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California fue pionera en el cierre para quedarse en casa por el COVID-19. Ahora, enfrenta una reacción violenta

A masked pedestrian walks past a large depiction of Mona Lisa wearing a mask in a building's window
Un peatón pasa junto a una exhibición en el Paley Center for Media en Beverly Hills el martes.
(Genaro Molina / Los Angeles Times)
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Con el aumento de las hospitalizaciones por coronavirus en California y los proveedores de atención médica cada vez más bajo presión, los funcionarios están contemplando un regreso a un tipo de restricciones para quedarse en casa que ayudaron a frenar la propagación del virus en la primavera.

Lo que no está claro, sin embargo, es si los residentes tolerarán incluso un cierre modificado tan voluntariamente como lo hicieron en marzo y abril, cuando la acción rápida y amplia de California lo convirtió en un modelo nacional en la batalla contra el coronavirus.

Los números crecientes de infecciones en todo el estado, dicen los expertos y los funcionarios, indican que muchos ya están cansados de las restricciones y, en medio de la temporada navideña, están menos dispuestos a quedarse en casa.

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La política de la pandemia también juega un papel. Un grupo de ciudades y organizaciones se han levantado para desafiar las reglas más estrictas impuestas por el condado de Los Ángeles en la última semana.

Beverly Hills y algunas ciudades más pequeñas están hablando de crear sus propios departamentos de salud pública, diciendo que las reglas del Condado son demasiado estrictas y no están respaldadas por datos. La industria de restaurantes estuvo en la Corte el miércoles desafiando la suspensión de las comidas al aire libre, mientras que los clubes han presionado a los funcionarios para que les permitan reabrir.

Otros han dicho que es hipocresía después de que varios altos funcionarios, incluidos el gobernador Gavin Newsom y los alcaldes de San Francisco y San José, participaron en el mismo tipo de actividades gastronómicas que instaron al público a evitar.

Pero sin más acciones, California se arriesga a una de las peores catástrofes de salud pública en la historia moderna del estado, con la cifra de muertos del estado de casi 20.000 duplicándose posiblemente al final del invierno. Las unidades de cuidados intensivos en varios hospitales de todo el estado ya están cerca de alcanzar su capacidad normal.

Parte del enojo se debe a que California instituyó dolorosas medidas de control por la pandemia sin haber experimentado el tipo de catástrofe en toda regla que se ha visto en otros lugares, dijo la Dra. Kirsten Bibbins-Domingo, presidenta del Departamento de Epidemiología y Bioestadística de UC San Francisco.

“Lo que realmente necesitamos son líderes que, creo, dirijan más con esperanza y no con miedo”, dijo Bibbins-Domingo. “Hay dos vacunas altamente efectivas a la vuelta de la esquina. Tenemos un final a la vista de la pandemia. Pero debemos pasar otro mes tratando de evitar un aumento exponencial de casos, transmisiones, hospitalizaciones y muertes”.

La administración de Newsom ha estado trabajando en una nueva orden estatal que podría tener el mismo alcance que el cierre ordenado en marzo. Tal orden podría anunciarse el jueves. Algunos funcionarios de salud locales están presionando para que se establezcan reglas estatales, diciendo que el enfoque gradual se ha vuelto problemático.

“Nuestras medidas locales por sí solas no son suficientes. No son suficientes sin que se tomen estos pasos más amplios tanto a nivel estatal como federal”, dijo el miércoles James Williams, abogado del condado de Santa Clara. “Creemos que es absolutamente fundamental que haya medidas estatales y federales audaces y rápidas para hacer frente al aumento”.

California fue el primer estado en imponer una orden de quedarse en casa, y su éxito llevó a otros a seguir su ejemplo en la primavera.

Cuando las reaperturas rápidas llevaron a un nuevo aumento de coronavirus durante el verano, California dio a conocer un nuevo sistema que, durante varios meses, pareció funcionar según lo previsto. Las encuestas realizadas en verano y primavera mostraron un fuerte apoyo a las reglas.

Con requisitos aún más estrictos sobre la mesa y los residentes fatigados después de meses de vivir con el COVID-19, los funcionarios de salud se están volviendo cada vez más francos en su lenguaje y mensajes.

“Tenemos que tomar una decisión, cada uno de nosotros: ¿Deseamos ser parte de la solución a este horrible aumento o queremos ser el problema?”, dijo la directora de Salud Pública del condado de Los Ángeles, Bárbara Ferrer, durante una sesión informativa el miércoles. “Porque donde usted cae en este esfuerzo ahora hay una consecuencia de vida o muerte, posiblemente para las personas que conoce y ama, pero ciertamente para la gente de todo el Condado que son amadas por otros”.

Mientras tanto, las noticias preocupantes continúan acumulándose.

El número de californianos hospitalizados con el coronavirus aumentó a un récord por cuarto día consecutivo, superando los 8.500 en los datos publicados el miércoles en medio de las continuas preocupaciones de que un incremento sostenido de nuevos casos inundará el sistema de salud del estado.

Aunque las 8.517 hospitalizaciones no tienen precedentes, las autoridades advierten que la cifra no representará el tope del último aumento, ya que excluye en gran medida a cualquiera que haya sido infectado recientemente, incluso durante el fin de semana de Acción de Gracias.

