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Este gestor de fondos tomó ayahuasca. Cambió su vida y su perspectiva sobre la inversión

A man is shown against an illustrated background of bright colors and upward-trending arrows.
“Todo lo que estamos tratando de hacer es elevar la vibración dentro de una pequeña comunidad, a una más grande, que con suerte puede tener efectos en cadena en todo el mundo”, dice Sa’ad Shah, cuya firma es el mayor inversor en terapias psicodélicas.
(Photo illustration by Nicole Vas / Los Angeles Times; photo by Andrew Johnson)
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Cuando Sa’ad Shah explica cómo pasó de trabajar en fondos de inversión de alto riesgo a dirigir la mayor firma de capital de riesgo psicodélico del mundo, se inclina por lo mítico.

“Es el tipo de historia clásica del viaje de un héroe”.

Comenzó con el estudio de las tradiciones esotéricas (la Cábala, el sufismo, el gnosticismo, el rosacrucismo, el hermetismo, la teosofía) mientras estudiaba economía en la universidad, seguido de la contemplación de la física cuántica.

Entonces sucedió el 11 de septiembre. Shah trabajaba en Manhattan y estaba a punto de aceptar un nuevo empleo en las oficinas de Lehman Bros. en el World Trade Center. Varios colegas del sector murieron en los ataques. Posteriormente, Shah, de ascendencia pakistaní, turca y afgana, empezó a experimentar un nuevo y sorprendente racismo en la vida cotidiana. Incluso mientras ascendía en el mundo de las finanzas, le preocupaba la insensatez de la inhumanidad del hombre hacia el hombre. Se sumergió en lo místico, buscando respuestas.

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Ocho años después, trabajando en un fondo de inversión de alto riesgo en Toronto, se puso en contacto con el autor de un libro sobre las propiedades metafísicas de la arquitectura antigua, quien invitó a Shah a una ceremonia de ayahuasca en Brasil. En la torre de un monasterio del siglo XVI, en lo alto de una colina de la jungla con vistas al océano, bebió el brebaje psicodélico y viajó hacia el interior, donde se enfrentó a los rostros de la mortalidad y la eternidad, además regresó como un hombre cambiado.

“Me sentí mucho más abierto, mis miedos, así como mis temores desaparecieron, y de una manera muy profunda tuve una breve visión de lo que podría ser el otro lado del velo”, dijo Shah. De vuelta a casa, en Toronto, la gente le preguntaba qué había cambiado: ¿una nueva dieta? ¿un nuevo corte de cabello? ¿una nueva rutina de ejercicios?, pero por el momento, lo mantuvo en secreto. La reputación de ser un psiconauta de ojos desorbitados no inspira confianza cuando su trabajo consiste en administrar el dinero de otras personas.

O no solía hacerlo. En los años transcurridos desde entonces, ha florecido un renacimiento psicodélico en el mundo de los negocios. El dinero ha empezado a fluir hacia las empresas que pretenden rentabilizar la terapia psicodélica a medida que nuevas investigaciones han demostrado cada vez más que hacer volar la mente puede alterarla para mejor.

Este entusiasmo científico y comercial se basa en investigaciones que demuestran que los psicodélicos pueden potenciar el tratamiento de salud mental para el trastorno de estrés postraumático, la depresión, la ansiedad, la adicción y otras dolencias crónicas de la mente, permitiendo a los pacientes sumergirse en lo más profundo, enfrentarse a sus traumas y, algo extraordinario para las enfermedades mentales, volver curados. Esto se aplica a sustancias químicas sintéticas como la MDMA y la ketamina, así como a drogas derivadas de plantas como la psilocibina (el ingrediente activo de los hongos mágicos), el brebaje vegetal sudamericano ayahuasca y la sustancia derivada de la raíz del África occidental iboga.

Más de dos docenas de compañías psicodélicas se han hecho públicas en las bolsas de valores canadienses, y un puñado (MindMed, Compass Pathways, Atai Life Sciences y Field Trip Health) han salido a bolsa en el mercado de valores Nasdaq en el último año. En conjunto, su valor supera los 4.500 millones de dólares.

