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Bajas calificaciones, aprendizaje estancado: los estudiantes de L.A. ‘necesitan ayuda ahora mismo’, según un análisis de The Times

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Tristán Gamboa, alumna de último año de la preparatoria Abraham Lincoln, regresó al campus en agosto, con la esperanza de mejorar sus calificaciones a tiempo para la universidad.
(Al Seib / Los Angeles Times)
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Skyla Fuentes, estudiante de tercer año de la preparatoria Mendez High School, en Boyle Heights, quiere ser abogada: sueña con asistir a UC San Diego y luego a Pepperdine, a la escuela de leyes.

Pero durante el otoño de su segundo año, ella y sus abuelos enfermaron de COVID-19. Durante semanas, ella se acostaba junto a su abuelo y lo tranquilizaba mientras él luchaba por respirar, rezando para que no muriera. Era difícil simplemente despertarse por la mañana, y a menudo se perdía sus clases en línea. Pasó de obtener calificaciones A y B a reprobar todas sus asignaturas.

Cuando el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD) le ofreció más tiempo para mejorar sus notas, Skyla trabajó durante días para completar sus tareas, diciéndose a sí misma: “Tengo que hacerlo por mi familia” y por los maestros, que estaban “luchando por nosotros”. Así, terminó con A en todas sus materias.

Ahora, otra vez en la escuela, nuevamente tiene dificultades para mantenerse al día con las demandas de un horario riguroso que incluye precálculo e inglés avanzado. “Honestamente, no me siento preparada”, expresó. “Debido al lapso de dos años que no estuvimos en el campus, siento que perdí muchos de los conocimientos que tenía en ese entonces”.

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Socially-distanced students wait to enter campus
Skyla Fuentes, una estudiante que cursa su tercer año en Mendez High School, llega al campus para una prueba de COVID.
(Al Seib / Los Angeles Times)

Durante meses, los educadores han advertido sobre los efectos devastadores que la pandemia y el cierre de escuelas tendrían en el progreso académico de los alumnos. Pero un análisis de datos de Los Angeles Times, el primero en su tipo, ofrece una evaluación particularmente alarmante del impacto en los estudiantes de Los Ángeles, que muestra caídas profundas en los puntajes de las evaluaciones o por debajo del nivel de grado en áreas clave de aprendizaje. Los niños negros, latinos y otros jóvenes vulnerables se han visto particularmente afectados.

El análisis mostró:

  • La brecha en las calificaciones que existía antes de la pandemia entre los estudiantes negros y latinos y sus contrapartes blancos y asiáticos se amplió hasta 21 puntos porcentuales.
  • Los puntajes de lectura de primaria cayeron 7 puntos porcentuales en general, mientras que la brecha entre los estudiantes negros y latinos y los compañeros de clase blancos y asiáticos aumentó a 26 puntos porcentuales o más.
  • Más de 200.000 estudiantes no están alcanzando las metas de nivel de grado en matemáticas y lectura.

El análisis destaca los desafíos futuros para los maestros de L.A. a medida que los estudiantes regresan a las aulas y enfrentan necesidades sin precedentes. “Tenemos que solucionar esto”, destacó la miembro de la junta escolar Tanya Ortiz Franklin. “Las oportunidades disponibles para los alumnos que históricamente han sido más marginados por los sistemas de poder son exactamente en lo que debemos enfocarnos”.

Pero, agregó Ortiz Franklin, el sistema está estresado.

“Podríamos estar en la cúspide de cerrar estas brechas de oportunidades para los niños si todo lo que tuviéramos que hacer fuera concentrarnos en la instrucción, pero como también tenemos que enfocarnos en la pandemia y el funcionamiento, es un verdadero desafío poder realizar ambas cosas a la vez, y hacerlas bien”, destacó.

Para Skyla, la pandemia todavía se siente pesada. Pero está decidida a seguir avanzando para no quedarse atrás cuando llegue su último año.

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Skyla Fuentes, estudiante de tercer año en Mendez High School, en Los Ángeles.
(Al Seib / Los Angeles Times)

“Es mi penúltimo año”, comentó. “Tengo que estar enfocada”.

