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Las crecientes muertes por COVID-19 en L.A. anticipan un espeluznante diciembre; ¿se puede revertir la tendencia?

A yellow sign outside airport doors says COVID-19 testing on level 1
Viajeros pasan por un letrero que anuncia la estación de pruebas de coronavirus en la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de Los Ángeles.
(Allen J. Schaben / Los Angeles Times)
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El alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, hizo una terrible predicción la semana pasada: si el coronavirus continúa propagándose tan rápidamente, el número de muertos por COVID-19 en el condado de Los Ángeles llegará a 11.511 para fin de año.

La proyección de Garcetti significaría que más de 4.000 angelinos morirán de COVID-19 solo en las próximas cinco semanas; más vidas que las perdidas en los primeros cuatro meses de la pandemia en el condado de Los Ángeles. El alcalde suplicó a los angelinos que se quedaran en sus casas durante las próximas semanas y cancelaran los planes de Acción de Gracias con personas que no pertenecieran al círculo de sus hogares.

“Imagínense si alguien dijera que podemos hacer algo para asegurarnos de que esas vidas se salven”, comentó Garcetti en una sesión informativa el lunes. “¿No es eso algo contra lo que vale la pena luchar? ¿No vale la pena salvar esas vidas? Ustedes y yo conocemos esa respuesta”.

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Los casos de coronavirus están aumentando a un ritmo alarmante en el condado de Los Ángeles, con una cifra récord de personas infectadas la semana pasada. Aunque alguien enfermo puede tardar varias semanas en sucumbir al virus, el incremento en las muertes ya se evidencia, y el Condado reporta el triple de decesos diarios promedio que los que registró el día de las elecciones.

El martes, los funcionarios de salud del Condado anunciaron que 51 personas habían fallecido de COVID-19, la mayor cantidad de muertes en un solo día en más de dos meses.

Los expertos afirman que con los avances en los tratamientos médicos y el conocimiento de la enfermedad adquirido en los últimos nueve meses, tienen la esperanza de que una proporción menor de infectados con coronavirus muera durante esta ola, en comparación con lo ocurrido en la primavera o el verano.

Pero esas mejoras podrían verse amenazadas por el hacinamiento en los hospitales, donde el personal médico se ve reducido y no puede brindar la atención tan necesaria para salvar las vidas de los más enfermos, afirman los expertos.

“Parece que la tasa de mortalidad está disminuyendo con el tiempo”, comentó el Dr. Christopher Petrilli, profesor asistente de medicina en la Universidad de Nueva York, quien recientemente publicó un artículo que hablaba de grandes caídas en la letalidad entre los pacientes hospitalizados con COVID-19 en Nueva York. “Pero también podríamos ver que aumenta a medida que los hospitales de todo el país se vuelven a abrumar”.

Entonces, ¿el aplastante aumento en el condado de Los Ángeles significa que 4.000 personas más aquí morirán antes de 2021? Aunque es completamente posible, tal resultado es evitable.

La proyección de Garcetti asume que el virus seguirá propagándose al mismo ritmo veloz de las últimas dos semanas, de modo que para fin de año se habrían infectado 180.000 personas más, de las cuales aproximadamente el 2% moriría de COVID-19.

De todas maneras, es poco factible que la propagación continúe sin cesar durante las próximas semanas, dado que los funcionarios del Condado impusieron nuevas restricciones. Es probable que si la transmisión del virus se ralentiza en los días por venir, haya menos muertes de las que predijo Garcetti.

Pero cientos, si no miles, aún podrían fallecer. Cualquier cambio en el comportamiento que hagan los angelinos ahora para reducir la transmisión del coronavirus probablemente no cambiará la curva de las hospitalizaciones durante algunas semanas más, porque quienes se infectaron la semana pasada aún pueden terminar en el hospital.

