peleando. ¿Cómo pueden aprender así?”.

Para Serrato, siempre que los niños tomen precauciones (usar mascarillas, cumplir la distancia social y lavarse las manos con frecuencia), se les debería permitir regresar al campus. “Hay que vivir y tener fe en que las cosas estarán bien”, destacó.

Trang Lai, directora de servicios educativos del distrito escolar de Fullerton, confirmó que no se ha fijado una fecha de reapertura, pero los funcionarios contemplan hacerlo “entre la tercera semana de septiembre a octubre”, afirmó. “Solo depende de la cantidad de casos [de COVID-19]”.

Alondra Castellanos reconoce que el aprendizaje en línea ha sido un desafío para su hijo Phoenix, de ocho años, quien está en el espectro autista y asiste a la escuela Roosevelt-Walker Elementary, en Santa Ana. Castellanos se reparte entre las clases vía Zoom con su niño mientras observa a su hija de cuatro años y trabaja desde casa en telecomunicaciones. “Todo esto tiene un precio”, reflexionó.

Aún así, incluso si hubiera una opción en el campus disponible, Castellanos no enviaría a su hijo de regreso. Santa Ana tiene una de las tasas totales de casos más altas en el condado de Orange: 2.848 por cada 100.000 residentes, según la agencia de salud del condado. “Es más seguro continuar con la educación a distancia, al menos hasta después de las vacaciones de invierno”, comentó. “Si la situación mejora, tal vez podamos pensar en volver a clases”.

Ada Tseng, redactora de The Times, contribuyó con este informe.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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