Hablando en la Code Conference esta semana, Elon Musk resumió la actitud predominante en la industria tecnológica: “Creo que, en general, la gente debería estar abierta a los psicodelicos”, señaló el director ejecutivo de Tesla y SpaceX. “A medida que la nueva generación llegue al poder político, creo que veremos una mayor receptividad a los beneficios de los psicodélicos”.

Han surgido docenas de empresas de inversión centradas en este ámbito, con cientos de millones de dólares bajo gestión. Peter Thiel, Steven Cohen, propietario de los Mets, y Tim Ferriss son algunos de los individuos ricos que han hecho grandes apuestas en compañías psicodélicas y han donado a la investigación.

Pero ningún grupo tiene más interés en el futuro de las nuevas empresas psicodélicas que el Noetic Fund de Shah.

Durante años, después de su primera experiencia con la ayahuasca, tuvo cuidado con quién hablaba de sus exploraciones farmacológicas. Incluso dentro de su familia, era controvertido: “Mi esposa estaba muy preocupada y no estaba de acuerdo con ello de ninguna manera”.

Pero en 2019, cuando la aprobación de varios medicamentos para uso terapéutico parecía prometedora, decidió que era el momento de romper la barrera entre su faceta psicodélica y su vida profesional.

Ya se había abierto a algunos de sus colegas, que compartían la ética anticíclica de un fondo de cobertura que hace zig cuando el mercado hace zag. “Nuestro objetivo era sembrar estrategias nuevas y esotéricas”, indicó Shah. Sus empresas, Diversified Global Asset Management Corp. y Grey House Partners, se introdujeron en inversiones extravagantes como la cobertura de cola (“Nos fue muy bien en años como 2008 y 2009”, dijo Shah), los derechos farmacéuticos, los derivados meteorológicos y la financiación de litigios (esencialmente, la inversión en demandas colectivas), por lo que los compuestos que alteran la mente no eran tan exagerados.

“Reconocer los signos reveladores de una industria nueva y emergente o una clase de activos o una estrategia en psicodélicos fue bastante fácil”, explicó Shah. “Ya hemos visto esta película muchas veces”.

Uno de los socios de Shah en Noetic, Warren Wright, había sido el confidente psicodélico de Shah durante años. Los dos se unieron como compañeros de trabajo en DGAM, donde Wright fue asignado como mentor de Shah. En los largos vuelos para reunirse con inversores, sus conversaciones pasaron de las finanzas y la política a cuestiones más importantes.

“Antes de que Sa’ad se adentrara en la selva, éramos juntos ávidos lectores y sentíamos una gran curiosidad por las civilizaciones antiguas así como de las prácticas que tenían y, obviamente, por las medicinas que utilizaban”, dijo Wright. Pero cuando Shah fue a tener su primera experiencia con la ayahuasca, Wright se quedó en casa.

“Viví indirectamente a través de él”, expresó Wright. Hablaron mientras Shah estaba en Brasil, y más cuando regresó a Canadá, pero Wright dijo que tenía demasiado miedo, como padre y fiduciario, para ir él mismo.

Diez años después, en 2019, el matrimonio de Wright se estaba desmoronando. Shah le dijo: “Tienes que leer este libro y emprender este viaje hacia el interior, en lugar de hacia el exterior, porque nada de lo que se haga hacia el exterior va a resolver esto”, recordó Wright. Shah le dio una lista de lectura y guió a Wright a través de una experiencia con MDMA, “para acostumbrarme a rendirme y abrir mi corazón a la medicina”. Luego fue a Rythmia, un importante centro de ayahuasca en Costa Rica, y volvió, como Shah antes que él, transformado.

“A menudo uso la metáfora de un restablecimiento de fábrica en su teléfono: lo restablece”, dijo Wright. En febrero de 2020, lanzaron Noetic (“Del griego noēsis/noētikos que significa sabiduría interior, conocimiento directo o comprensión subjetiva”, según el sitio web de la firma) junto con un tercer socio, Michael Franks, a quien Wright conocía desde hacía décadas.