El viernes, 2.049 personas en el Condado fueron hospitalizadas con COVID-19, 501 de las cuales estaban lo suficientemente enfermas como para estar en la unidad de cuidados intensivos, según el rastreador de coronavirus de The Times.

Entre las personas en la UCI, dos tercios suelen utilizar asistencia mecánica para respirar, según la directora de Servicios de Salud del condado de L.A., la Dra. Christina Ghaly. De ellos, aproximadamente la mitad no sobrevive, agregó. “Esta es una enfermedad grave y no debe tomarse a la ligera”, enfatizó Ghaly en una conferencia de prensa reciente.

El noventa y tres por ciento de quienes murieron de COVID-19 en el Condado tenían problemas de salud subyacentes, como enfermedad pulmonar crónica o diabetes. El cuarenta por ciento tenía 80 años o más, según datos oficiales del Condado. “Cuando crecen las hospitalizaciones, es inevitable que incrementen los decesos”, señaló la directora de Salud Pública del condado de Los Ángeles, Bárbara Ferrer, en una reciente conferencia de prensa. “Nuestra esperanza es que no aumenten tanto como antes”.

Durante los últimos ocho meses, las enfermeras y los médicos han mejorado en el tratamiento de los pacientes con COVID-19. Se sabe que la Hidroxicloroquina, que alguna vez se promocionó como un salvavidas, no es beneficiosa y, a veces, es peligrosa, mientras que el Remdesivir y la Dexametasona pueden mejorar los cuadros de los pacientes.

Al comienzo de la pandemia, aproximadamente el 4% de las personas con COVID-19 en el condado de Los Ángeles murieron a causa de la enfermedad. Pero con mejores tratamientos, mayor disponibilidad de pruebas y una población más joven infectada, la tasa de mortalidad cayó por debajo del 2%, según datos del Condado (aunque están en línea con las estimaciones nacionales, el 2% se considera una sobreestimación de la verdadera letalidad del virus porque muchas infecciones por coronavirus no se diagnostican, en particular aquellas que son asintomáticas).

Según Ali Mokdad, profesor del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington, su equipo de investigación analizó datos de 150 hospitales de EE.UU y descubrió que la posibilidad de que un paciente hospitalizado con COVID-19 muriera se había reducido en un 30% entre abril y agosto. Citó una variedad de posibles explicaciones, incluyendo que los médicos estén más preparados para complicaciones como accidentes cerebrovasculares y coágulos de sangre. “Básicamente, cuando alguien llega al hospital ahora, la probabilidad de supervivencia es mucho mayor en todos los grupos etarios”, comentó.

Pero esos avances no pueden compensar la cantidad sin precedentes de casos que se reportan a diario, destacó. La suma de nuevos casos de coronavirus en todo el país cada día es de aproximadamente 200.000, más del doble del récord anterior de julio, de aproximadamente 75.000. “Como los números están aumentando rápidamente, incluso con alguna mejora [en las tasas de muerte], las cifras por sí solas van a superar eso”, comentó. “Diciembre y enero van a ser muy difíciles para nosotros en EE.UU”.

Muchos expertos advirtieron que una situación que ya es devastadora podría agravarse si los hospitales se colman y no pueden tratar a todos los pacientes. En el condado de L.A., las proyecciones actuales de los funcionarios muestran que si persisten las fuertes tendencias al alza, los centros médicos se quedarán sin camas en dos a cuatro semanas.

Garcetti advirtió el lunes que el punto de inflexión podría llegar cerca de Navidad. Mencionó la posibilidad de invitar a equipos médicos del Ejército para ayudar en caso de un aumento continuo, y anticipó que el Centro de Convenciones de Los Ángeles podría estar disponible como hospital de campaña. “Tuve que tomar la decisión hace unos cuatro meses, si descartábamos la opción permanentemente o la manteníamos en pausa”, dijo, “y lo hemos mantenido en pausa”.

El reportero de The Times Thomas Curwen contribuyó con este artículo.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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