El esfuerzo masivo de recuperación educativa que se está llevando a cabo en el segundo distrito escolar más grande del país sigue a un año y medio de agitación sin precedentes.

Cuando las escuelas cerraron sus puertas, el distrito luchó por acabar con la brecha digital masiva y virar hacia el aprendizaje en línea, mientras que las familias en algunas de las áreas más pobres de la ciudad enfrentaban dificultades de vida o muerte por el coronavirus.

Concentrándose en la seguridad, el distrito tardó más en reabrir escuelas en comparación con otros y aprovechó de manera limitada las reglas estatales que le permitían traer a los estudiantes vulnerables al campus. Durante meses, requirió menos minutos de instrucción en línea en vivo que muchos otros sistemas escolares, un acuerdo forjado con el sindicato de maestros para brindar flexibilidad a todos durante la emergencia pandémica.

Cuando el distrito comenzó a reabrir las escuelas, en abril, la asistencia presencial fue baja, especialmente en las preparatorias, donde los estudiantes estaban limitados a tomar clases en línea desde el campus.

The Times examinó los datos desde el año escolar prepandémico 2018-2019 hasta la primavera de 2021, junto con los datos preliminares de la evaluación de otoño.

Esas evaluaciones incluyen las pruebas de lectura y matemáticas Renaissance Star para estudiantes de preparatoria, y las pruebas Dibels y Edulastic para los puntos de referencia de lectura y matemáticas de primaria. Los funcionarios del distrito confían en los datos de los exámenes para anticipar si los alumnos están en camino de dominar habilidades de lectura y matemáticas, o si necesitan ayuda adicional. “Lo que nos interesa, incluso si se trata de datos que no parecen tan prometedores como nos gustaría, es saber que son predictivos y que tenemos meses por delante para cambiar la trayectoria de esos datos”, declaró Alison Yoshimoto-Towery, directora académica del distrito, durante una reunión reciente de la junta. “Tenemos una subida empinada para ponernos al día hasta fines de año, pero preferimos saberlo ahora”.

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Calificaciones

En todas las etnias, las calificaciones disminuyeron a medida que los estudiantes que anteriormente habían obtenido A, B y C comenzaron a obtener D y F.

Pero aquellos que estaban más atrasados antes de la pandemia experimentaron mayores bajas de notas. Por ejemplo, el porcentaje de A, B y C que obtuvieron los estudiantes latinos en la primavera de 2021 se redujo en más de 10 puntos porcentuales en comparación con el otoño prepandémico de 2019, de aproximadamente 79% a 68%. Los aprendices de inglés vieron una caída de 12 puntos porcentuales, del 70% al 58%.

Los alumnos blancos y asiáticos también vieron caer las calificaciones, pero aproximadamente la mitad de la tasa de los latinos. Para los estudiantes asiáticos, eso significa que el porcentaje de A, B y C pasó del 94% en el otoño de 2019 al 90% en la primavera de 2021. Para sus pares blancos, pasó del 89% al 84%.

Para los estudiantes negros, la caída fue de casi 6 puntos porcentuales. Aproximadamente el 76% de las calificaciones obtenidas en el otoño de 2019 fueron A, B y C, en comparación con el 70% en la primavera de 2021.

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Los funcionarios del distrito ordenaron recientemente a los maestros que continúen brindando a aquellos que obtienen D y F oportunidades adicionales para mejorar sus calificaciones, alegando que las políticas de calificación tradicionales “perpetúan inadvertidamente las brechas de rendimiento y oportunidades”.

Lectura

Aproximadamente 180.000 estudiantes del Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles que fueron evaluados durante el año académico 2020-2021 no alcanzaron las metas de lectura de nivel de grado, y los datos empeoraron durante la pandemia, según muestran las evaluaciones.

Casi el 90% de los estudiantes de primaria rindieron la evaluación Dibels 8 en varios momentos del año escolar, comenzando algunos meses antes del cierre de las escuelas y siguiendo hasta el año académico 2020-2021. La evaluación ayuda a los maestros a comprender qué tan bien están adquiriendo habilidades de alfabetización los alumnos, y si podrían necesitar ayuda adicional.