A pesar del panorama sombrío, parece que se está acumulando escepticismo al menos en algunos sectores sobre si la respuesta son más cierres.

El Ayuntamiento de Beverly Hills votó unánimemente el martes para oponerse a la prohibición de comer al aire libre del Condado y pidió al personal que investigara la idea de formar un departamento de salud pública independiente que le permitiera a la ciudad establecer sus propias reglas. Lancaster y algunas otras ciudades también han hablado sobre este enfoque, aunque queda por ver cuántos proseguirán seriamente un esfuerzo separatista.

Pasadena, que tiene su propio departamento de salud de la ciudad, ha decidido no seguir el ejemplo del Condado y ha experimentado un auge comercial en sus restaurantes al aire libre.

En una resolución que pide a la Junta de Supervisores del Condado de Los Ángeles que derogue la prohibición, los miembros del concejo de Beverly Hills citaron el efecto perjudicial en las empresas y dijeron que faltaba evidencia científica para respaldar la medida. La acción provocó vítores de algunos propietarios de restaurantes en apuros.

“Nuestro negocio ha quedado devastado”, dijo Steve Scott Springer, gerente general de Spago Beverly Hills. “Ya tuvimos que despedir a 100 empleados. Ahora hemos despedido a 60 más”.

El Consejo de Gobiernos de las Ciudades de South Bay, una autoridad de poderes conjuntos de 16 ciudades y partes del Condado, envió recientemente una carta a Newsom pidiéndole que “reconsidere permitir que áreas significativamente grandes que están menos afectadas por los casos de COVID y las hospitalizaciones tengan más control local sobre las restricciones a las empresas en su área”.

“Es hora de reemplazar las ‘políticas de talla única’ con la capacidad de adoptar restricciones locales en áreas designadas”, dice la carta.

Los restaurantes también están tratando de revocar la prohibición del condado de Los Ángeles en los tribunales.

Las comidas al aire libre habían ofrecido un salvavidas a los restaurantes en apuros durante la pandemia. La Asociación de Restaurantes de California demandó para detener la prohibición, y un restaurante del centro de Los Ángeles, Engine Co. No. 28, presentó una demanda similar.

Un juez ordenó el miércoles a los funcionarios de salud pública que muestren evidencia científica que justifique la medida. El Condado debe regresar a la Corte el martes para presentar evidencia que respalde la prohibición, dijo el juez de la Corte Superior del condado de Los Ángeles, James C. Chalfant, en una audiencia.

“Hay que hacer un análisis de riesgo-beneficio para la salud pública. No solo se debe hablar del riesgo de propagar enfermedades, se tiene que hablar sobre el beneficio de mantener abiertos los restaurantes”, manifestó Chalfant.

Chalfant expresó cierto escepticismo sobre la prohibición. Según los estudios que ha revisado, el riesgo de propagar el coronavirus al comer al aire libre parece mínimo, destacó.

Pero el Condado debería tener la oportunidad de “responder esas preguntas y llenar esos vacíos”, dijo el juez.

No son solo las reglas del restaurante las que han sido criticadas.

El primer día en que los casinos en el condado de Los Ángeles se vieron obligados a cerrar debido al aumento de casos de coronavirus, los representantes de los casinos y las ciudades donde operan instaron a los funcionarios a permitirles reabrir, citando la tensión financiera.

Los clubes de póker se cerraron originalmente en marzo, pero se les permitió reabrir solo en entornos al aire libre a principios de octubre. Se ordenó a los casinos cerrar nuevamente el lunes.

“Cerrar nuestros casinos es como cerrar nuestras ciudades”, dijo el alcalde de la Ciudad de Commerce, Iván Altamirano, durante una conferencia de prensa en el Commerce Casino.

La visión de los cierres es diferente para algunos que han perdido a sus seres queridos por el COVID-19.

Remy Tateishi está de luto por la muerte de su esposo con el cual estuvo casada por 21 años, David Paul Harris, un abogado adjunto de 54 años del Departamento de Transporte de California.

Tateishi dijo que ella y su esposo fueron diligentes en protegerse, usar mascarilla y mantenerse alejados de los demás. Varias veces a la semana, Harris se sometió a tratamientos de diálisis. En preparación para un procedimiento médico el 7 de octubre, Harris se hizo una prueba de coronavirus y los resultados dieron positivo. Aproximadamente una semana más adelante, se enfermó después de regresar de un tratamiento de diálisis y fue trasladado de urgencia a una unidad de cuidados intensivos.

El último día que hablaron, Tateishi escuchó a su esposo a través de una videollamada decir débilmente las palabras “Te amo” tras una gran máscara que amortiguaba su voz. Lo repitió una y otra vez, incluso formando con sus manos un corazón. Murió al día siguiente, el 20 de octubre.

“La gente habla de que no pueden ir a un restaurante, de cosas pequeñas que hacen, pero no ven el impacto”, dijo Tateishi. “Extraño mucho a mi esposo. Nunca pensé que esto pasaría porque teníamos mucho cuidado, todos los días… Era tan cariñoso y tan genuino... y ahora miro al otro lado de la habitación y lo que veo son sus cenizas, eso simplemente me mata”.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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