Pidieron ayuda al 911 por una crisis de su hijo; los agentes del sheriff lo golpearon y abatieron con una pistola eléctrica
Los padres de Eric Briceño dijeron que llamaron al 911 para ayudar a su hijo durante una crisis de salud mental. Pero al final, revelaron que lo habían golpeado y matado con una pistola eléctrica.
Blanca Briceño se despierta muchas noches con las imágenes en su cabeza: varios agentes del sheriff del condado de Los Ángeles inmovilizan en su habitación y golpean a su hijo Eric, quien tiene la cara llena de sangre.
Un día de marzo pasado, la mujer llamó a la policía para ayudar a su hijo, que estaba en medio de una crisis de salud mental. Pero al final del episodio, Eric había sido golpeado y asesinado con una pistola Taser. En un momento, comentó, los agentes le quitaron su teléfono cuando ella trató de filmar lo que estaba sucediendo.
“Los llamamos para que vengan a ayudarnos, para que nos asistan”, comentó Briceño, con la voz ahogada, durante una entrevista en su casa de Maywood. “En cambio, vinieron y lo mataron; lo mataron brutalmente”.
La muerte de Eric Briceño no ocupó los titulares ni desató protestas durante este momento de disturbios en todo el país por la brutalidad policial. El incidente ocurrió dentro de la casa de la familia y la información de la autopsia no fue entregada a su abogado hasta la semana pasada.
En su informe, obtenido por The Times, los oficiales forenses concluyeron que Briceño, de 39 años, falleció de un paro cardiopulmonar, como resultado de la compresión del cuello y la sujeción con una pistola Taser. La muerte fue calificada como homicidio, aunque la designación no significa que haya sido intencional o que constituya un delito.
El mes pasado, la familia Briceño presentó una denuncia por homicidio culposo -precursora de una demanda- contra el Departamento del Sheriff, y solicitó a los fiscales que presenten cargos contra los agentes involucrados.
“No falleció por causas naturales”, comentó el padre de Briceño, Juan. “Murió a causa de la brutalidad policial”.
El Departamento del Sheriff se negó a hacer comentarios, alegando la investigación en curso sobre el incidente. Los investigadores del sheriff aún no han presentado un caso a los fiscales, quienes revisarán los materiales y decidirán si los agentes cometieron un delito, explicó la oficina del fiscal de distrito.
Un sargento de la policía de Los Ángeles alegando que un grupo de oficiales conocidos como la “mafia SWAT” corrompió la unidad táctica había señalado previamente la influencia del grupo.
Según el informe de la autopsia, los investigadores dijeron al forense que cuando los agentes respondieron a un llamado de asistencia que indicaba que Eric Briceño había agredido a su padre, éste “atacó a los agentes” y se resistió al arresto.
Eric comenzó a mostrar síntomas de enfermedad mental en la preparatoria y fue diagnosticado con esquizofrenia leve, señala la denuncia de la familia. También se automedicaba con drogas ilegales y pasó un tiempo en la cárcel. Más recientemente, estaba en libertad condicional y recibía tratamiento a través del Departamento de Salud Mental del Condado de L.A.
El 16 de marzo, según el reclamo, Eric tuvo un altercado con su padre y se fue de la casa mientras sus padres llamaban al 911. Cuando llegaron los agentes, les dijeron a los Briceño que regresaran la llamada cuando su hijo volviera al domicilio, lo cual hicieron.
Eric Briceño -de seis pies de alto y un peso de casi 300 libras, según muestran los registros- estaba en su habitación durmiendo cuando llegaron los agentes, relató su madre. La mujer les dijo a los agentes que lo llamaría para que saliera de su cuarto, porque no quería que entraran allí. Ellos ingresaron de todos modos, comentó, y tomaron a su hijo por sorpresa.
Blanca Briceño asegura que los agentes comenzaron a golpear a Eric sin provocación; se arrodillaron sobre su espalda y lo golpearon con una porra. “Le decían: ‘¡Eric, Eric!’. Él se asustó”, relató su madre. “No estaba haciendo nada; no estaba siendo agresivo, nada”.
Un agente empleó una pistola Taser para derribarlo, y otro descargó gas pimienta en la habitación. Mientras tanto, Eric gritó que no podía respirar, según su madre y la denuncia.
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Blanca Briceño le suplicó a los agentes que cesaran. Cuando sacó su teléfono para grabar los hechos, expuso, uno de los agentes se lo quitó y le dijo que no podía hablar con nadie porque podrían convencerla de cambiar su relato. La empujaron fuera de la habitación y la metieron en un armario, según la denuncia.
A Eric Briceño lo golpearon, lo rociaron con gas pimienta y fue derribado con una pistola Taser siete u ocho veces, según el informe de la autopsia.
Los agentes informaron que antes de ser trasladado al hospital, Briceño se había puesto morado, según el informe de la autopsia. Los médicos forenses encontraron metanfetamina en su sistema, lo cual contribuyó, pero no fue la causa inmediata de su deceso.
Samuel Paz, un abogado que representa a la familia Briceño, revisó los registros del hospital y los de los servicios de emergencia. Al parecer, comentó, no fueron miembros del Equipo de Evaluación Mental del sheriff quienes respondieron al incidente.
Ese equipo generalmente se despliega en pares: un agente y un médico de salud mental con licencia, capacitado para reducir la tensión y evitar el uso de la fuerza. En 2019, los 33 equipos de la agencia respondieron a más de la mitad de las 10.425 llamadas de asistencia que involucraron a personas con enfermedades mentales o con deficiencias cognitivas en crisis, según un informe del Departamento del Sheriff.
El informe descubrió que durante 431 incidentes de salud mental en 2019, el supervisor en la escena creía que era “muy probable” que los agentes hubieran usado la fuerza para someter a los pacientes, de no haber sido por los miembros del equipo que disipaban la situación.
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Estimulados por el asesinato policial de George Floyd, en Minneapolis, muchos piden que se eliminen algunas de estas responsabilidades de las fuerzas del orden y que se amplíen otros servicios de apoyo y de la comunidad pública. En Los Ángeles, por ejemplo, el Ayuntamiento explora una nueva respuesta de emergencia que utilizaría especialistas capacitados, en lugar de oficiales de policía de Los Ángeles, para brindar ayuda a personas sin hogar y a aquellos con problemas de salud mental y abuso de sustancias.
Mientras trasladaban a Eric Briceño al hospital, los agentes llevaron a sus padres a la estación del este de L.A., donde fueron interrogados por investigadores; ninguno sabía si su hijo seguía vivo. Después de la entrevista, afirmaron los Briceño, los investigadores regresaron y les dijeron: ‘Tenemos malas noticias, no sobrevivió’.
Conforme Paz, el abogado, Eric Briceño fue declarado muerto a los ocho minutos de haber arribado al hospital.
En una carta fechada un mes después del incidente, la oficina del fiscal de distrito expresó sus condolencias a los Briceño, por su pérdida. El tono de la nota, que hacía referencia a la revisión de los fiscales sobre “el tiroteo”, fue considerado por el matrimonio como un insulto adicional al dolor. “No hubo disparos”, comentó Blanca Briceño. “Hay mucha gente en esta situación... que necesita desesperadamente ayuda. Y merecen vivir y recibir la asistencia que necesitan. Mi hijo no se merecía esto”.
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