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El objetivo de la acusación en el caso Tyler Skaggs es Eric Kay, pero los “otros” causan más preocupación

Tyler Skaggs during a game between the Angels and Texas Rangers at Angel Stadium in June 2018.
(Jayne Kamin-Oncea / Getty Images)

La palabra ‘otros’ es una presencia ominosa en la denuncia penal de Tyler Skaggs, lo que indica que la investigación podría ir mucho más allá del ex empleado de los Angels Eric Kay.

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La palabra flota en el aire como una bola curva que no quiebra: “otros”.

Esa combinación particular de cinco letras apareció siete veces en una declaración jurada en apoyo de una denuncia penal presentada contra Eric Kay, el ex director de comunicaciones de los Angels, acusado el viernes de distribución de fentanilo en relación con la muerte por sobredosis del lanzador Tyler Skaggs.

El término apareció nuevamente en un comunicado de prensa de la Oficina del Fiscal de Estados Unidos para el Distrito Norte de Texas.

La palabra “otros” es una presencia ominosa en estos documentos, lo que plantea la posibilidad de que uno de los episodios más trágicos en la historia de los Angels sea más oscuro de lo que nadie imagina.

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La declaración jurada de un agente especial de la Administración de Control de Drogas describía cómo “Kay, [Skaggs] y otros, se referían a estas píldoras como ‘azules’ o ‘chicos azules’ porque eran de color azul”.

El comunicado de prensa sostenía que la DEA “determinó que el Sr. Kay supuestamente repartía regularmente las píldoras azules M/30 al Sr. Skaggs y a otros, [distribuyendo] las píldoras en el estadio donde trabajaban”.

La acusación contra Kay, de 45 años, parecía inevitable desde octubre, cuando el querido y veterano empleado de los Angels fue identificado como la fuente de las drogas que mató a Skaggs, de 27 años.

Pero hay más que angustia por las vidas afectadas. Los nuevos detalles evocaron una sensación muy mala sobre lo que podría revelarse en los próximos días, semanas y meses.

¿Quiénes son los “otros”? ¿También son jugadores de los Angels? ¿Fue la muerte de Skaggs el resultado de un problema sistémico que existía o existe dentro de la organización?

Sin duda, esa es una posibilidad.

La declaración jurada de siete páginas del agente especial de la DEA, Geoffrey Lindenberg, detalla un intercambio de mensajes de texto entre Skaggs y Kay en la tarde de la muerte del lanzador.

Kay: ¿Cuántas?

Skaggs: solo unas pocas como 5

Kay: palabra

Skaggs: no necesito muchas

Su correspondencia electrónica se reanudó cerca de la medianoche, cuando Skaggs le envió un mensaje de texto a Kay con el número de su habitación.

Skaggs: 469

Skaggs: pasa por aquí

Kay: K

“Según mi formación y experiencia”, decía la declaración jurada de Lindenberg, “creo que [Skaggs] y Kay estaban hablando de drogas, específicamente en este caso, píldoras azules de 30 miligramos de oxicodona”.

Lo casual de sus mensajes indicó que no era la primera vez que Kay le proporcionaba medicamentos a Skaggs. Lindenberg dijo que pudo confirmarlo.

“Durante el curso de esta investigación, me enteré de que [Skaggs] y Kay tenían un historial de transacciones de narcóticos, incluidos varios intercambios en los que Kay adquirió pastillas de oxicodona para [Skaggs] y otras personas de las fuentes de Kay y distribuyó estas pastillas a [Skaggs] y otros”, decía la declaración jurada.

Ahí está esa palabra de nuevo, “otros”.

Si los Angels han confirmado la existencia de “otros” o han descubierto sus identidades, no están compartiendo los detalles. La declaración que publicaron el viernes creó la impresión de que estaban tratando esto más como un problema de responsabilidad que como un posible flagelo organizacional de drogas.

Además de cooperar con la policía y las Grandes Ligas, los Angels dijeron que contrataron a un exfiscal federal para realizar una investigación independiente.

“Nos enteramos de que había un comportamiento inaceptable que no se ajustaba a nuestro código de conducta y tomamos medidas para abordarlo”, decía su declaración. “Nuestra investigación también confirmó que nadie en la gerencia estaba al tanto, o informado, de que algún empleado le proporcionara opioides a ningún jugador, ni que Tyler estuviera usando opioides”.

El punto sobre la falta de conocimiento de la gerencia parecía un contraataque preventivo contra una demanda por homicidio culposo que podría presentar la familia de Skaggs.

Mientras tanto, Joe Maddon, contratado como mánager de los Angels en octubre pasado, parecía que ni siquiera pensaría en la posibilidad de que Skaggs fuera el único consumidor de drogas en el equipo.

“Honestamente, no he sido parte de esta investigación en absoluto”, dijo Maddon en una conferencia de prensa en línea.

El tiempo de Maddon con los Angels nunca coincidió con el de Skaggs, pero como gerente, ¿no quería saber qué estaba pasando en su club, si existía tal problema?

“Créeme”, dijo Maddon. “Sé lo que está pasando en mi club”.

Mencionó cómo se propuso hablar con Andrew Heaney, quien consideraba a Skaggs su mejor amigo.

Pero Maddon pareció menos seguro cuando se le preguntó qué tan seguro estaba de que se había erradicado cualquier problema relacionado con las drogas.

“Eso espero”, dijo Maddon. “No soy un experto, pero no reconozco ningún tipo de problema en este momento”.

Maddon fue inteligente al hablar tan cuidadosamente como lo hizo, teniendo en cuenta una advertencia que Lindenberg hizo en su declaración jurada.

“Dado que la declaración jurada se presenta con el propósito limitado de obtener una orden de arresto”, decía el documento, “no he incluido todos los hechos que conozco sobre esta investigación”.

En otras palabras, prepárate para lo peor. Prepárate para los “otros”. La historia más triste del béisbol podría volverse aún más miserable.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí.

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