La empresa es ahora la mayor dedicada a los psicodélicos, con aproximadamente $140 millones en activos entre su primer fondo y los compromisos para un segundo, con el objetivo de alcanzar los $260 millones para finales de este año. Noetic también ha creado Noetic Foundry, una incubadora de compañías psicodélicas, y un apoyo mediático para promover la causa (y el negocio).

El objetivo de Shah es extender a todo el mundo los efectos positivos de los psicodélicos que él experimentó de primera mano, acelerando su desarrollo del mismo modo que el capital de riesgo ha potenciado el silicio, el software y la entrega en el mismo día.

O, como dice Shah: “Todo lo que estamos tratando de hacer es elevar la vibración dentro de una pequeña comunidad, a una más grande, que con suerte puede tener efectos en cadena en todo el mundo. Y eso puede ocurrir cuando las personas están funcionando al máximo, se han reiniciado y se siente bien consigo mismas”.

Eso va a requerir mucho dinero. Shah calcula que con una molécula, MDMA, en la Fase 3 final de los ensayos clínicos y entre 18 y 20 más en la Fase 2, se necesitarán entre 30.000 millones y 40.000 millones de dólares en fondos para que todos logren la aprobación.

Shah da la bienvenida a las grandes farmacéuticas e instituciones para que entren en escena con el fin de difundir el evangelio químico a lo largo y ancho. Ve el potencial financiero y terapéutico de los psicodélicos no en el modelo del cannabis, que haría que los psicodélicos estuvieran ampliamente disponibles para su compra al por menor, sino en el modo farmacéutico: psicodélicos como medicamentos recetados, con derechos de patente, administrados en entornos médicos.

“Cuando me preguntan, ¿cuál es el santo grial aquí? Sería feliz si un día en un futuro no muy lejano”, expresó Shah, “pudiéramos conversar con nuestros vecinos, amigos o familiares para decir, oh, por cierto, no puedo asistir a la fiesta de mañana, porque tengo mis sesiones semestrales en una clínica para conseguir mi restablecimiento”.

Existe una razón por la que un fondo advenedizo como Noetic puede reclamar el primer puesto en la industria. El producto que la mayoría de las empresas psicodélicas esperan vender es, por el momento, muy ilegal. Incluso si una droga como el MDMA o la psilocibina obtuviera la aprobación de la FDA para un protocolo específico en los próximos años, la DEA tendría que retirarlo de la Lista 1 de la Ley de Sustancias Controladas. Los estados pueden despenalizar los compuestos mientras tanto, pero al igual que ocurrió con el cannabis, operar en un área gris implica un riesgo regulatorio.

La complicada química de inventar y patentar nuevas moléculas psicodélicas enturbia aún más las aguas, y el espectro de las estafas (compañías que afirman tener un nuevo psicodélico protegido por patente en proceso sin mucha ciencia que las respalde) se cierne en segundo plano. Los fondos de capital de riesgo más consolidados y los actores más importantes en el mundo de la inversión privada e institucional se han mantenido en gran medida al margen de la psicodelia hasta la fecha.

En menos de dos años, Noetic se ha ganado la reputación de ser los mayores estadistas de la comunidad de inversores psicodélicos, en contraste con los buscadores de tesoros que se han amontonado en el espacio desde las escenas del cannabis y las criptomonedas en busca del próximo gran generador de dinero al borde de la legalidad.

Noetic está “considerada como una de las instituciones más reservadas” en la lucha, dijo Liana Gillooly, que trabaja en la recaudación de fondos y el desarrollo de negocios en la Asociación Multidisciplinaria de Estudios Psicodélicos.

Gran parte del ruido de las nuevas compañías psicodélicas se basa en el trabajo pionero que surge de MAPS, que ha liderado la investigación sobre la psicoterapia asistida por MDMA. En 2020, recaudó $30 millones para llevar a cabo la siguiente fase de ensayos clínicos necesarios para obtener la aprobación de la FDA.

