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California ve un pequeño aumento en las vacunas, pero necesita mucho más

People in masks visit Grand Central Market
Los visitantes del Grand Central Market en Los Ángeles en su mayoría utilizaron cubrebocas esta semana.
(Brian van der Brug / Los Angeles Times)
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Con el aumento del coronavirus empeorando en California, los funcionarios están emitiendo nuevas reglas, redoblando los esfuerzos para lograr que más personas usen cubrebocas e incluso empleando algunos comentarios fuertes como parte de una campaña urgente para impulsar las vacunaciones y frenar la rápida propagación de la variante Delta altamente infecciosa.

El miércoles pasado, el estado instó a todos, incluso a los que están completamente inoculados contra el COVID-19, a usar mascarillas sanitarias en interiores mientras están en público, uniéndose a un renovado impulso nacional para aumentar la protección en medio de un incremento continuo en los casos.

Pero el objetivo final es convencer a aquellos que no han sido inmunizados para que se pongan sus vacunas, lo que los expertos indican que es vital para revertir el aumento.

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Y hay algunas señales tempranas de movimiento entre los californianos que, hasta este punto, se han mantenido al margen.

Del 18 al 24 de julio, los proveedores de todo el estado administraron un promedio de poco más de 64.000 vacunas al día, aproximadamente 3.100 dosis diarias más que la semana anterior.

A primera vista, un aumento del 5% no parece tan significativo. Pero los funcionarios señalan que cualquier repunte es bienvenido.

“Nuestro sentido de urgencia para aumentar las inoculaciones entre los residentes sigue siendo muy alto, y estamos contentos por cualquier señal de una mayor aceptación de la vacunación”, indicó la directora de salud pública de Los Ángeles, Barbara Ferrer.

Aproximadamente el 53% de los californianos está completamente inoculado contra el COVID-19, según datos compilados por el Times.

Una porción más grande del estado, alrededor del 61%, ha recibido al menos una dosis. Pero los funcionarios enfatizan que es vital que cualquier persona que haya recibido su primera inyección de Pfizer-BioNTech o Moderna complete su régimen de vacunación para poder estar lo más protegido posible.

Conseguir que más personas sean inmunizadas sigue siendo un rompecabezas desafiante e individualizado, además los funcionarios de salud han intensificado las clínicas comunitarias, los programas móviles de inoculación y el alcance comunitario.

Pero dado el último resurgimiento del coronavirus, algunos funcionarios expresan con más frecuencia sus frustraciones con aquellos que aún no han recibido las inyecciones.

A principios de esta semana, el gobernador Gavin Newsom llegó a comparar la elección de permanecer sin vacunar con la conducción de un automóvil en estado de ebriedad.

“Estamos en un punto de esta epidemia, de esta pandemia, en donde la elección de las personas por no ser inoculadas ahora está impactando al resto de nosotros de una manera profunda, devastadora y mortal”, señaló.

La supervisora de Los Ángeles, Sheila Kuehl, no pudo ocultar su exasperación esta semana por “todos los idiotas no vacunados que están aumentando el número de casos por su comportamiento y sus elecciones”.

“Esta es una crisis de salud pública. No estoy segura de qué más se necesita para que la gente entienda la gravedad de esta situación”, agregó la supervisora Holly Mitchell durante la última reunión de la Junta de Supervisores.

La historia de la campaña de vacunación contra el COVID-19 de California ha sido de un incremento constante, seguido de un declive precipitado.

El número de inyecciones que llegan a los brazos de los californianos cada día, en promedio, alcanzó su punto máximo a mediados de abril, con una cifra alrededor de 400.000. Desde entonces, el ritmo se ha reducido drásticamente.

Los funcionarios y expertos han dicho durante mucho tiempo que hay numerosas razones por las que alguien puede haber retrasado su inoculación.

Algunos pueden desconfiar de los posibles efectos secundarios o no han podido hacer tiempo en sus horarios. Otros tal vez se resistieron debido a la desconfianza profundamente arraigada en el gobierno o en las agencias de atención médica derivada de las desigualdades sistémicas y el racismo institucional.

Y un número no insignificante de personas se opone rotundamente a los antígenos, por diversas razones personales o políticas.

Incluso si el estado mantiene su ritmo actual de vacunación, probablemente se necesitarán meses para inmunizar completamente a la parte de la población que se considera necesaria para lograr la inmunidad colectiva, el nivel en el que se interrumpe la transmisión sostenida del virus.

Las estimaciones varían, pero los expertos generalmente creen que entre el 70% y el 85% de la población necesitaría ser inoculada para lograr una protección duradera.

California, a pesar de tener uno de los niveles más sólidos de cobertura de vacunaciones en la nación, permanece muy por debajo de ese rango.

Durante la última semana, el estado informó un promedio de siete días de casi 7.400 nuevos casos de coronavirus diarios, aproximadamente ocho veces la tasa de hace cuatro semanas, según datos recabados por el Times.

El martes, 3.565 pacientes con coronavirus fueron hospitalizados en todo el estado, 770 de ellos en cuidados intensivos.

Ambas cifras se han duplicado en las últimas dos semanas.

Los funcionarios enfatizan que la gran mayoría de las nuevas infecciones se encuentran en personas que no están inoculadas.

Del 14 al 20 de julio, la tasa promedio de casos de coronavirus entre los californianos no vacunados fue de 20.7 por cada 100.000 personas por día, aproximadamente seis veces el índice comparable de individuos inmunizados, según los empleados estatales de salud.

Pero con la transmisión en aumento, los funcionarios dicen que se requieren más precauciones.

“Pasan dos semanas desde el momento en que una persona recibe una dosis del antígeno de Johnson & Johnson, y de seis a siete semanas desde el momento en que una persona recibe su primera dosis de Moderna o Pfizer antes de que se considere que está completamente protegida”, explicó Ferrer.

El condado de Los Ángeles ha requerido durante semanas que incluso los residentes completamente inmunizados utilicen mascarillas sanitarias mientras se encuentran en espacios públicos interiores como una precaución adicional para bloquear la transmisión.

Los funcionarios estatales de salud sugirieron el miércoles pasado, pero no obligaron, a todos los californianos a hacer lo mismo.

La nueva recomendación parece ser más amplia que la última guía de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos. Esa agencia advirtió el martes que los residentes usen cubrebocas en interiores mientras están en áreas públicas donde la transmisión comunitaria se considera sustancial o alta, las dos peores clasificaciones en la escala de cuatro niveles de la institución.

La mayor parte de California cayó en una de esas categorías a partir del miércoles, incluido todo el tercio sur del estado. Y más del 90% de la población de la entidad vive en áreas bajo una de esas designaciones, según el Departamento de Salud Pública del estado.

“La variante Delta ha provocado un fuerte aumento de las hospitalizaciones y las tasas de casos en toda la entidad. Recomendamos utilizar cubrebocas en lugares públicos cerrados para frenar la propagación mientras continuamos los esfuerzos para vacunar a más californianos”, señaló en un comunicado el Dr. Tomás Aragón, director del Departamento de Salud Pública de California y oficial de salud pública estatal.

Si quiere leer este artículo en inglés, haga clic aquí.

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