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Las bandas que roban escaparates se organizan en las redes sociales, afirmó el fiscal general de California

La dueña de una tienda barre los cristales rotos tras robo
Amy Jordan barre vidrios rotos de su boutique, Alone Vintage, que fue atacada por ladrones de tiendas.
(Irfan Khan / Los Angeles Times)
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Fue una escena de caos cuando grupos de jóvenes salieron corriendo de los automóviles a la tienda Louis Vuitton, en Union Square de San Francisco, y huyeron con carteras de lujo, bolsos y ropa de diseñador.

Unos días después, unas 80 personas irrumpieron en el centro comercial Walnut Creek y robaron artículos costosos. Poco más tarde, en el centro comercial Grove, de Los Ángeles, un grupo más pequeño asaltó con mazos un Nordstrom.

Pero el procurador general de California, Rob Bonta, afirmó que los delitos grupales tienen su origen en una especie de crimen organizado. Quienes ingresan en las tiendas son en su mayoría de la tropa, mientras que otros toman las decisiones desde una distancia segura.

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El fiscal principal del estado añadió que se le están dando instrucciones a quienes atacan estas empresas mediante redes sociales, mensajes de texto y chats, que los alertan sobre los bienes más valiosos para robar.

Los artículos robados finalmente se revenden con una ganancia considerable, explicó.

“Los delitos que observamos son del crimen organizado, y se necesitará una estrategia consensuada para detenerlos”, destacó Bonta sobre los episodios de robos a escaparates y una gama más amplia de atracos minoristas que aumentaron en las tiendas de California. “Estas son las personas que piensan en ello, tienen una estrategia, un plan, se enfocan en ciertos lugares, en ciertos momentos; se comunican y actúan en conjunto”.

Sus comentarios sobre la policía intensificaron el patrullaje para combatir los llamados robos de toma de control, que afectaron al estado a principios de este mes. En el centro de Los Ángeles, Bonta organizará una reunión, el martes, de grandes minoristas, mercados en línea y fuerzas del orden para discutir la situación de los atracos minoristas organizados en California y desarrollar estrategias para acabar con ellos.

Representantes de la Asociación de Minoristas de California, la Federación Nacional de Empresas Independientes, Amazon, eBay, Facebook Marketplace, CVS, Gap, Home Depot, Lowe’s, Target, el Grupo de Trabajo contra el Crimen Organizado de la Patrulla de Caminos de California, la Asociación del Sheriff del Estado de California y la Asociación de Jefes de Policía local estarán presente en la reunión.

El fiscal general agregó que las empresas deben jugar un papel en el esfuerzo por combatir estos delitos.

“Los grandes minoristas pueden ayudar […] asegurándose de denunciar el robo, comunicándose con las fuerzas del orden, declarando con anticipación e implementando ciertos tipos de seguridad”, explicó Bonta.

La ola de delitos generó debates no solo acerca de cómo combatirlos, sino también sobre las reformas de la justicia penal que emprendió California, a las que algunos policías atribuyen el aumento de ciertos delitos.

Según Bonta, algunas de las personas que asaltan las tiendas minoristas están armadas con “pistolas, gas pimienta, entre otros arsenales”. Los robos, añade, fueron impulsados por la codicia, no por necesidad. “Es una actividad delictiva organizada para obtener ganancias, y tienen mercados secundarios que toman los bienes robados y los revenden”, explicó. “Pueden hacerlo en el estado, en otros e incluso a nivel internacional”.

Para el fiscal, es importante perseguir a las personas de alto nivel que toman las decisiones, no solo a los que roban físicamente en las tiendas. “Cuando la gente sepa que hay consecuencias […] habrá responsabilidad”, enfatizó Bonta. “Y así es como prevenimos”.

El procurador agregó que primordialmente hay que tratar de evitar que ocurran robos. Una de las cuestiones que busca es atacar a los mercados en línea y las redes sociales que se usan para vender mercancía robada.

Una pandilla descubierta el año pasado en el Área de la Bahía tenía un almacén lleno de bienes por valor de más de 8 millones de dólares, incluidos artículos de alta gama y productos farmacéuticos. Parte de ellos se vendían en el extranjero.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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