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En L.A., algunos se hacen la prueba de COVID-19 para poder socializar; para los funcionarios, esa conducta es un desastre

Cars line up for COVID-19 testing at Dodger Stadium on Nov. 11.
El condado de Los Ángeles experimentó un aumento en los casos de coronavirus entre todos los grupos de edad, pero el alza es particularmente “alarmante” entre los adultos jóvenes, advirtió un funcionario de salud del Condado. Arriba, los autos aguardan en fila las pruebas de COVID-19 en el Dodger Stadium.
(Robert Gauthier / Los Angeles Times)
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Buscando con desesperación una forma aparentemente responsable de celebrar, algunos comenzaron a hacerse la prueba del coronavirus como una manera de poder asistir a cenas con tranquilidad, sin necesidad de usar mascarillas o mantener distancia.

Según Bárbara Ferrer, directora de salud pública del condado de Los Ángeles, ello es justamente lo que no hay que hacer. El lunes, la funcionaria declaró que hay grupos de adultos jóvenes que se realizan la prueba del coronavirus un jueves, con la esperanza de obtener resultados negativos el sábado por la mañana para luego celebrar una cena ese mismo día por la noche.

Pero tales pruebas brindan una falsa sensación de seguridad, y participar en esta práctica aún puede hacer que la cena se convierta en un evento de súper propagación que podría transmitir ampliamente el virus, altamente contagioso. “Eso es, en realidad, una falsa sensación de seguridad. Es una narrativa falsa”, remarcó Ferrer. “El resultado de la prueba que alguien obtuvo el sábado por la mañana fue el del jueves, cuando se hizo la prueba. Lo que dice es: ‘El jueves, resultó negativo’”, expresó. “No dice nada acerca de si continúa siendo negativo el sábado”.

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“Quiero que la gente entienda que las pruebas del jueves para festejar el sábado no funcionan. No es una buena idea. No es eficaz y de alguna manera están desperdiciando un recurso valioso”, agregó la funcionaria.

Los testeos pueden arrojar resultados engañosos. Si una persona se hace la prueba poco después de infectarse, pero antes de que el virus se haya reproducido lo suficiente, la prueba podría no detectarlo y dar un falso negativo.

También es posible que alguien pueda estar expuesto al virus justo después de hacerse una prueba un jueves, y ser contagioso cuando se celebre la fiesta, un sábado.

Un gran porcentaje de personas pueden infectarse con el coronavirus, ser altamente contagiosas pero nunca mostrar síntomas de enfermedad.

Aunque ha habido un aumento en los casos de coronavirus entre todos los grupos de edad en el condado de Los Ángeles, el alza es particularmente “alarmante” entre los adultos jóvenes, que están impulsando la propagación de la pandemia en el condado más poblado del país, destacó Ferrer.

Los adultos de 18 a 29 años comprenden la mayor proporción de casos de coronavirus recién diagnosticados en el condado de L.A.

En el último mes, la tasa de casos para los residentes del condado de Los Ángeles de 18 a 29 años aumentó más del doble, de 11.5 casos por cada 100.000 residentes de ese grupo etario a 25 casos por cada 100.000 residentes del grupo.

El grupo de edad con la segunda tasa de casos más alta lo forman los adultos de 30 a 45 años, con casi el doble de infecciones durante el último mes: de 9.4 por cada 100.000 habitantes del sector a 18 casos por cada 100.000 integrantes del grupo etario. “Aunque esta tasa de aumento no es tan marcada como la de nuestro grupo etario más joven, sigue siendo bastante alarmante”, consideró Ferrer.

El condado de Los Ángeles informó más de 3.000 nuevas infecciones tanto el sábado como el domingo; los 3.780 casos del sábado representaron el total más alto en un día desde mediados de julio.

Incluso el lunes, cuando los recuentos suelen ser más bajos debido a los retrasos en los informes del fin de semana, los funcionarios anunciaron 2.795 nuevos incidentes. “Está claro que el condado de Los Ángeles se encuentra en un punto muy peligroso de la pandemia”, indicó la funcionaria.

A medida que aumenta el número de casos, los funcionarios enfatizan que es esencial que los residentes sigan los protocolos de prevención de infecciones: usar mascarilla en público, lavarse las manos con regularidad, quedarse en casa si se está enfermo, mantener distancia física y evitar reunirse con personas que no vivan en el propio hogar.

Ninguno de esos son conceptos novedosos en la batalla contra el nuevo coronavirus. Tal como dijo Ferrer, “No es como si no supiéramos qué hacer. Se trata de volver a hacer lo que funciona”. “Como comunidad y como individuos, vamos a tener que enfocarnos en reducir la transmisión”, agregó, durante una sesión informativa. “Decir que hay muchas vidas en juego no es una exageración”.

Mientras aumentan los episodios, los funcionarios del condado de Los Ángeles discuten varios pasos adicionales que podrían tomarse. Una idea es establecer un toque de queda para limitar el tiempo que las empresas permanecen abiertas y evitar que la gente se “mezcle”. Nueva York lo impuso la semana pasada en restaurantes y bares a partir de las 10 p.m. Después de eso, solo se permiten pedidos para llevar.

Otros incluyen la reducción de los niveles de ocupación en sitios donde la gente está en el interior; dedicar más recursos para garantizar que los negocios sigan las órdenes de salud pública y alentar ciertas medidas de seguridad, como decirle a todos los que pueden trabajar desde casa que vuelvan a hacerlo, detalló la directora de salud pública.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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