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Columna: En el condado de Orange, odiar a Los Ángeles es una obsesión que hasta tiene un hashtag: #NoLAinOC

Fiscal de distrito del condado de Orange, Todd Spitzer
El fiscal de distrito del condado de Orange, Todd Spitzer, habla durante una conferencia de prensa para el lanzamiento del primer programa móvil de crisis de salud mental de Huntington Beach, conocido como “Be Well OC”, en Huntington Beach Civic Center Plaza, el 16 de septiembre.
(Kevin Chang / Daily Pilot)
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El fiscal de distrito del condado de Orange, Todd Spitzer, se presentó a nuestra reunión la semana pasada con el labio superior partido. Un corte de navaja de afeitar, admitió tímidamente, tan profundo como para que se estremeciera por algo de dolor mientras bebía café.

Sin embargo, esa no era la herida autoinfligida por la cual sentí curiosidad. Ante nosotros había una carpeta con un comunicado de prensa para la campaña de reelección de Spitzer que incluía un hashtag acuñado por él mismo: #NoLAinOC (Ningún L.A. en el condado de Orange).

“Mira, qué bien se ve en la pancarta”, expresó con orgullo el padre de dos hijos, de 61 años, en un momento de nuestra conversación, que se prolongó más de una hora. Su dedo barrió las últimas tres letras de su apellido, donde descansaba el eslogan.

No le gustó cuando le dije que me parecía pueril. “No soy un fiscal del estilo ‘hombre de las cavernas’”, insistió, refiriéndose al apodo de los republicanos del condado de Orange en la era de los años 90, que continúan definiendo la peculiar política de la zona. “Bueno, probablemente es así como me entrenaron. Pero he evolucionado”.

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Admití que, al menos, es mejor que su predecesor, Tony Rackauckas, a quien Spitzer derrotó en 2018 a raíz de un escándalo de soplones en la cárcel que anuló docenas de condenas penales y que el Departamento de Justicia de EE.UU sigue investigando.

Pero el hashtag de Spitzer, continué, fue el último agregado a una obsesión de décadas de antigüedad por parte de los residentes del condado de Orange de criticar a Los Ángeles y tildarla de Sodoma, mientras retratan a Orange como un edén perpetuo.

Fue una línea utilizada en 1936, cuando el entonces sheriff del condado de Orange, Logan Jackson, culpó a los “agitadores” angelinos por inspirar a los recolectores de naranjas mexicanos a emprender una huelga que él aplastó sin piedad. Era una táctica empleada en la década de 1950, cuando las familias mexicoamericanas de clase media intentaron integrar las escuelas solo para que los padres blancos lucharan contra ellos hasta llegar a los tribunales.

El espíritu de #NoLAinOC es algo que los políticos del condado de Orange han esgrimido durante la rebelión de Watts, en los disturbios de Los Ángeles de 1992 y en los últimos años, a medida que la falta de vivienda se ha disparado en el sur de California. El insulto cívico incluso apareció recientemente en Anaheim, cuando la ciudad tomó medidas enérgicas contra los vendedores ambulantes de tacos después de responder a las quejas públicas que incluían “por favor, no dejen que Anaheim se convierta en el Este de Los Ángeles o Compton”.

El eslogan de su campaña suena como un insulto racista, le dije a Spitzer. Inmediatamente se opuso a ello: “Se trata de educar a la gente”, remarcó.

¿Y qué lecciones quiere que sepamos? Que Los Ángeles es menos seguro que el condado de Orange debido a las políticas izquierdistas del fiscal local, Jorge Gascón. El oponente de Spitzer en la carrera por la procuraduría, Pete Hardin, es un clon de Gascón cuyo principal asesor fue el vocero de Gascón en San Francisco. Una victoria de Hardin, en el mundo de Spitzer, destruiría el paraíso del condado de Orange, que ha defendido asiduamente en sus 30 años como político.

Ah, e insiste en que #NoLAinOC no es un insulto contra Los Ángeles. “¡Me encanta Los Ángeles!”, destacó con una sonrisa genuina. Fue un sentimiento que el nativo de Montebello manifestó de una forma u otra al menos tres veces más durante nuestra charla. “Me eduqué allí. Fui a la UCLA. Ejercí como policía allí… Tiene cultura y excelente comida; una tremenda diversidad y la cultura adecuada, museos y bibliotecas; simplemente, cosas geniales. Pero no puedo soportar lo que está pasando allí”, continuó. “No quiero que eso ocurra aquí”.

#NoLAinOC hizo a muchos torcer los ojos en Orange y más allá, y provocó la misma respuesta: ‘Qué estupidez. Qué agresividad’.

Qué Spitzer…

“¿Por qué no habla de los problemas que tiene en su condado?”, se preguntó Hardin, ex fiscal de Orange, que señaló cómo la oficina del procurador enfrenta múltiples demandas presentadas por sus propios fiscales que alegan que un alto directivo los acosó sexualmente, mientras que Spitzer hizo poco por detener el abuso. “En lugar de ello, habla del delito en Los Ángeles. Tal vez debería mudarse a L.A. y postularse allí”.