En los grados de primaria, en los meses previos al cierre de las escuelas durante el año escolar 2019-2020, aproximadamente el 56% de todos los estudiantes del LAUSD alcanzaron las metas de lectura de nivel de grado. Cuando fueron evaluados a mediados del año escolar 2020-2021, que se desarrolló casi en su totalidad en línea, aproximadamente el 49% cumplía con los puntos de referencia.

Para los alumnos de primaria negros y latinos, que representan el 81% de todos los estudiantes del Distrito Escolar Unificado de L.A., aproximadamente la mitad cumplió con las metas del nivel de grado antes de la pandemia. Cuando se evaluaron a mediados del año escolar 2020-2021, esa tasa había caído 6 y 8 puntos porcentuales adicionales, respectivamente.

En cifras brutas, las tasas de 2020-2021 representan a más de 100.000 estudiantes de primaria que no alcanzan las metas de nivel de grado en lectura.

Los estudiantes blancos y asiáticos, que antes de la pandemia eran significativamente más propensos a cumplir con las metas, solo vieron caídas graduales o tuvieron resultados prácticamente estables durante el cierre de las escuelas.

El distrito dio a conocer los resultados preliminares de las evaluaciones de lectura Dibels para el otoño del año escolar actual a fines del mes pasado. Un poco más de la mitad de todos los alumnos habían sido evaluados para el 21 de septiembre y la tendencia inicial mostró números similares, con una caída adicional en la tasa general de estudiantes que alcanzaron las metas de nivel de grado.

Para los alumnos de nivel medio y preparatoria, que fueron evaluados mediante la prueba Renaissance Star Reading, los números fueron aún más pronunciados.

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Aproximadamente el 70% de los estudiantes negros y latinos estaban por debajo del nivel de grado y probablemente necesitaban intervención. Mientras tanto, la mayoría de los estudiantes blancos y asiáticos estaban a nivel de grado o por encima de él.

La prueba se administró a poco más de la mitad de todos los alumnos de secundaria durante el año escolar 2020-2021. Sin embargo, no se dispone de datos comparativos previos a la pandemia porque la prueba se adoptó recientemente para cumplir con los requisitos estatales para evaluar a los alumnos durante la pandemia.

Matemáticas

Las evaluaciones de matemáticas también mostraron que cientos de miles de estudiantes no alcanzaron las metas de nivel de grado.

El examen de matemáticas Edulastic se administró a casi el 90% de los alumnos de primaria durante los períodos que comenzaron en el año escolar 2020-2021, cuando la instrucción fue principalmente en línea. También fue adoptado por el distrito para cumplir con los requisitos estatales de evaluación a estudiantes cuando se cancelaron otras pruebas estandarizadas. Por eso, las comparaciones prepandémicas no son posibles.

En el nivel de primaria, aproximadamente el 21% de todos los estudiantes que fueron evaluados hacia el final del año escolar 2020-2021 cumplían con las metas del nivel de grado.

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Para los estudiantes negros y latinos, fue menos del 18%, en comparación con aproximadamente el 43% de los estudiantes asiáticos y el 34% de los alumnos blancos.

En los rangos de la escuela intermedia y preparatoria, más del 75% de los educandos negros y latinos que tomaron la prueba Renaissance Star Math al final del año escolar 2020-2021 estaban por debajo del nivel de grado, y probablemente necesitaban de alguna intervención.

La mayoría de los estudiantes blancos y asiáticos estaban a nivel de grado o por encima de él.

Nuevamente, no se dispone de datos comparativos prepandémicos para alumnos de escuelas primarias y secundarias.

Hacia la universidad

Durante el año escolar 2018-2019, cerca del 59% de los estudiantes cumplieron con los requisitos de admisión de la Universidad de California y la Universidad Estatal de California. Para la clase de 2022, aproximadamente el 46% de los alumnos están en camino de cumplir con los requisitos, con una brecha de 17 puntos porcentuales o más entre los estudiantes negros y latinos y los blancos y asiáticos. Los funcionarios esperan que más alumnos de último año cumplan con los requisitos antes del final del ciclo lectivo.