Si su terapia asistida con MDMA finaliza sus ensayos clínicos y obtiene la aprobación de la FDA, como se espera, en los próximos dos años, MAPS tendrá los derechos exclusivos de fabricación y distribución de MDMA médico durante años, y está estudiando la posibilidad de crear su propia red de clínicas. Pero Shah ha realizado una serie de inversiones clave en este campo, dijo Gillooly, y está bien posicionado para influir y beneficiarse de la próxima oleada de empresas psicodélicas autorizadas que están en proceso de aprobación por la FDA. (La psilocibina le sigue de cerca como tratamiento de la depresión).

Los inversores de un típico fondo de capital de riesgo, conocidos como socios limitados (LP, por sus siglas en inglés), no cotizan en bolsa, y su identidad suele ser considerada un secreto comercial por los administradores del fondo, que cultivan las relaciones con los LP durante décadas.

Pero los socios limitados de Noetic accedieron a hablar con The Times porque creían, al igual que Shah, que invertir abiertamente en psicodélicos podía ayudar al mundo eliminando el estigma, y ayudar a sus inversiones normalizando los modelos de negocio de las empresas en las que invierten. Decenas de personas, organizaciones y oficinas familiares han comprado en los dos fondos existentes de Noetic, entre ellos algunos en Los Ángeles.

Michael Makhinson, psiquiatra del Centro Médico Harbor-UCLA de Torrance, dijo que empezó a investigar la terapia psicodélica “como psiquiatra frustrado por el estado del campo y la terapéutica actual”.

Después de años de ver resultados decepcionantes con la medicación psiquiátrica existente, Makhinson comenzó a leer la nueva investigación psicodélica, “y encontró su eficacia simplemente innegable”.

Presentado a Shah por colegas, a Makhinson le gustó que estuviera “favoreciendo la ruta reguladora de la FDA sobre la ruta de Oregón”, donde los votantes del estado legalizaron la psilocibina para un amplio uso medicinal, y la inversión de Shah en “no solo plantar capital, sino influir en la dirección del campo, de ser central en la creación misma”.

Mushrooms are grown in a container.
Una medida electoral de 2020 en Oregón legalizó la psilocibina de los hongos para uso medicinal, pero el inversor de Noetic Fund Michael Makhinson prefiere que los regule la FDA.
(Peter Dejong/AP)

“Este campo todavía tiene grandes barreras que superar, incluso entre psiquiatras y psicólogos”, dijo Makhinson. “Creo que la mayoría sigue despreciando los psicodélicos por considerarlos potencialmente dañinos y por representar un resabio de un experimento social fallido en la década de 1960”.

Jared Underwood llegó a Shah a través de la red de ayahuasca.

El financiero de Hollywood, que ha producido películas como “John Wick” y “The Trial of the Chicago 7” a través de su compañía, Aperture Media Partners, tuvo su propia experiencia de cambio de vida en la selva hace unos años, y financió un documental de 2019 sobre la experiencia de la ayahuasca, “The Medicine”. Uno de los temas de su documental ya era cercano a Shah: el escritor de historia mística Graham Hancock fue el hombre que invitó a Shah a Brasil para su primera experiencia psicodélica.

Hancock hizo la presentación, y Shah así como Underwood estrecharon lazos por su sentimiento compartido de transformación. “Es difícil explicarle a alguien sin sentir que está pensando en silencio que estás loco”, dijo Underwood. “Pero una vez que otra persona lo ha experimentado, es como si fueran almas gemelas”.

“No hay nada como tener una experiencia de primera mano de los poderes transformadores de los psicodélicos para que te interesen también desde el punto de vista de la inversión”, añadió.

Después de más de una década de viaje por los reinos psicodélicos, Shah señaló que puede ver que la conciencia empieza a extenderse más ampliamente, incluso dentro de su propia casa.

A lo largo de la última década, comentó Shah, su esposa había llegado a apreciar el impacto positivo de la vida psicodélica en él, pero aun así “no lo aprobaba”. Pero en los últimos meses, gracias a la avalancha de prometedores resultados de investigación publicados y al crecimiento de la industria, está empezando a cambiar de opinión.

“Para ella, todo este ejercicio de lo que sucedió conmigo en 2009”, dijo Shah, “ahora todo tiene sentido”.

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