Chicos de un centro de aprendizaje usan el yoga para apoyar su desarrollo
Mientras el eco de los gritos y carcajadas de los jóvenes estudiantes rebota acompañado de los ruidos de los niños corriendo y jugando en las aulas de la Multicultural Learning Center de Canoga Park, existe un salón en medio de toda esa maratónica jornada que goza de paz y tranquilidad.
Compuesta por chicos de cuatro a seis años de edad, la maestra Andrea Olivares se encarga de dirigir la clase de yoga a sus pupilos con mucha serenidad y armonía.
La instructora argentina utiliza ese deporte para enseñarle a sus estudiantes a contorsionar sus cuerpos y controlar la respiración.
“Me impactó mucho cómo podíamos ayudar a los niños en temprana edad y crear valores en ellos”, dijo Olivares a HOY Deportes, que visitó el centro de aprendizaje para presenciar la clase. “Los padres han notado muchos cambios en los niños: más paciencia, más enfocados”.
Según Olivares, quien ha enseñado yoga en el centro de aprendizaje por seis años, la reacción de los padres ha sido muy buena, además de que ellos transmiten lo que les enseñan en las clases, en sus hogares.
La maestra explicó que durante el último año ha incorporado el mensaje del libro “Ser como un Bambú”, cuyo autor es Ismael Cala.
“Se complementa a lo que hacemos porque aplican las practicas de esa historia”, describió. “Se les enseña a ser pacientes, estar enfocados y se preparan para un mejor futuro”.
Entre los beneficios que la instructora ha visto por implementar el yoga, considera que en “cuestión física les ha servido, porque el sistema inmunológico se fortalece y se vuelven más flexibles y fuertes”.
Prueba de ello es Antonio Borgnine, un exestudiante de yoga, quien aseguró que aún cinco años después de haber tomado las clases, usa esos aprendizajes.
“Hacíamos posiciones sencillas, yo no era muy flexible pero fui mejorando”, recordó el hijo de padre italiano. “Me gustaba mucho porque también me ayudaba a calmarme. Era muy hiperactivo y quería estar corriendo y jugando. Tenía mucha energía”.
Actualmente, su hermano menor, Vincent, de cinco años, hace parte de esa clase.
“Mi hermanito está pasando por lo mismo ahora… él me cuenta mucho de las cosas que hacen y siento la diferencia en él también. A él le encantan las clases y nos ponemos a hacer los ejercicios en la casa”, aseguró Borgnine.
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