California considera imponer multas de $500 a quienes desperdicien agua, mientras la sequía empeora y el consumo no se reduce

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A medida que California se hunde más en la sequía, los funcionarios se sienten más preocupados por la disminución del suministro y la respuesta deslucida del público a los pedidos de conservación del agua; se estima que los residentes en los últimos meses no cumplieron con la solicitud del gobernador Gavin Newsom de una reducción voluntaria de uso del 15%.
Ahora, mientras el oeste del país se acerca a la crisis, los reguladores estatales del agua están considerando adoptar pautas de emergencia que prohibirán ciertas acciones, para intentar reducir el desperdicio y conservar el suministro.
Corrección:
7:18 a.m. dic. 9, 2021An earlier version of this article said that Los Angeles uses about 7 million acre-feet of water per year. The state of California uses that much water annually, not including for agricultural or environmental purposes.
De aprobarse, la propuesta podría marcar el comienzo de una ola de regulaciones que se remontarían a sequías anteriores, además de subrayar la gravedad de la actual.
El martes, el lago Mead, el embalse más grande del país y un salvavidas de Los Ángeles y el oeste, estaba en 1065 pies, o alrededor del 34% de su capacidad, un mínimo casi histórico. Gran parte de California en el mapa del Monitor de sequía de EE.UU lucía preocupantes tonos de rojo. “Estas regulaciones son un poco obvias en este momento”, afirmó Doug Parker, director del Instituto de Recursos Hídricos de California en UC Davis. “Probablemente deberían haberse hecho hace tiempo”.
Gov. Newsom declared a statewide drought emergency Tuesday, as officials announced that Californians reduced water use an average of 5% in August.
Entre las actividades que pueden estar prohibidas se encuentran el lavado de vehículos con mangueras que no tengan boquillas de cierre; el lavado de aceras, entradas para autos o patios -“excepto en los casos en que la salud y la seguridad estén en riesgo”-; el riego de jardines de manera que provoque una escorrentía excesiva y regar el césped dentro de las 48 horas posteriores a una lluvia mensurable.
Para muchos, las medidas parecen un déjà vu, ya que California nuevamente enfrenta la perspectiva de una disminución de los suministros de agua.
En 2014, el entonces gobernador Jerry Brown introdujo prohibiciones similares de riego al comienzo de una sequía inminente. En un año, Brown había instituido recortes obligatorios en el uso del agua en todo el estado, una medida que se considera exitosa y que redujo el consumo en casi un 25%. En medio de los recortes, los céspedes secos y las duchas más breves se convirtieron en algo común en toda la región.
“Avanzar con estas prohibiciones ahora tiene sentido”, comentó Eric Oppenheimer, director adjunto en jefe de la Junta Estatal de Control de Recursos Hídricos. “Creo que es el siguiente paso correcto”.
Según las reglas propuestas, los infractores podrían enfrentar multas de hasta $500 por día. El control provendría de las ciudades, condados y agencias de agua locales.
En particular, las regulaciones evitarían que las asociaciones de propietarios y los gobiernos locales tomen medidas contra los residentes que no cumplan con las políticas de jardinería, como las requeridas por espacios frondosos.
Al calificar las prohibiciones propuestas como “medidas de sentido común”, Oppenheimer destacó que las actividades bajo consideración simplemente “no tienen sentido durante una sequía. Creo que la mayoría de la gente estaría de acuerdo en que no deberíamos regar el césped cuando ha llovido”, señaló.
Water officials from California, Arizona and Nevada are discussing plans to take even less water from the shrinking river and leave it in Lake Mead.
Varios expertos dijeron que las nuevas regulaciones podrían seguir el mismo patrón que las de la sequía anterior, lo cual generaría más restricciones si las condiciones no mejoran. “Creo que es cuestión de tiempo, y pienso que le vamos a pedir más a la gente a parte de esto”, señaló Parker, y añadió que incluso un invierno lluvioso puede ser insuficiente para poner fin a la sequía.
Las restricciones propuestas ahorrarían aproximadamente 100.000 acres-pies de agua, pero un área urbana residencial como Los Ángeles usa alrededor de siete millones de acres-pies por año, precisó.
Es probable que haya más restricciones, agregó Parker, pero “es más fácil implementarlas por etapas en lugar de aplicarlas de un solo golpe para todo el mundo, y demasiado rápido”.