Spitzer, de mandíbula cuadrada, bien peinado, encantador e infatigable -quien nunca ha perdido una elección en una carrera que incluyó mandos como miembro de la junta escolar, supervisor del condado de Orange, miembro de la Asamblea estatal y ahora fiscal de distrito- es uno de los políticos más frustrantes del sur de California. Como alguien que ha cubierto su devenir político de forma intermitente durante 20 años, siempre me ha parecido un Eagle Scout de mediana edad que realmente quiere hacer el bien, pero no puede porque sigue teniendo que apagar sus propios incendios.

Orange County Dist. Atty. Todd Spitzer built his career on ‘tough-on-crime’ rhetoric while ignoring racial inequity in the justice system.

Feb. 18, 2021

Es un conservador que durante mucho tiempo ha antagonizado con los republicanos locales criticando a los correligionarios que no son éticos, y que me dijo que la insurrección del Capitolio de EE.UU lo dejó “disgustado tanto por ver en qué se ha convertido mi partido como por la forma en que la gente trata de explicarlo”; sin embargo, permanece en la organización.

Es uno de los principales fiscales que emitió un comunicado el año pasado en el cual decía: “Nosotros, como sociedad, hemos procesado a las personas de color de manera diferente” y admite que su oficina “puede haber consumido” un vaso del Kool-Aid de justicia social que ahora está en las procuradurías a nivel nacional. Pero cuando le dije que algunas de sus políticas (contratar a más mujeres y fiscales de minorías, perseguir a los neonazis, crear unidades de salud mental y reducción de la reincidencia) lo asemejan a un fiscal de distrito progresista, Spitzer bromeó diciendo que a las personas así se las debería llamar “regresivas”, y luego se atribuyó el mérito de haber acuñado ese mal juego de palabras.

Ha aparecido en Fox News y otros medios de noticias de derecha para criticar a Gascón, pero luego se unió a la alianza reformista de fiscales de distrito progresistas de L.A. y aseguró que aceptaría almorzar con él “en dos segundos” porque “me encanta ver que ese tipo tenga éxito”.

Spitzer es el mismo hombre que habla con cariño de su época como profesor de inglés en Roosevelt High en Boyle Heights y Schurr High, en Montebello, y luego dice al mismo tiempo: “Estoy tratando de decir que hay una línea muy clara entre lo que está pasando en el condado de Orange y lo que ocurre en Los Ángeles”.

Quiere hacerse pasar por un narrador ilustrado de la verdad, pero realmente cree en el excepcionalismo del condado de Orange, el culto más absurdo que queda en el sur de California. Nunca hemos sido mejores que nuestros vecinos del norte, especialmente en una época en la que los mismos problemas que afectan a Los Ángeles están muy presentes en O.C.

Somos un condado que cree que la falta de vivienda (un aumento del 41% desde que Spitzer asumió el cargo) solo existe en Santa Ana, donde las ciudades abandonaron a sus personas sin hogar durante décadas hasta que un juez federal les dijo que se hicieran cargo. Las estadísticas del Departamento de Justicia de EE.UU muestran que los ataques con agravantes, los robos de automóviles y los robos en el condado de Orange aumentaron notablemente de 2019 a 2020, el último año del que las autoridades federales tienen estadísticas completas.

Spitzer afirmó que Los Ángeles y San Francisco registraron la migración neta más grande de todas las ciudades de California hasta este momento, en gran parte debido a los procuradores de distrito progresivos, y que el condado de Orange tiene la tasa más baja de todos. “La gente aprecia por lo que estoy luchando”, expresó. “Por eso quieren vivir aquí”.

Sin embargo, un estudio de diciembre realizado por California Policy Lab, con sede en la UC, mostró que el condado de Orange perdió más residentes en la migración neta que los condados de Riverside, San Bernardino y Ventura. Las estadísticas del Departamento de Finanzas de California muestran que el porcentaje de personas que abandonaron el condado de L.A. entre 2020 y 2021 (0.9 %) es solo una décima de punto porcentual más alto que el de Orange. E Irvine, donde Spitzer dijo que los residentes de Los Ángeles “vienen aquí desde allá”, perdió un porcentaje mayor de su población en ese mismo período que la ciudad de L.A.

Cerca del final de nuestra charla, el procurador se secó el labio lesionado por enésima vez (nunca sangró) y me miró con otra sonrisa. Realmente, en serio, no es un loco del condado de Orange. ¡Incluso su familia liberal dejó de comprar uvas durante el boicot de la UFW!

“Vas a tener muchas dificultades para ponerme esa etiqueta”, comentó sonriendo, “porque no soy esa persona”.

Bueno, no tengo que poner etiquetas a nadie cuando lo hacen ellos mismos de manera tan rutinaria e innecesariamente. Como una persona que no sale del mismo tema, como hacen los obsesionados políticos del condado de Orange con Los Ángeles una y otra y otra vez.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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