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Los expertos en educación advierten que las evaluaciones y las calificaciones no muestran una imagen completa de las habilidades de los estudiantes. Algunos padres y el sindicato de maestros de Los Ángeles se opusieron a lo que describen como una sobrevaloración de los alumnos durante la pandemia, alegando que los maestros deberían concentrarse en la instrucción, no en las pruebas.

Para otros es vital utilizar los datos para comprender cómo ayudar a los estudiantes. “Nuestros niños no pueden darse el lujo de perder un año más porque no sabemos de dónde están comenzando”, destacó Ana Ponce, directora ejecutiva del grupo local de defensa Great Public Schools Now. “Algunos de nuestros estudiantes van a necesitar más apoyo que otros para retomar el rumbo. Y solo podemos conocer los verdaderos impactos a través de los datos”.

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El director Marcos Hernández, a la derecha, del Ochoa Learning Center, saluda a Marvin Céspedes, de 13 años, a la izquierda, después de una visita a la casa de la familia en agosto.
(Francine Orr / Los Angeles Times)

Una oportunidad para el cambio

Incluso antes de que los alumnos regresaran al campus, en agosto, el director Marcos Hernández, del Ellen Ochoa Learning Center, una escuela K-8 en Bell, se propuso visitar a tres familias por día.

Al menos ocho de sus 1.300 estudiantes perdieron a un padre durante la pandemia. Casi todos los alumnos de la escuela son latinos, provienen de familias de bajos ingresos y están luchando como nunca antes.

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El objetivo de la escuela ahora -así como en todo el distrito- es “acelerar el aprendizaje” en lugar de remediarlo, comentó Hernández. Es decir, los maestros deben seguir enseñando los estándares para su nivel de grado, abordando lo que se perdió anteriormente cuando sea necesario para completar el trabajo del nivel de grado.

El enfoque tiene como objetivo evitar que los estudiantes se rezaguen aún más. “Eso es lo que les da equidad”, destacó Hernández, quien agregó que no será fácil. “De alguna manera, esto será más difícil que cerrar”, expresó.

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El director Marcos Hernández, a la izquierda, del Ochoa Learning Center, hizo una visita a domicilio a Marvin Céspedes, de 13 años, y su madre, Mayquell Morales, para ayudarlos a prepararse para el regreso al campus.
(Francine Orr / Los Angeles Times)

“Tenemos que hacer que nuestros estudiantes dominen los estándares y obtengan apoyo adicional al mismo tiempo”, remarcó Hernández. “Ese es el desafío, ¿verdad?”.

Con un presupuesto suplementario este año que es aproximadamente el doble de lo que era en años anteriores, el dinero no es el obstáculo. “No puedo decirles que no tenía los fondos para hacer lo debido en pos de que mis estudiantes triunfaran”, dijo.

Pero los educadores todavía sienten la presión. Además de tratar de educar a los alumnos académicamente, los funcionarios escolares también tienen la tarea de supervisar protocolos de seguridad elaborados y que requieren mucho tiempo. “Debemos gestionar todos los casos, rastreo de contactos, pruebas […] detección, desinfección y así sucesivamente. Y estamos vacunando al personal y a los estudiantes”, destacó.

Al mismo tiempo, agregó, “es necesario tener un plan de instrucción agresivo que ofrecer a nuestros jóvenes”.

“No podemos llegar al final del año y decir: ‘Sí, pudimos hacer pruebas y vacunar, pero todavía existe una brecha entre nuestros estudiantes’”, comentó Hernández. “Tenemos que llegar al final del año y decir: ‘Sí, los mantuvimos a salvo, pero también crecieron académicamente’. Ese tiene que ser nuestro imperativo”.

El distrito se ha beneficiado de un presupuesto récord de $20 mil millones este año, que incluye miles de millones en fondos de ayuda por el COVID-19.

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Como parte de sus esfuerzos para abordar las brechas de aprendizaje, asignó $125 millones a fin de impulsar el rendimiento de los estudiantes afroamericanos, una parte de los cuales se utilizará para ofrecer apoyo e intervención adicionales destinados a cerrar las brechas académicas en lectura y matemáticas. Y también designó cientos de millones para escuelas con grandes necesidades.