Sin embargo, incluso las restricciones graduales no siempre son bienvenidas. La última propuesta detalla una posible pérdida de ingresos de $100 millones para las agencias estatales de agua. Muchas de esas pérdidas se filtran a los consumidores en forma de recargos o tarifas adicionales, señalaron las autoridades.
En 2016, los proveedores de agua hicieron una exitosa campaña para flexibilizar o eliminar las restricciones de Brown después de la llegada de las lluvias y la nieve, y algunos argumentaron que un enfoque único para todos no funciona en un estado donde las fuentes y suministros regionales varían enormemente.
The resolution calls on residents to step up conservation efforts, but focuses especially on six water agencies that rely on the State Water Project.
Pero la mayoría de las agencias de agua de California están de acuerdo con la última propuesta, destacó Dave Eggerton, director ejecutivo de la Association of California Water Agencies, que representa a más de 460 organizaciones. Eggerton comentó que muchas agencias locales y municipios implementaron voluntariamente algunos de los estándares propuestos o los han llevado aún más lejos. Varias áreas nunca eliminaron las restricciones anteriores en primer lugar. “Medidas como esas son bastante sencillas y tienen sentido en este contexto”, indicó.
Los funcionarios del Departamento de Agua y Energía de Los Ángeles dijeron que su plan de conservación de agua de emergencia, promulgado por primera vez en 1990, incluye casi todas las regulaciones en la propuesta del estado. “El LADWP tiene antecedentes de exigir a los clientes un uso eficiente”, expresó la portavoz de la agencia, Ellen Cheng. Cuando se le preguntó si las pérdidas de ingresos se trasladarían a los consumidores, respondió que aquellos que ahorran agua deberían ver una reducción en sus facturas.
Si bien las medidas son un primer paso lógico, para Eggerton y otros el estado necesita una inversión continua en “un conjunto completo de acciones” más allá de los esfuerzos de conservación, incluido el desarrollo de sistemas de almacenamiento de agua e instalaciones de transporte.
“La realidad es que los impactos del cambio climático ya están aquí, y necesitamos una asociación estatal y federal para invertir, para fortalecer realmente nuestros sistemas”, enfatizó.
Un estudio reciente encontró que la capa de nieve, una de las principales fuentes de agua del estado podrían disminuir significativamente en el estado en tan solo 35 años. “No podemos liberarnos de nuestros desafíos”, señaló Adel Hagekhalil, gerente general y director ejecutivo del Distrito Metropolitano de Agua del Sur de California, que declaró una emergencia por sequía en noviembre. “Necesitamos acciones e inversiones audaces en reciclaje y reutilización, suministro de agua local, sistemas de captura de lluvia y almacenamiento, remediación y recarga de cuencas de agua subterránea y proyectos para generar conectividad y flexibilidad en la forma en que trasladamos el agua”.
New research has found that winters of low snow, or even no snow, could become a regular occurrence in California in as little as 35 years.
En septiembre, Newsom asignó más de $5.000 millones de su paquete climático de $15 mil millones para la respuesta a la sequía y la resiliencia del agua. Este año, el gobernador también pidió a todos los residentes reducir voluntariamente su consumo en un 15%, pero los primeros resultados indicaron una respuesta lenta a esa solicitud.
En septiembre, los californianos redujeron el uso de agua en un 3.9% en comparación con el mismo mes de 2020. Las cifras mejoraron en octubre, y los residentes ahorraron un 13.2% más de agua que en el mismo mes del año pasado, afirmaron las autoridades durante una reunión del martes de la junta estatal del agua. Pero los ahorros acumulados aún están lejos de donde deben estar, remarcó la supervisora de conservación Charlotte Ely a la junta, y agregó: “Tenemos que estar atentos, les pedimos a los californianos que sigan conservando”.
Ellen Hanak, vicepresidenta y directora del Water Policy Center, en el Public Policy Institute of California, comentó que los pedidos voluntarios para reducir el uso de agua este año han sido más desafiantes que en el pasado, en parte porque “esta vez, la gente tiene muchas otras cosas en su mente, además de la sequía”.
Hanak señaló que, según encuestas recientes, los residentes del estado están más preocupados por la pandemia de COVID-19, los costos y la falta de vivienda, entre otros problemas. “Entonces, si se da el caso de que el próximo año resulte seco”, agregó Hanak, “con seguridad habrá muchos más mensajes públicos sobre [la sequía], porque será necesario”.
La junta estatal del agua acepta comentarios públicos por escrito sobre las regulaciones propuestas hasta el 23 de diciembre y votará sobre la medida el 4 de enero.
Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.
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