Asimismo, comprometió $45 millones para tutorías, que algunos expertos en educación señalan como cada vez más efectivo para ayudar a los estudiantes desatendidos a ponerse al día, cuando las ofrecen educadores bien calificados, trabajando de forma individual o con pequeños grupos de alumnos.

El LAUSD no tiene datos de todo el distrito sobre la cantidad de estudiantes que actualmente reciben tutoría porque los programas se administran a nivel escolar.

Los funcionarios también comprometieron $300 millones para los programas de intervención en matemáticas y alfabetización Primary Promise del distrito, que ofrecen a grupos pequeños de tres a cinco estudiantes 30 minutos de intervención diaria. Un programa piloto de lectura que se ofreció el año pasado condujo a grandes avances en el dominio de la lectura, afirmaron funcionarios del distrito.

Las escuelas con porcentajes más altos de alumnos que no alcanzaron los puntos de referencia del nivel de grado recibieron más fondos para contratar maestros de intervención.

“En realidad, estamos redoblando apuestas”, comentó Yoshimoto-Towery. “No le daremos a todas las escuelas primarias un maestro de lectura. Le damos dos a algunas, y a otras dos profesores de lectura y uno de matemáticas. Y todo eso se enfoca en no obtener el mismo tipo de datos que teníamos antes de la pandemia”.

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“Creo que se lo debemos a los estudiantes y las comunidades que históricamente han estado desatendidos. Debemos pensar, trabajar y llegar a ellas de manera diferente”, agregó.

Incluso con abundancia de dinero, el distrito hasta ahora se vio obstaculizado por una escasez de maestros en todo el estado y está tratando de llenar más de 600 vacantes de profesores, casi la mitad de las cuales se encuentran en sus escuelas de alta necesidad. El programa Primary Promise tiene cientos de puestos vacantes para docentes.

Miguel Domínguez, del grupo de defensa Community Coalition, se siente alentado por algunas de las medidas que tomó el distrito, como la asignación de fondos adicionales a las escuelas con las mayores necesidades, pero aún está esperando ver si las acciones llegarán lo suficientemente lejos para aumentar significativamente el logro. “Tenemos una oportunidad histórica”, comentó Domínguez. “Y realmente no se trata de pensar cómo volvemos a la normalidad, sino de cómo lo hacemos mejor. Si hubiéramos tomado estas decisiones de equidad antes del COVID, muchas familias no habrían estado en la situación en la que se encontraban”.

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Tristán Gamboa carga sus libros en su último año en la preparatoria Abraham Lincoln High School.
(Al Seib /Los Angeles Times)

Para estudiantes como Tristán Gamboa, de 17 años, sacar mejores calificaciones es una prioridad este otoño. Esta alumna de último año que sueña con asistir a una universidad de Cal State ha estado trabajando arduamente para recuperar esas calificaciones que bajaron durante el cierre de las escuelas.

Tristán terminó su tercer año de aprendizaje remoto con un GPA de 1.6. Este verano, se inscribió en dos clases presenciales y prosperó; obtuvo A en ambas.

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Ahora está de regreso en el campus para su último año en Lincoln High School, en Lincoln Heights, decidida a seguir mejorando su GPA a tiempo para la universidad. Pero es un trabajo pesado con solo un par de meses antes del final del semestre. “Nunca había tenido tanta tarea”, reconoció.

Ada Mendoza es una de los muchos padres que están ansiosos y dicen que sus niños necesitan ayuda urgente. Su hijo, que ahora tiene ocho años, era un estudiante sobresaliente en primer grado cuando las escuelas cerraron sus puertas.

Ahora está en tercer grado, un momento en que los educadores señalan como crucial para que los estudiantes se conviertan en lectores competentes, y Mendoza ve el profundo vacío en su aprendizaje. “Lo puse a escribir y no recuerda las letras”, comentó. “Le pido que lea y me dice que no recuerda cómo hacerlo. Necesitamos ayuda ahora mismo”, enfatizó.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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